sábado, 25 de abril de 2009

"CANPAMENTO BACACIONAL"


El tiempo había transcurrido y Manolo no estaba por la labor de volver con la Nena. Para no ser localizado no había vuelto por el trabajo y cuando intentó volver su lascivia genética le había pasado una mala jugada y se encontró con su jefe muy intransigente y rencoroso que nada más verle se fue a por él y si no llega a ser porque ese día estaba de suerte no le salva ni el santo Niño del Remedio.
Los pequeños ahorros de los que dispuso al salir de casa corriendo ya se habían volatilizado y su precaria situación se hacía cada vez más critica.

_ ¡ Señor Manolo… ¡ ¡señor Manolo---¡ abra la puerta, sé muy bien que está encerrado y no le va a servir de nada. Si mañana no veo los colorines de su dinero, despídase… vaya buscando un buen banco o un cajero automático en la Plaza de los Mártires de la Crisis del 2008.

Manolo escondido tras la puerta de su habitación de la Pensión Patro (familiar y comidas caseras a precio económico) llorisqueaba ya que no sabía donde iría a parar con sus huesos.

12 de la mañana, Comedor social “Comedero del beato Arguiniano” mil personas en la cola y Manolo intentando pasar desapercibido.
- ¡Dios mío, qué vergüenza! Si mis ilustres antepasados levantaran la cabeza.
-_¿Espabila “pasmao” y adelanta que la cola se está moviendo.
-Perdone señor, pero comprenda, esta es la primera vez…
-Mira hermano no me cuentes tu vida, suerte la tuya, y luego con voz de conspirador de película, le dice al oído, si no quieres esperar tengo un puesto en la cola que te vendo por 1 euro,
-Para mí lo quisiera yo.
- Una hora más tarde, Manolo por fin puede sentarse a la mesa del Comedor Social. A su derecha un indígena Aymara, a su izquierda una señora con mitones en las manos y sombrero modelo escombrera (o sea directamente del contenedor de basura) enfrente dos negrazos de cerca de 2 metros los cuales le fastidiaron la comida con la pretensión de que les comprara cualquiera de los mil inútiles y horteras cachivaches que llevaban en unas espantosas bolsas.

En un momento de la comida a Manolo le pareció correcto dejar de engullir y dirigir unas palabras a su selecto acompañamiento.
-Estaba yo pensando que puede que alguno de ustedes pudieran indicarme donde pernoctar esta noche, mi situación no es muy boyante y mi obliga a dormir en la calle y la verdad no tengo ni idea de lo que debo hacer.
Los negritos no se enteraron ni “papa” de lo que había dicho y volvieron a intentar venderle alguno de sus artículos.

La señora, después de pensar un rato, y colocándose el sombrero al estilo picador. Estirando el cuello dijo: señor veo que usted es neófito en estas lides, piense que hay una persecución sobre nuestras personas, lo primero que tiene que hacer es procurarse un sombrero modelo cono invertido metálico, nunca…nunca debe usted dejarlo lejos, téngalo siempre a mano porque en cualquier momento los que nos vigilan pueden aparecer para llevarle a su lejano planeta.

Manolo no sabía como responder a la perorata de aquella esperpéntica mujer, estaba dando vueltas a la cabeza para contentarle algo cuando el indígena hablo.
-Señor, me presento : Amancio Yael Tupandi Chevere, he escuchado con atención su situación y debo decirle que estoy a su disposición para guiarle por las procelosas aguas de estos mares revueltos que son nuestras vidas errantes.
-Tengo amigos por toda la ciudad en esta misma situación e incluso yo también estoy en ella y consultaremos para solucionarlo.
Manolo y Amancio Yael , caminan por la calle como si fueran viejos amigos.
-Ya hemos llegado . ¡ Zoel….! ¡ Zoel..!
Aparece un hombre bajito y negruzco y no parece mirar con buenos ojos a Amancio Yael.
-¿Que haces tu por aquí?
-Pues mira este señor … es español y por motivos que no me ha contado se encuentra en la calle. Yo he pensado en ti, tu eres hombre de recursos.
-¿Recursos? Haber eso es lo que yo quiero saber ¿con que recursos cuenta este señor?
Manolo contesta - pues con ninguno, si tuviera no estaría aquí.
-Pues algo tendrá.
-Bueno… como no sea este reloj …
-Zoel, agarra el reloj y lo examina, va… por esto no dan ni cinco euros.
-Bueno.. también tengo esta alianza de oro.
-Verá dijo Zoel , con esto solo le puedo garantizar un par de noches en un campamento vacacional.
-¡Caramba! Dijo Manolo un campamento vacacional, no suena mal, algo es algo.
-En marcha dijo Zoel.
-Oiga, ese campamento ¿ esta muy lejos? ¿es bonito?
-Pronto llegaremos, mire allí a lo lejos ya casi se ve.
-Pero allí solo se ve la autopista.
-No fijese bien ya se ve bien mire… mire….
-Oiga que yo solo veo un puente.
-Ya nos acercamos mire.. mire…
-Manolo no salía de su asombro; allí bajo el puente en la ladera que daba a la autopista, había un enjambre de personas envuelto en sucias mantas y sobre cartones.
-Se volvió hacía Zoel y él muy sonriente le dijo: - Ya hemos llegado.
-Manolo no pudo contener un temblor cuando en un viejo cartón colgado de una viga del puente con letra muy desigual leyó CANPAMENTO BACACIONAL.

martes, 21 de abril de 2009

Colchón de viscolátex natura


El tiempo estaba pasando y el dinero se acabó. Manolo, después de su salida tan poco airosa de su casa tras la terrible impresión que tuvo al ver a la Nena tan horrorosa (después de haberla visto deseable por los efectos de la vacuna amorosa) no se ha había vuelto a pasar por el trabajo.

Al principio no apareció para que la Nena no lo localizara, pero luego no tuvo
más remedio que desaparecer para siempre ya que su jefe le amenazó con llamar a la policía si aparecía por allí. Y gracias que le sujetaron entre dos compañero de trabajo. Manolo no comprendió la inquina de su jefe, total, si solo había faltado 2 meses.

Pero claro, quizá no fue muy buena idea el día en que la mujer de su jefe y él se encontraron y como ninguno tenía nada que hacer, pues se fueron al adosado. Y como una cosa lleva a la otra y la carne es débil y la cama del jefe es “cojonuda”, de esas que anuncian por la tele….. o sea que después de haber hecho un trabajo bastante fino a domicilio el maldito colchón les jugó una mala pasada . Tan a gusto se encontraron que se quedaron dormido hasta que un bufido junto con una traca de feria de Valencia… despertó a Manolo .Una visión de película española de los 70 se reproducía allí. Su jefe apareció de cuerpo presente cerca de la cama con una escopeta de caza en las manos y con toda la intención de dispararla.

A Manolo solo le dio tiempo a tirarse en plancha por la ventana (menos mal que era un adosado y el golpe no fue gran cosa) peor fue esquivar los perdigones que sin piedad le enviaba su ya exjefe.

Por eso a lo mejor no fue una gran idea ir a reclamar el trabajo pasado unos días.
Las disquisiciones que rondaban por el coco de Manolo sobre su porvenir no podían ser peores, pero una cosa no paraba de darle vueltas, su jefe entre juramentos cuando le apuntaba con la escopeta decía entre dientes que mataría a los dos. Esa amenaza hasta a Manolo le parecía razonable pero lo que no termina de comprender es lo que su jefe en semejante situación no paraba de decir………”

- Esto es mi ruina, si los mato voy a la trena y si nos los mato me quedan por pagar 36 mensualidades del maldito colchón de mi oprobio.

LA AUTORA

LA AUTORA