lunes, 28 de marzo de 2011

El PAJARO VOLO






Nació junto a un hermoso lago de aguas profundas y tranquilas. Fue protegido y alimentado en el nido, donde nunca faltaba uno de sus padres, él abría su pico demandando su alimento y piando llamaba la atención para que le alimentaran. Sus hermanos más fuertes que él se lo disputaban y sus padres se afanaban incansablemente en salir a buscar más.

Pasaban los días y siempre bajo las alas protectoras de sus progenitores no sintió el frio ni la lluvia y los peligros también fueron ahuyentados. Poco a poco su escuálido y diminuto cuerpo cubierto de una pelusilla gris, se fue llenando de pequeñas y brillantes plumas.

Llegó el momento de abandonar el nido y echar a volar. Su instinto y miedo a lo desconocido le impedía hacerlo, ¿Que peligros le aguardarían allí abajo? Aunque también su pequeño corazón latía fuertemente soñando con grandes aventuras adentrándose en recónditos, misteriosos y alejados terrenos. Un empujón le obligó a con torpes movimientos de las alas intentar remontar el vuelo, pero no consiguió sostener el peso abrumador de su pequeño cuerpo y pese al gran esfuerzo cayó sobre la hierba aún húmeda por las diminutas gotas de rocío. Muchas intentonas y numerosas caídas le fueron preparando para cada vez remontar el vuelo más alto y llegar más lejos.


Y el pájaro libre voló y voló. Alcanzó los picos de los árboles, las cumbres de las montañas, las remontó y se confundió con el cielo, y cuando las tardes se acortaron y el frio apareció, con otros muchos compañeros formó bandadas de hermosas figuras y todos juntos se prepararon para un larguísimo viaje hacía tierras más cálidas La emigración empezó con las aves despegando haciendo un gran frente Y aunque él nunca había emigrado a esas tierras sentía su llamada y no habría distancia ni peligro que no estuviera dispuesto a correr hasta llegar allí, donde sus ancestros, durante millones de años recorriendo el mismo camino habían llegado. Aquél su primer viaje le llevo a través de innumerables paisajes que se sucedían unos a otros. Volaron sobre grandes ciudades contaminadas, maravillando a sus habitantes cuando formaban hermosas figuras siguiendo su ruta. Pasaron por altas montañas de hielos perpetuos, bebieron en las cristalinas aguas de las cascadas y cantarines ríos y se posaron en verdes prados salpicados de numerosas plantas y flores de intensísimos colores que les conferían una belleza que ningún pintor hubiera podido igualar.


Este viaje fue iniciático, una experiencia definitiva, un paso hacía su madurez, la dureza era extrema pero al fin consiguieron llegar a esas tierras cálidas donde pasar el crudo invierno del norte.

Allí se apareó con otros hermosos pájaros y creó confortables nidos donde nutrió y enseñó a su prole a sobrevivir y volar. Pronto volverían otra vez a las tierras del Norte. Pero ahora volveria con la familía que había creado.

lunes, 7 de marzo de 2011

CASA SIN ALMA

He vuelto a casa, esa casa que ya solo son unas cuantas paredes para mí.que antes de que fuera nuestra, hablamos durante muchas horas, de cómo nos gustaría que fuera,
Tú decías que te gustaría de porte aristocrático, que tuviera dos pisos, grandes ventanales con vidrios plomados, un porche con arcadas, donde en verano poder pasar buenos momentos y un pequeño jardín, donde nunca faltaran flores.
Me gustaba escuchar como disfrutabas pensando en la casa de tus sueños. Sonreía y me encargaba de ponerte los pies en el suelo y decirte que tendríamos que conformarnos con algo más sencillo.
Por fin la conseguimos, por supuesto que no era como tu la soñabas, pero desde el primer momento que la vimos los dos supimos que esa era nuestra casa.
Era pequeña, de un solo piso y era evidente que no tenía porte aristocrático o grandes ventanales plomados, pero si tenia un pequeño porche y un cuidado y diminuto jardín.

Hoy por fin me he decidido a entrar en tu habitación, mi mano temblaba cuando giró el picaporte, mi corazón martilleaba en mi cabeza, mis piernas me pesaban como plomo y se negaban a sostenerme. Cuando la puerta cedió, una fuerza extraña se apoderó de mí, algo me envolvió rompiéndome el corazón y sumiendome en la congoja. Ese solitario corazón qué últimamente se ha vuelto más duro y frío que una roca.
Todo esta igual, nada ha cambiado, el libro que leías y tus gafas sobre la mesilla, tus zapatillas asomando por debajo de la cama, la puerta del armario abierta como tu siempre la dejabas, la bata que te compré en nuestro último viaje colgada y dispuesta para envolver tu cuerpo y todo sumido en el tenue perfume de tu cuerpo .
Por un breve momento he creído verte sonriendo aliviada descalzándote después de tu vuelta del trabajo, echando las piernas en alto y tirando los zapatos lejos de ti, luego, has dirigido tu cara sonriente hacía mi y una carcajada de alivio ha salido de tu boca, haciéndome cómplice a mi.
Pero solo ha sido un deseo, tú no estabas, tú ya nunca estarás aquí, en esta habitación, tus cosas persisten, te esperan, han quedado posadas, paradas en el tiempo, pero por mucho que estén ahí, dispuestas para que tu las tomes y las utilices, así quedaran posándose el polvo sobre ellas.
Para mí también se ha parado el tiempo aquí estoy con mis pies clavados en el suelo. Sufriendo porqué jamás podré ver ponerte tus gafas y buscar la pagina del libro que leías, tampoco podré contemplarte cepillándote el pelo mientras hablamos de nuestras cosas,. Ya nunca me reñirás porque dejo la ropa tirada, tampoco entraras mientras me baño y me pasaras con dulzura la esponja por la espalda. Todos esos momentos solo serán un sueño que con el tiempo se irán borrando hasta que por mucho que me esfuerce se desvanezcan.

Estoy roto, no soy nadie ni nada, no importo a nadie y nadie me importa a mí, no veo lo que me rodea, no me importa, todo se ha difuminado, el sol ha desaparecido, todo es gris y triste, la luz al desaparecer se ha llevado con ella las cosas bellas, todo es fealdad. No escucho las voces de los niños, ni los murmullos de los enamorados, ya nadie se cruza en mi camino cuando vago sin rumbo por este erial que se ha vuelto para mí la ciudad. La música ha enmudecido y hasta las estrellas se niegan a salir de noche por no acompañar a una luna menguada y triste. Mi vida se compone de auroras y ocasos.

Te has ido, no lo puedo creer, fueron pocos los días que nos otorgo el destino para poder despedirnos. Ese destino cruel que no nos dejó cumplir nuestros sueños, sueños sencillos: casarnos, tener nuestros hijos, criarlos, verlos crecer y vivir una larga vida juntos. Pero todo se ha truncado.

Aquel fatal día, aquel maldito día, se repite una y otra vez en mi cabeza, no sale de ella, te veo caer como fulminada por un rayo junto a mí, pálida, inerte, flácida como un muñeco de trapo. No me dio tiempo a impedir que cayeras cuando te levante en mis brazos ya no eras tú, el corazón latía pero tu cerebro había explotado como una pompa de jabón. Solo unos pocos días te pude acompañar en esta habitación donde ahora estoy,
Esta habitación y esta casa que solo era un hogar porque estabas tu.Ahora solo son cuatro paredes oprimentes y no puedo soportar que la casa siga igual, pero que tú que era su alma no estés.
Por eso no volveré a esta casa sin alma.

LA AUTORA

LA AUTORA