martes, 2 de octubre de 2018

UN TRABAJO DE RIESGO


Como encontrar trabajo no es nada fácil y mucho menos con el nivel de estudios que yo poseo, pues lo único que encontré y donde no tuvieron demasiados escrúpulos en dármelo fue en la parroquia de San Julián de Maura.  De monaguillo.
Ya sé que no es gran cosa, pero menos es nada.

En esta parroquia existe un grupo de boy scout y el bondadoso párroco para librarse a veces de ellos y que la iglesia quede un día tranquila, ideó  una excursión donde se suponía que harían deporte de riesgo.
Ese día a mí me integraron con el grupo e iba pensando que de lo poco que sabía, lo de deportes de riesgo no entraba.
No introdujeron en tres coches de los 4x4 y después de unos kilómetros los coches empezaron a dar tumbos por unos terrenos que a mí me parecieron que debían asemejarse a los de la luna.
Mi decepción fue tremenda
¿- Que hacíamos allí un grupo de 20 niños con un monitor de 18 años?


Todos estábamos asustados, aquel paisaje nos transportaba
 a películas de terror donde todos los excursionistas terminan exterminados por el loco que habita esos paramos y montañas.

El monitor en un rasgo valiente intentaba animarnos a todos, pero no  lo conseguía y viendo que nadie le secundaba se puso todos los pertrechos y animándonos a seguirlo empezó a escalar. Todos nos quedamos estáticos al pie de esa montaña sin decidirnos.

Cuando llevaba un buen trecho escalado, nos dejó helados un tétrico sonido que venía de la montaña, de la que empezaron a llover piedras y polvo.  Rum...Rum... Rum... Y el monitor fue tragado en un pis pas.

Todos a uno corrimos a poner pies en polvorosa ( nunca mejor dicho) sin preocupamos de nuestro valiente monitor.

Allí quedó hecho picadillo y enterrado bajo toneladas de piedras

R.I.P.  ya no tendrá su familia que preocuparse por los precios de los nichos.

Yo cuando llegue a la civilización fui como un cohete  a colgar el traje de monaguillo, ya que este día había comprendido qué, para lo poco que pagan,  ser monaguillo es un trabajo de riesgo. 

LA AUTORA

LA AUTORA