viernes, 3 de junio de 2011

LOLA




¡Por fin terminaba Julio!



Una vez diera fin el día, Luís podría disfrutar de sus esperadas vacaciones.Hacía mucho calor y toda la jornada le estaba resultando muy angustiosa. Sacó del bolsillo un pañuelo y con parsimonia lo paso por su cara y frente.



No tenía ganas de entablar conversación con ninguno de sus compañeros y por eso se replegó en el asiento esperando que llegara la hora de marchar. Seguro que si alguno se hubiera acercado a él quedaría asombrad0 por el mal aspecto que presentaba, pero Luís se escondía de ellos porque pensaba que le gastarían bromas sobre sus intenciones para las vacaciones y le preguntarían si ya contaba con pareja para los próximo 30 días.



Se abandonó al sentimiento de congoja y desesperación que últimamente no quería abandonarle, no sabia como se había apoderado de él, pero estaba arruinando su vida y cada vez era más fuerte, le había asaltado y cada vez con más frecuencia e intensidad sentía sus garras sobre su corazón.




No tenia ningún motivo para estar así muy al contrario, mañana mismo sería libre para hacer lo que quisiera ¡Un mes! Le parecía imposible, durante ese mes podría hacer una vida diferente, sin sujeción a horarios, frecuentar sitios donde el resto del año por su trabajo tan siquiera le estaba permitido soñar.


Se tomaría algunos días para ir al mar ¿o quizás seria mejor idea la montaña? la verdad es que poco le importaba, al menos por unos días no tendría soportar el tedio de su trabajo, y lo de menos era donde iría a parar.


Pensó en Lola, siempre pensaba en Lola, en sus raros ojos verdes moteados, su cara de niña que cuando el sol se posaba más de lo debido, se llenaba de unas graciosas pecas y que muchas veces él contó para que siempre le pertenecieran cada una de ellas, en su cuerpo algo relleno para los gustos que imperaban, pero que a él le producía una sensación de inalcanzable, por su belleza, a él le gustaba así, cuando la contemplaba desnuda se quedaba sin respiración.


Cuantas veces ese cuerpo fue campo de batalla para su amor, un campo de batalla para disfrute de los dos, donde utilizando todas las argucias del amor la lucha parecía a muerte, pero una muerte dulce. Y al fin exhaustos y satisfechos los dos ejercitos enemigos se sentían el vencedor.



¿Que haría Lola ahora? hace tiempo que lo suyo terminó, era mucha mujer Lola para él, trató de que su amor no terminara en rutina, cada día procuraba introducir algo diferente al anterior, pero la rutina se instaló en sus vidas y el humor de ella empezó a cambiar y ya no fueron cómplices en sus caricias, ya no se buscaban con deseo o con ternura y las horas no pasaban comunes, procaces, estremecidos e inocentes después de la desvergüenza de haberse buscado y encontrado, complices del un delirio. Al final la convivencia dicen que mata el amor y eso fue lo que les ocurrió a ellos.



Lola un día llenó sus maletas y con un ligero beso en la mejilla de Luís abandonó para siempre la casa que había sido testigo de ese amor desmesurado.



Ahora Lola trabajaba en un diario nacional, se codeaba con gente más importante que él ; incluso su apariencia había cambiado, su cara ya no recordaba a una niña traviesa, al contrario sus facciones habían madurado y le otorgaba una belleza casi mágica, irreal, el pelo lo había dejado crecer y caía en melena, lo que le hacia parecer una bella madonna, su figura se había estilizado y siempre vestía ropa de buenas firmas que daban a su cuerpo una rotunda apariencia de mujer atractiva y segura de sí. No obstante no habían perdido la amistad y de vez en cuando salían al cine o a cenar, pero ya nada era igual.



Estos encuentros esporádicos removía recuerdos, al volver a casa una y mil veces recordaba aquellos labios carnosos, aquellos dientes ligeramente irregulares, aquel cuerpo rotundo sin un pequeño resquicio de grasa, momentos de intimidad leyendo o cocinando, emocionados por las peripecias de una película romántica o riendo a carcajadas en otra por los trances tan cómicos por los que pasaban los protagonistas. Esto solo le producía una intensa sensación de perdida y una gran melancolía, por algo que ya nunca volvería a tener



Después de Lola habían pasado varias mujeres por su vida. Mujeres cada una distinta de la otra pero en las que él siempre buscaba a Lola, pero ninguna había llenado el hueco tan inmenso que ella había dejado cuando le abandonó.



Ya nunca más llego a entablar batalla alguna en los distintos cuerpos que acarició, ni se paro a contar pecas o cualquier otra peculiaridad que las hiciera diferente de la anterior, tampoco se sintió triunfador de ninguna batalla amorosa y jamás vio en los ojos la satisfacción del triunfo de ningún amor. Comprendió que todo era efímero que la vida pasaba delante de él y la dejaba pasar. Ya todo le daba igual, ni de los nombres de esas mujeres se acordaba. No volvió a llevar a su casa y a su cama a ninguna mujer.



Su vida se convirtió en una rutina y una rueda de movimiento sin fin, se había convertido en un personaje anodino, en alguien invisible, un personaje en el que nadie reparaba.



¿Tal vez por eso hoy se encontraba así? Había pasado a ser un numero, un hombre gris en medio de la muchedumbre que todos los días se cruzaba con él ¿ O era él el que se cruzaba con esa muchedumbre?




Esa angustia que sentía y que no podía apartar de él, le sumergía en un estado para que el ser humano nunca está preparado... ¡ LA SOLEDAD !




LA AUTORA

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