jueves, 31 de diciembre de 2009

LA MÁS BELLA


Era muy afortunada, desde que vio la luz en una aristocrática y hermosa mansión todo habían sido privilegios, desde donde moraba se podía contemplar los hermosos jardines con las plantas más exótica dispuestas en caprichosas formas y combinaciones de colores. Sus fuentes con esculturas de dioses y toda clase de animales en perfecta composición, de donde manaba agua que llenaba preciosas piletas llenas de nenúfares. Lagos de un increible color azúl donde se paseaban cisnes altivos, donde se reflejaban inmensos y raros arboles traídos en barcos que surcaron los mares hasta llegar al más recondito país en busca de el más bello y desconocido. Arriates con primorosas formas .Un precioso laberinto que llevo años su bella ejecución y que una vez terminado eran muy pocos los que se aventuraban por él.

Allí se internaban el príncipe y sus invitados jugando e intentando encontrar el camino a la salida. Sus risas inundaban todo el jardín y llegaban hasta el palacio. Pero de no estar atentos sus constructores, nunca hubieran salido de aquél perfecto laberinto

Preciosas bancadas de lujuriosas plantas, de colores jamás soñados, junto a majestuosas escaleras, le hacían un lugar único, maravilloso.

Montañas de flores blancas semejaban las cumbres de un paisaje nevado.

Faisanes y pavos reales se paseaban y daban más explendor, si esto pudiera ser, al jardin.


Su aroma podría ser la envidia del más exigente perfumista, la mezcla de aquella flores y plantas exoticas, escogidas allí donde nacián , ya fuera en altas e innaccesibles montañas, como en profundas y peligrosas simas. Las pequeñas perlas de agua sobre ellas y el suave viento, producía un olor delicado y embriagante que solo la perfecta conjunción de flores y plantas del jardin podia dar. Pasear por él al arrullo del sonido de las fuentes, envueltos en la fragancia que desprendía ,era lo más parecido a un paseo por el cielo.



Dicen que en dias de primavera cuando el jardín llegaba a todo su explendor su fragancia se expandía por pueblos y ciudades haciendose notar hasta el último y escondido lugar del reino.



Todo como en un hermoso cuento se complementaba para hacer del jardín el más bello que nunca nadie pudiera haber soñado.




Dicen que en la antigüedad Nabucodonosor II rey de Caldea mandó construir a orillas del rió Eufrates para su bella esposa Amytis, unos jardines colgantes que le recordaran las floridas montañas de su tierra natal y mitigaran su pena. Fueron el asombro y la maravilla de todo el mundo por siglos y siglos.

Pero para Ella, la más bella entre las bellas, aquella a la que todo el mundo admiraba, ¡ la única!..,los jardines que el príncipe Alí había mandado construir para su bella prometida, eran los mejores. Despreciaba a los que hablando en voz baja los comparaban con los de Naboconodosor II. ¡Jamás ha habido, ni habrá cosa mas bella que los jardines del principe Alí!


Su soberbia la hacía no estar junto a sus compañeras, las consideraba inferiores, mediocres, todas recibían por igual los mimos y cuidados, eran consideradas como verdaderas reinas, cada día, servidores del príncipe Alí les procuraban lo mejor, cuidaban de ellas, sin omitir ningún detalle.


Algunas compañeras parecían que no querían mostrarse, buscaban el lugar menos expuesto a los demás. Se escondian de las miradas. Ella sabía que era porqué no se sentían bellas. No podián competir y eso las hacía no acercarse mucho.


Pero su belleza era imponderable, quería mostrarla a todo el mundo, quería que la valoraran en todo su esplendor.


Muchas veces al pasar por su lado escuchaba comentarios de personas que quedaban hechizados por su extrema y singular delicadeza de sus perfectas formas.



Siempre erguida y orgullosa... sola, en el lugar perfecto para ser admirada.


Dos sirvientes del príncipe se aproximaban hacía ella.



¡Mirad...mirad ...contemplar mi belleza!...



Sintió un gran desgarro en su bello , fino y esbelto tallo.



Uno de los sirvientes blandiendo unas grandes tijeras lo cortaba.



Solo tuvo tiempo para clavar al intruso una de sus espinas.



Una gota de sangre cayó al suelo junto con la savia de su vida

-¡ Maldita rosa, me ha clavado una espina!



-El príncipe Alí me mandó cortar la más bella rosa del jardín para su prometida.



¡ Esta es!

lunes, 28 de diciembre de 2009

NUEVAS TECNOLOGIAS


Estos días he visitado para hacer las compras de Navidad muchos pequeños y grandes almacenes. Allí buscando regalos he comprobado que este año uno de los regalos más expuestos en los comercio son los libros digitales o ebooks.



Hace tres años que mi hijo me trajo de New York uno de Sony, entonces le costo mucho encontrarlo, tuvo que perder un día de sus vacaciones porque solo lo vendían en la misma casa Sony. Su precio fue de unos 350 o 400€, ahora los que he visto cuesta alrededor de 250€


Este libro desde entonces no se ha separado de mi, debido a una larga enfermedad de mi marido he tenido que pasar muchas horas de médicos y hospitales y su gran capacidad de almacenamiento y su ligero peso lo hace muy útil para poder llevarlo en el bolso. Es de fácil lectura, tiene varios tamaños de letra y su manejo es muy fácil.


Ahora también he descubierto los audio libros, son estupendos, los puedo llevar en mi libro digital y también los tengo en el Ipod, horas y horas de libros relatados, antes me dormia leyendo un libro, ahora me duermo escuchándolo.


También son estupendos para entretener y aprender los podcast, muchas emisoras los tienen y puedes bajarte los programas preferidos y escucharlos donde te venga bien. Por Internet se pueden encontrar estupendos podcast de ciencia, historia, variedades, el Ipod no solo vale para escuchar música.


No puedo dejar de hablar de mi Nintendo DS, lleva conmigo también bastante tiempo y he pasado muchas horas entretenida y agilizando el cerebro, que ya debido a mi edad va a velocidad ralentizada, también la llevo casi siempre conmigo y en cualquier espera me sirve para que se me haga más corta.


Hace unos meses por mi cumpleaños, me regalaron un teléfono LG KM900, táctil e Internet por Wifi, es estupendo tiene mp3, radio, bluetooth, cámara, vídeo y mil cosas más. Ahora me lo querían cambiar por un Iphone que es lo último en teléfono, pero tiene que ser de contrato y yo prefiero el mio que es de tarjeta y no quiero compromiso de contrato con ninguna operadora telefónica.


Y por último que voy a decir de mi ordenador portátil, en mi sala de estar, siempre presente, me lo pasó mi hijo hace años y ya nunca uso el otro ordenador. para mí es mucho mejor no te obliga a estar en una habitación recluida y sola, también en mi sala de estar tengo mi impresora, escaner, fax y cuando necesito usarlo conecto el cable USB ¡y ya esta, trabajo terminado.!


No obstante, sigo comprando y leyendo los libros de papel, son insuperables, su tacto, su olor... abrirlo y ojearlo, leerlo y releerlo. Tengo cientos ya no me caben en casa, hace años que me hice socio de la biblioteca pública, por eso el libro digital me parece estupendo, no abulta y puedes tener muchos libros almacenados.

También hago uso de los crucigramas de siempre, me gustan y me entretienen, otra cosa más que no me falta en el bolso.¡ Por eso me pesa tanto!

¡Bueno! es estupendo que convivan para siempre los libros y pasatiempos de siempre con las nuevas tecnologías.


¡Feliz año 2010 !

miércoles, 23 de diciembre de 2009

FIESTAS NAVIDEÑAS


Estas fiestas me traen sentimientos dispares. Unos son tristes, son muchas las personas queridas que ya faltan en mi vida, personas que lo eran todo para mi y que estos días, si eso es posible todavía las echas mas en falta. Son muchos los huecos que dejaron vacios en nuestra mesa de Navidad. Más aun se llevaron un trocito de nuestro corazón y por eso poco a poco cada vez late más despacio, le cuesta cargar con su ausencia.

Y estos días estamos sensibles a recordar y eso nos duele, nos entristece. Y cuando ya los años pesan son pocas las personas a las que guste las fiestas Navideñas.

Por otro lado tenemos que seguir aquí y nos debemos a los que nos rodean, nuestra tristeza no debemos hacerla cargar a los demás. Hay que salir adelante, tomar una aptitud positiva, valorar lo que aún tenemos, unir a la familia, ir de compras, preparar la mejor cena que sepamos, verter todo el amor que tenemos entre los que están junto a nosotros, y disfrutar de todas las pequeñas cosas junto a nuestros seres queridos.

Estoy agradecida por poder celebrar junto a los mios otra Navidad y arrancar otra hoja del calendario para que el año 2009 de paso al 2010.

Os deseo a todos que no os sintáis solos, que miréis alrededor y que allí estén todos vuestros seres queridos, que ese contacto continué durante todo el año, que la armonía y la concordia sea una constante en vuestras vidas y que la salud nunca os abandone.

¡ Ser felices !

domingo, 20 de diciembre de 2009

ALBERGUE RURAL


Aquel pueblo abandonado, con casas derruidas por el paso del tiempo, conquistadas por vegetaciones donde antes sus moradores habían nacido, vivido sufrido y reído. Algún retrato antiguo colgado de un jirón de pared en pie dejando ver personas con vestimentas de otros tiempos, familias enteras que habían posado para un fotógrafo quizás en momentos alegres

Las paredes con enormes cicatrices por donde se podían ver aún pequeños enseres abandonados por sus dueños. Invadidas por plantas, que mecidas por el viento sus sombras tomaban formas fantasmales, plantas que eran junto con los numerosos roedores, insectos y culebras los únicos habitantes. En sus calles también tomadas por malas hierbas se podía escuchar el sonido del silencio, solamente roto algunas veces por crujidos provenientes de las casas, como si ellas quisieran contar alguna historia que solo ellas sabían. Algún viajero que se había aventurado, deambulando por allí, al sentir estos crujidos en medio del denso silencio un gran miedo les había caladado dentro de ellos los que les hacía abandonar con ligereza la visita del lugar.

Llamaba la atención la falta de aves, ningún pájaro se posaba sobre la vegetación ni volaban por sus cielos. Por eso pasear por aquellas calles con ese silencio denso, inquietante, enervaba los nervios de los pocos que se aventuraban por el pueblo. Nadie sabía la razón del abandono, algunos supusieron que sus moradores marcharon a buscar una vida mejor en grandes ciudades.



Este pueblo era el que compraron Pedro y su mujer Amparo, ellos eran el exponente de dos tríunfadores en sus respectivos trabajos, altos ejecutivos en sus empresas, salarios descomunales y reconocimiento de sus méritos profesionales.

Pero no estaban contentos, sus trabajos le robaban todo el tiempo, vivían para trabajar y a eso quisieron dar fin. Hacía tiempo que soñaban con construir un albergue rural en un sitio tranquilo y regentarlo ellos.


Después de muchos viajes buscando donde llevar acabo su idea, dieron con el pueblo. Junto con el pueblo también compraron una gran extensión de tierras circundantes. El precio que pagaron fue muy bajo, pero las obras a realizar eran cuantiosas y se llevarían todo el dinero del que disponían.


La reconstrucción fue rápida, solamente surgieron algunos problemas en los suministros de los materiales necesario ya que el camino que llevaba al pueblo estaba tomado por la vegetación.


Una vez limpia y asfaltada la carretera todo marchó según lo previsto.


Pasado dos años la fisonomía del pueblo y sus alrededores cambió radicalmente, donde antes solo había pedruscos y malas hierbas ahora un paisaje de bellos caminos bordeados de vallas de maderas rusticas daban paso a estanques llenos de flores y aves, piscinas, pérgolas y miradores, lugares para el descanso. También preciosos caballos dispuestos para hacer rutas por los alrededores.


Muchas de las casas fueron derruidas y las menos fueron restauradas conservando su fisonomía anterior.
Las disposición final de las casas formaban un todo, perdiendo la antigua configuración de pueblo. La capacidad hostelera era pequeña ya que el matrimonio quería regentar el negocio solos.

Ahora se trataba de pequeñas casitas agrupadas alrededor de una mucho más grande la cual servía de sala de estar de los clientes, comedor, recepción y cocina.

Todo había sido preparado con muy buen gusto y dedicación para hacerles las estancias a los huéspedes muy gratas, cálidas y amenas.

Pedro y Amparo se extrañaban que ningún habitante de los pueblos cercanos se hubieran interesado por ver como habían transformado, el ruinoso pueblo.

Habían tratado con diversos comerciantes de pueblos limítrofes con la pretensión de que les suministraran todos lo artículos que ellos fueran precisando, pero sus pretensiones fueron rechazadas sin explicaciones. Tan solo el panadero consistió en pasar por allí y abastecerles.

Cuando pudieron abrir por fin al publico la temporada alta ya había pasado, pasaron un mes sin tener un solo cliente. Se publicitaron en toda clase de agencias y también en periódicos.

Por fin recibieron una llamada de una empresa relacionada con el medio ambiente interesándose por la capacidad y precios ya que pretendían dar un curso a varios empleados de diferentes provincias y pensaban que aquel podía ser un buen lugar. El trato se cerró y en quince días llegarías las personas del curso.
Ya caía la noche cuando los primeros huéspedes empezaron a llegar.


Antonio y Amparo estaban nerviosos eran sus primeros huéspedes y se encontraban un poco desbordados. La empresa que los había contratado tampoco había colaborado mucho al no mandar el listado de las personas que llegarían ya que las habitaciones al ser para dos personas, debian alojar en ellas a personas del mismo sexo.


Ya era entrada la noche en aquel paraje que en medio de la naturaleza resplandecía como un precioso parque de atracciones. a ello contribuían los numerosos focos de luz azul que bordeaban las revueltas del camino que llevaba al albergue rural.

Los huéspedes fueron asignados a sus habitaciones y se fueron retirando a descansar.

Concha fue de los últimos en llegar, venía de otra provincia y se encontraba cansada, su deseo mas ferviente era darse una ducha y meterse en la cama.

-Está es la habitación 9, es una de las que hemos conservado.

Concha observó que allí había una gran cama, junto a ella una pequeña, portátil, las dos perfectamente preparadas.

-De momento usted es la única mujer del cursillo, pero tenemos dudas, en el listado la empresa nos comunica que puede ser que otra cursillista llegue, por eso está preparada otra cama.

Concha despidió a Amparo y se metió en la ducha, escogió la cama más pequeña y se dejó caer en ella. Al momento se durmió.

Despertó sintiendo una presencia junto a su cama, sobresaltada pero soñolienta abrió los ojos y junto a ella se encontraba una muchacha que la miraba muy sorprendida.


Concha comprendió que era la compañera de habitación que Amparo le ha había dicho que se podría presentar.


-¡Buenas noches!- dijo Concha- te he dejado la cama grande yo prefiero esta mas pequeña.

La muchacha no contestó.

Bueno, mañana hablamos, ¡Hasta mañana! y diciendo esto Concha se acurrucó y durmió al instante.

Al llegar la mañana Concha despertó y miró alrededor, se extraño al no ver a su compañera de habitación, y ver que la cama parecía que no había sido ocupada.

Con recelo miró en el cuarto de baño y ni rastro de la muchacha. Se apresuró pues el reloj marcaba ya la hora señalada para el desayuno.Entró en el comedor del albergue.
-¡Buenos días!

-Buenos días, sus compañeros están ya desayunando en aquella mesa.


-¡Gracias! pero prefiero esperar a la muchacha que llegó esta noche.


Amparoy Antonio se miraron angustiados y asustados recordando la historia que el panadero esa misma madrugada les acababa de relatar.

Cuando el panadero llegó Amparo le habló de su estrañeza sobre que ningún comerciante más quisieran venderles sus productos. El panadero después de algunas excusas incoherentes se decidió a contarles el porqué de esa situación.

" La superstición es la clave por lo que los habitantes de la comarca no quieren pisar este lugar

"La historia se remonta a la guerra civil, la noticia del alzamiento en armas de parte del ejercito, todavía no había llegado a este pueblo- entonces las carreteras y comunicaciones eran muy precarias- ese día todo el pueblo estaba de fiesta se celebraba una boda y todos estaban invitados.

Los novios con su mejores galas después de darse el sí, comieron y bailaron junto con familiares, amigos y vecinos, todo era alegría.

Ya entrada la noche entre vivas a los novios se retiraron a su habitación, pocos minutos después, los novios asustados, escucharon ruido de automóviles y gritos de espanto junto lloros y suplicas.

De repente la puerta de la habitación se abrió y tres hombres armados entraron y conminandoles a levantarse de la cama bajo amenazas de las armas, arrastraron al novio mientras le daban toda clase de golpes. Luego se lo llevaron mientras a ella de un culatazo con un arma la dejaron inconsciente .

Mientras por el pueblo gente armada perseguían a todos los hombres y una vez cazados los metían en un camión. Varias de la mujeres que intentaban interceder por ellos fueron salvajemente golpeadas.

Cuando la recién casada recobró la conciencia, salió rápido buscando a su marido, pero solo alcanzó a verlo en uno de los camiones custodiado por aquellos malvados hombres.

-¡No preocuparos por ellos antes del alba estarán muertos!

Y de despedida apretaron sus armas intentando alcanzar a mujeres y niños que despavoridos corrían a buscar refugio

El ruido de los camiones se fue alejando y en el pueblo solo se oyeron lloros y lamentos.

Esa misma noche mujeres heridas junto con sus pequeños hijos abandonaron el lugar para siempre.

Solo la recién casada con la razón perdida, vagó por el pueblo mirando atónita los restos de la fiesta de su boda mezclados con sangre de inocentes.

Volvió a su habitación y allí esa misma noche se ahorcó.

El pueblo quedó abandonado. Desde entonces nadie lo visita
Dicen que solo se pasea por sus calles la recién casada.

Cada noche vuelve a su habitación buscando la felicidad que allí perdió."

sábado, 12 de diciembre de 2009

ADÉLE

Cientos de pobres haitíanos en busca de una vida mejor sucumben tragados en aguas del Golfo de Mejico en su afán por llegar a los Estados Unidos. En su desesperación pierden rumbo en el Paso de Los Vientos y recalan en costas cubanas. La vecindad de Haití con República Dominicana, en la isla de La Española --como se le llamara en tiempos de navegantes a un entonces único territorio—, ha hecho que la República Dominicana históricamente haya sido receptora de emigrantes desde Haití, sobre todo a partir de inicios del siglo XX.


Unos de esos pobres emigrantes fueron Adéle junto con su madre y hermanos esperando sobrevivir en unas condiciones que en su país les estaba vedadas. Maltratados por un padre déspota, malvado y cruel, constantemente borracho, mujeriego que solo volvía a ellos para hacerlos trabajar hasta la extenuación por unas pocas monedas . Después de quitárselas desaparecía por semanas o meses. Al volver las palizas y el maltrato eran compañeros inseparables de sus vidas.


Por las calles de Puerto Príncipe miles de personas famélicas vagaban en busca de un pequeño trabajo para poder llevar algo a la boca, a veces las peleas por un pedazo de comida, terminaba en una tumultuosa pelea donde podía haber heridos incluso muertos. Así era la miserable vida de ellos en Haití.


Un día su padre volvió borracho después de un tiempo desaparecido, comenzó a gritar a su madre y a darla fuertes puñetazos y patadas, la tiró al suelo y sin piedad la pateaba, dejándola casi muerta. Su hermano de 12 años Alfred, intento socorrerla, pero el padre lo cogió por un brazo y como si de un muñeco de trapo se tratara lo elevó del suelo y lo lanzo contra la pared. Alfred ya no vería nunca más la luz del día. Allí acabó su penosa y breve vida, su padre en su brutalidad le había liberado de aquella miserable existencia que le tenía asignada el destino. Después el verdugo se durmió como si para él nunca hubiera sucedido cosa tan deleznable Todos horrorizados lloraron al pobre Alfred. Luego hicieron lo único que estaba a su alcance, fueron a buscar unas maderas con las que pudieran formar un humilde ataúd, para dar sepultura al inocente niño. Entre esas cuatro madera metieron el desnutrido cuerpo de aquel pobre desgraciado. Su madre en la despedida encendió unas velas que puso alrededor del ataúd, regó con harina parte de él y con una voz que Adéle nunca la había oído, empezó a hablar en un extraño idioma africano. Mientras entre lágrimas movía las manos haciendo figuras que solo ella conocía y girando su cuerpo como una peonza. Este ritual le producía tal sufrimiento, desgaste físico y síquico que cayó desmayada encima de la humilde caja que contenía a su hijo. Su padre se encontraba cerca de allí, borracho y sin sentir remordimientos. Los miraba hacer como si nada de eso fuera con él.
Adéle no podía dormir la imagen de su hermano muerto no la dejaba. No merecía morir, su padre era el que tenía que haber muerto, de esa forma la maldad habría desaparecido de sus vidas. Para ella era la reencarnación del mismísimo diablo.

Escuchó unos ligeros ruidos y abrió los ojos. Su madre cortaba unos mechones de pelo a su padre que tirado sobre una vieja alfombra vegetal, dormía. Después su madre cogió un trozo de tela y formó una grotesca figura semejante a un ser humano y dentro de ese monigote introdujo el pelo y un trozo de tela de una vieja camisa del padre.

Luego hablando en susurros en la penumbra de aquellas cuatro paredes que les daba cobijo, cogió unas pequeñas astillas y las fue introduciendo en diversas partes de aquella figura.


Mas tarde salió fuera de la choza de cartones y desechos que le servía de casa. Levantó la figura hacía la luna pronunció varias frases. Después la enterró escarbando con rabia y mucho dolor con sus manos

Adéle, volvió corriendo a su rincón y se acurruco intentando dormirse, pero estaba aterrada pensando en lo que acababa de ver. Ella sabía de esas costumbres, pero nunca pensó que su madre se atrevería hacer una cosa así a su padre. Si ese hombre malvado hubiera sospechado algo, la vida de todos ellos, no valdría nada.


Al día siguiente su padre empezó a sentirse mal, ya no se levantó de aquella sucia alfombra y solo se despertaba para pedir más bebida.

Otra noche, Adéle a la que el miedo no la dejaba dormir, volvió a ver a su madre levantada.
Desde su rincón la seguía en todo lo que hacía. Su madre volvió a salir y arrodillándose junto a donde enterró el muñeco escarbó y al sacarlo lo miro un instante a la luz de la luna y con furia introdujo una gran astilla a la altura del corazón. Después volvió a enterrarlo.


A la mañana siguiente su padre amaneció muerto.

Su madre cogió las pobres pertenencias que tenía y junto con sus hijos emprendió una larga y penosa caminata que los llevaría a la República Dominicana.

Las calamidades son compañeras inseparables de los pobres. Adéle sus hermanos y su madre, pronto se dieron cuenta que para unos analfabetos emigrantes, no había ninguna oportunidad en este mundo.

El color de su piel oscura y su procedencia les abocaba a una sola salida, volver a la esclavitud. Para gente como ellos solo había trabajo en los cañaverales en el durisimo trabajo de cortar la caña de azúcar .En los cañaverales, volvieron a ser esclavos como lo fueron sus antepasados traídos a la fuerza desde África.

En esos cañaverales infectos, insalubres, llenos de multitud de mosquitos y aguas estancadas trabajaban de sol a sol por el mísero alimento.

Pasaron los años y Adéle empezó a ayudar en el servicio de la casa
Por ese trabajo le daban unas pocas monedas que entregaba a su madre. Ella las recogía y las guardaba, nunca gastó ninguna de ellas. Cuando Adéle le decía que comprara algo a sus hermanos o para ella misma, su madre la miraba con ternura y la decía -Estas monedas tienen otro destino- y no aclaraba nada más.

Un día su madre ya anciana, la llamó y empezó a hablar:

-Adéle, cada vez que tu me dado el dinero que tanto te ha costado ganar, yo lo he dedicado a prestar a haitianos que cortan como nosotros la caña de azúcar.
Este dinero no es mucho, pero ahora te lo devuelvo y te aconsejo que busques un sitio mejor donde pasar tu vida. Todavía eres joven y podrás salir de esta pobreza que desde que nacimos nos acompaña ¡Hazlo hija, vete, vete de aquí!.

-Madre, pero no puedo dejarla sola, mis hermanos ya no están aquí.

-He dicho que te vayas, mi vida ya está terminada, tu debes comenzar la tuya, todavía no es tarde.
En la casa ayudando había una resuelta dominicana que a Adéle, le volvía loca charlando siempre sobre mil cosas, el sueño de esta era marchar del país y contaba que tenía muchos familiares en diversos países y que ahorraba para marchar a alguno de ellos. Su preferido era uno que se llamaba España. Adéle no había escuchado nunca ese nombre.

En unas de esas conversaciones Adéle le contó que ella estaba decidida a marchar también.

La dominicana se encargó de que sus familiares la indicaran todos los tramites para emigrar a ese país donde decían que había trabajo para todos.

Por fin todos los tramites dieron su fruto y la dominicana y Adéle se vieron con un billete de avión y pasaporte para su traslado de América a Europa.

Su llegada al nuevo país también trajo consigo mil sufrimientos. Los familiares de la dominicana solo querían el poco dinero que traían consigo las dos muchachas. Por un camastro que se extendía en un pasillo pasada la madrugada, les cobraban una suma de dinero desorbitada y el trabajo prometido nunca llegaba.

Para Adéle aun era peor pues el color de su piel le cerraba muchas puertas. Nadie le decía que no le daban el trabajo por ser negra pero era sabido por todos.

Así las cosas la angustia cada vez era más grande, en un país extraño, con costumbres muy diferentes y sin tener ningún oficio, era una tarea casi imposible el acceder a un trabajo.


Un día le hablaron de una ONG que ayudaba a encontrar trabajo a los emigrantes ilegales. Acudió y otra vez la desilusión le embargó. Allí se encontraban decena de personas de todas nacionalidades tan desesperadas como ella, parias del mundo que después de recorrer miles de kilómetros, llenos de penalidades, se encontraban otra vez en la espiral de la pobreza donde entraron al nacer.

Después de una espera de horas una muchacha, nombro el número que llevaba en su mano.

Adéle tomó asiento en la silla que la muchacha le indicaba y empezó a desgranar las vicisitudes que había tenido que pasar hasta llegar a España.

La muchacha le pedía algunos datos, asentía en algunas ocasiones a lo que Adéle contaba y su cara era de impotencia.

-Mira Adéle, no te voy a engañar no nada fácil encontrar un trabajo, solo te podíamos buscar para hacerte cargo de una persona gravemente enferma, esos trabajos son a tiempo completo, tendrías que vivir en la casa del enfermo y tu tiempo libre sería poco, tampoco el sueldo sería importante.

-No importa siempre he trabajado, no me asusta que el trabajo sea duro.

La muchacha se levanto cogió una carpeta y se acercó a una mesa donde trabajaba otra muchacha, entabló una conversación en voz baja y la otra muchacha miró a Adéle, después hizo un ligero gesto negativo mientras contestaba.

-Adéle, estoy en dudas sobre este trabajo que te puedo ofrecer, varias personas lo han intentado antes que tu, pero la señora requiere muchos cuidados y su marido, como te diría.... es un poco peculiar, dicho en otras palabras tiene un carácter endiablado.

-No importa, deme por favor ese trabajo... ¡ lo necesito!

-Otra cosa, no sé como decírtelo pero aún hay otra pega, ese señor es racista la gente de color no le agrada, espero que como él también está desesperado consienta en emplearte.

-No se preocupe estoy acostumbrada a que no se me juzgue por mi, la gente solo ve mi color.

-Ten estas son las señas del domicilio ¡ Que tengas suerte!

Adéle se presentó en el domicilio. Abrió la puerta un hombre de unos sesenta años, mal encarado y con un aspecto desaliñado y huraño.

-¿ Que quería usted? disponiéndose a cerrar la puerta inmediatamente.

-Espere ... me manda la ONG por el empleo para cuidar a una señora.

-No necesitamos a nadie… ¡ Adiós!

Desde dentro se escucha una débil voz de mujer que le dice ¡ déjale entrar !

El hombre se echó a un lado y la dejó pasar. A primera vista la casa se la veía descuidada y al pasar a la habitación donde se encontraba la mujer un fuerte hedor la recibió.

Busco entre las penumbras a la mujer y la encontró postrada en la cama, no debía ser tan anciana como aparentaba, huesuda, pelo ralo, descuidada, abandonada.

Las cortinas corridas lo que daba a la habitación una oscuridad deprimente, la ropa de cama revuelta y sucia .En los muebles de la habitación se podían ver toda clase de utensilios usados y resto de comidas que no habían sido retirados y que le daban un aspecto de falta total de higiene.

-Gracias, por venir, necesitamos urgentemente alguien que nos ayude. Y sus ojos donde todavía quedaban un resto de vida parecían implorarle.

El hombre emitió un pequeño gruñido y empezó a decir algo.

-Por favor Higinio, ya me queda poco, déjame morir en paz. El hombre salió dando un fuerte portazo.

Desde que Adéle había conocido a aquella mujer sintió una gran ternura hacía ella, la vio tan débil, tan impotente, tan falta de cariño. Pensó en la vida que habría llevado junto a ese hombre, en el cual ella intuía el estigma de la maldad. Sintió un escalofrío recordando en ese hombre a su padre. Comprendió que en cualquier parte se puede encontrar a seres desvalidos, desgraciados, sometidos por otros.

Sus días en la casa pasaban al lado de la señora, ella requería mucha atención y para Adéle cuidar y acompañarla significaba mucho, en la señora veía a otras muchas personas buenas que no merecían sufrir.

El marido vigilaba cada movimiento de Adéle, protestaba por todo y algunas veces le hacía repetir el trabajo aduciendo que esta mal hecho. Se negaba a comer lo que cocinaba Adéle y por lo bajo decía que él no comería lo que tocara una negra. Fumaba compulsivamente y la ceniza la regaba por toda la casa, mirando con satisfacción como Adéle limpiaba una y otra vez. En varías ocasiones había quemado los muebles e incluso en la cama tenía esa costumbre.


En algunas ocasiones, tuvo que intervenir echando al hombre de la habitación al ver que todavía el ejercía su maltrato contra su mujer. Esto hizo que el odio entre Adéle y el hombre fuera recíproco.

Adéle soportaba los gritos y malos modos de ese hombre solo por la fuerte amistad y cariño que la unía a la señora, algunas veces cuando reunía fuerza, la desgraciada mujer, le contaba la mala vida que aquel mal hombre le había dado, las palizas casi diarias, los menosprecio, y sobre todo aquel día horrible que estando embarazada la paliza la hizo abortar. Desde entonces cayó enferma y nunca más mejoraría. Desde aquel día solo pensaba en morir.

La señora empeoró y casi todo el día lo pasaba inconsciente, las medicinas que tomaba para calmar el dolor la tenían en ese estado. Adéle casi no se apartaba de su lado, la acariciaba, la hablaba al oído inventando bellas historias, la decía que cuando mejorara se irían las dos lejos de esa casa y que cuidaría de ella.

Estaba en la cocina preparando la próxima toma de una medicina cuando noto ruidos y voces en la habitación de la enferma. Soltó rápido lo que estaba preparando y corrió.
Cuando llegó allí el hombre zarandeaba a su mujer violentamente y levantaba la mano para soltarla sobre la cara. Adéle agarró el brazo del hombre y lo retorció con la fuerza que le había dado los años pasados trabajando en los cañaverales. Furiosa le desplazo de un fuerte empujón fuera de la habitación mientras le decía-¡ Si le vuelvo a ver tocar a la señora le MATO!

-¡Negra, prepara tus maletas, no te quiero aquí! nunca debí dejar que entraras en mi casa!

-¡Nadie, ni nada me echara de aquí mientras la señora esté viva y necesite mis cuidados!

Esa misma noche las fuerzas de la mujer ya no daban más de sí. Adéle llamó al médico, el pronostico fue de que era cuestión de unas pocas horas que el fallecimiento se produjera.

Guardándose su desprecio buscó en el salón al hombre, el cual no se había preocupado de estar presente cuando vino el médico.

-El médico dice que a la señora le quedan horas,¿ Quiere pasarlas con ella?

-No me voy a dormir, no me molestes.

Adéle, dio la vuelta y pensó que ya había llegado la hora de hacer lo que tenía pensado hacía tiempo.

Entró en su habitación y de un cajón saco una vieja camisa, pelo y uñas de aquel malvado hombre y despacio formó una figura de trapo. Una vez terminada la metió en su bolsillo ya que pronto pensaba darle uso.

La señora falleció de madrugada. Adéle se preocupó de todos los tramites sin molestar al hombre como él le había indicado. También preparó su maleta.

En el cementerio Adéle se encontró sola, nadie vino a despedir a aquella desgraciada mujer.

Se puso de rodillas sobre la tierra removida de la tumba y sacó la figura de trapo, despacio fue clavando astillas por todo el cuerpo pero antes de clavar la última en el corazón, saco de su bolso una caja de cerillas y prendió aquella figura grotesca.

Cuando el muñeco casi ardía por todos lados, entonces sí, la astilla mas grande la insertó en el sitio donde se supone está el corazón. Escarbó y enterró la figura en aquella tierra removida del cementerio.

Después recordando el ritual de su madre habló con aquellas enigmáticas palabras que ella nunca comprendió.
·
La gente aglomerada cerca de donde los bomberos intentaban apagar un fuego que se había producido en un piso.
-¿ Que ha pasado.
-Ha fallecido un hombre, se ha quemado su casa, dicen que se durmió fumando.

sábado, 5 de diciembre de 2009

¡ YA ESTOY AQUí !

El día 4 me han quitado el cabestrillo del brazo, pero ahora tengo que hacer rehabilitación.

El médico me ha dicho que voy a llorar, que es muy doloroso y me ha mandado un analgésico muy fuerte.

El miércoles día 9 empiezo la rehabilitación, pero ya en casa estoy haciendo los ejercicios que el médico me ha dicho que haga mientras llega el día 9.


Os puedo asegurar que voy a pasar por muy malos momentos, ya que los ejercicios que estoy haciendo son muy suaves y los dolores son tremendos.

Pronto pondré un nuevo relato ya que durante estos días que he estado sin escribir, he grabado el relato con mi voz y tengo ya alguno casi terminado, solo falta escribirlos en el blog.


Un abrazo para todos y felices fiestas.

martes, 17 de noviembre de 2009

EL DESPERTADOR



Antonio, era un empleado ejemplar, en el banco donde trabajaba sabían de su bien hacer, su puntualidad, su amable trato al cliente, siempre impecable en el vestir, pulcro, aseado, todavía su figura se mantenía en forma, su cara de gesto amable, dientes blanquisimos y pequeñas arrugas apenas delataban que ya se acercaba a la cincuentena.


Él procuraba mantenerse en forma, vivía solo y hubiera deseado tener una familia, pero la única relación que pudo terminar en boda fue hace ya mucho tiempo.



Ella era mujer muy guapa, independiente, con poca vocación por la vida en pareja, prefería por encima de todo su trabajo. En la intimidad él gozaba de acariciar cada pliegue de aquel cuerpo perfectamente formado, contar, uno a uno, aquellos lunares que como pequeñas estrellas poblaban su cuerpo, palpar aquella piel tan suave como la seda, enredarse en su cabello negro y largo, olerlo, meter sus dedos en el y perder la noción del tiempo transcurrido. Después, viéndola dormida junto a él, sentía miedo a perderla por no merecerla, se sentía inferior en todos los ámbitos a ella, él no era más que un mediocre empleado de banca y ella lo tenía todo, escalaba rápidamente en su trabajo, era atractiva, sociable, divertida
El día que él tanto temía llegó, la rutina se instaló en sus vidas. Él intentó retenerla pidiéndola en matrimonio, pero ella cogiéndole las manos entre las suyas le atrajo hacía si y le hablo cariñosamente haciéndole ver que la relación estaba acabada, el amor terminó y no debian prolongarla más, se harían daño.


Quedó deshecho, nunca ya fue el mismo. Muchas noches soñando, olía su perfume, la veía echada allí junto a él, perfecta, como una dama del renacimiento, pintada desnuda por el mejor maestro pintor, la felicidad le embargaba y soñando alargaba su mano con delicadeza para acariciarla, pero nunca en su sueño llegaba a hacerlo. La deseada figura se esfumaba antes de que él pudiera alcanzarla.


Durante muchos años sueños parecidos a este le atormentaron. Ahora ya nunca recordaba lo que soñaba, se había convertido en un ser rutinario y anodino que ya no esperaba el cariño y la compañía de una mujer.


Su vida ahora la dedicaba a su trabajo, dormía, comía, se arreglaba y componía para lo único que le quedaba, su trabajo. Procuraba ser amable con los clientes y ser muchas veces cómplice de sus confidencias. En verdad sus únicas amistades eran los clientes antiguos con los cuales solía desayunar algunas veces y esporádicamente salir alguna noche con algunos que también habían perdido a la mujer que amaban y se unían a él para apoyarse mutuamente en sus soledades.


Por eso Antonio estaba tan vinculado a su empleo, era lo único a lo que poder agarrarse afectivamente en la vida que desde años venia arrastrando. Era lo más parecido a una familia.


Su vida pasó de ser rutinaria a ser un infierno, los rumores en la prensa y en el propio banco eran que la banca estaba pasando una tremenda crisis y que los despidos iban a ser masivos y su edad le hacía de los proclives al despido, esto le estaba obsesionando le mantenía totalmente enervado y aunque en el trabajo procuraba mantenerse lo más tranquilo posible, día a día cada vez le costaba más.


La noche era un infierno, descansaba muy mal y por las mañanas se encontraba maltrecho al no haber descansado.


Un día el despertador no sonó y al descubrir que llegaría tarde al trabajo se desesperó, pensó durante el trayecto que al llegar recibiría alguna amonestación, pero eso no sucedió, el director cuando él se disculpó nervíosamente, no dio importancia al hecho, pero Antonio no quedó tranquilo.


Aprovechando su hora de desayuno, entro en un bazar chino y compró un despertador digital con grandes números rojos que marcaban las horas, comprobó que la alarma era potente y que no le ocurriría como lo que le había pasado con su viejo despertador. Al pagar le asombró el precio, era tan barato que por un momento pensó cuanto pagarían a las personas que los fabricaban.


Más tranquilo al llegar a casa con su compra se deshizo del viejo reloj y lo reemplazo por el nuevo.


Aquella noche se durmió tranquilo sabiendo que no le volvería a pasar el llegar tarde al trabajo. Su nuevo reloj le dio la suficiente tranquilidad.


Despertó angustiado en plena noche, los grandes numeros rojos del despertador marcaban las 4,05 no recordaba la pesadilla pero le había producido un gran desasosiego, ya no pudo volver a dormir


Cada noche se volvía a repetir las mismas circunstancias, se despertaba terriblemente asustado y siempre a la misma hora las 4,05


Empezó a llegar todos los días al trabajo tarde a descuidar su aspecto y a rehuir a la gente.


En el banco fue puesto en primer lugar para los posibles despidos.


Recurrió a las pastillas que los médicos les prescribieron para dormir, pero nada dio resultado. Inexorablemente cada noche a 4,05 llegaba su sufrimiento. Se despertaba con el sudor perlandole la frente, el pecho y el corazón se movían como un ave antes de morir abatida por el tiro del cazador, el pánico era tan grande que solo lo aliviaba llorando compulsivamente.


Cada noche que transcurría al despertar a las 4,05 de esa forma tan angustiosa, iba recordando más de la pesadilla que le hacía despertar así. En ella veía a decenas de personas, la mayoría mujeres, que despavoridas intentaban huir de lo que a él le parecía fuego.


Por fin se llevó a cabo su despido, le agradecieron los años prestados a su servicio y con una gratificación le pusieron en la calle.


Para Antonio no fue demasiado traumático, su vida se había vuelto tan penosa que el no tener que trabajar le supuso un alivio. Pensó que quizás las pesadillas cesarían.


Las 4,05...las 4.05.... su cabeza martilleaba obsesivamente esa hora. Paseaba como fiera enjaulada, sucio, descuidado, con una sola obsesión ¿por qué? ....¿a que se debería despertar así siempre a esa hora?


Empezó a temer que la culpa la tenía el despertador, todo había comenzado cuando él lo trajo a casa ¿pero como, por qué?. Fue a buscar el envase del reloj y con él debajo del brazo salió a la calle.

Cuando explico en la agencia de detectives la gestión que deseaba hicieran, les ocultó las pesadillas que sufría, solo quería que le informaran sobre la empresa que se dedicaba a fabricar esos relojes.

Pasaron unos días y se presentó en su casa un empleado de la agencia contratada por él, le dio un sobre con el informe con los datos que habían podido recabar sobre la empresa. Cobró sus honorarios y se marcho dejándolo solo.

Antonio se sentó con el sobre entre las manos y con nerviosismo abrió el sobre.


-" Lamentamos que los informes requeridos por usted sobre la empresa Surisay Corp. no puedan ser mas extensos, pero esta empresa desapareció y fue un gran escandalo a nivel internacional al fallecer decenas de personas debido a un fuego. Al parecer el patrono tenia a los empleados en régimen de esclavos, vivían, comían y dormían en la fabrica y cuando la abandonaba los encerraba, lo que dio motivo a que ningún trabajador pudiera salvarse del fuego , solo un pequeño almacén con algunos relojes listos para la importación no sucumbió al fuego El 9 de Noviembre de 2002 fue cuando se produjo este lamentable accidente a la hora española de las 4,05."


viernes, 13 de noviembre de 2009

ACCIDENTE


Ayer tarde sufrí un accidente en el gimnasio. Estaba en la cinta andadora se me cayó la toalla y ahí va la tonta de Carmen y se agacha a recogerla.

Por supuesto que la cinta siguió andando a su "bola" y allá va Carmen rodando a la vez de la cinta hasta que esta se acabó y topé con el duro suelo.

A partir de ahí viaje a Frontela, espera, radiografía, dolor intensisimo y diagnostico: Rotura de la cabeza del humero del brazo derecho.

Tratamiento: Brazo inmovilizado en cabestrillo, antiinflamatorio, analgésico y de 20 a 40 días así.

Así que se me ha acabado la piscina, el pilates y el gimnasio. Tampoco podré escribir mis relatos ya que tengo todo el cuerpo molido y con una mano me cuesta mucho escribir.
Hasta pronto, volveré. ¡Chao!

lunes, 9 de noviembre de 2009

DOS MUJERES, UN VESTIDO


Pronto terminaría el turno en su trabajo y María podría liberarse por ese día de ese mal pagado y extenuante trabajo. Desde que llegó a la gran ciudad desde una pequeña capital de provincías ese trabajo era lo mejor que pudo encontrar.

De nada le sirvio los estudios universitarios que con gran esfuerzo de ella y sus padres consiguió terminar. En todas las empresas donde había presentado su curriculum, siempre la misma respuesta " Pronto la llamaremos" pero esa llamada nunca llegaba.
Mientras María subsistía con el pequeño sueldo que recibía sirviendo a los clientes de una empresa de comida rapida.

Desde luego que esto no era lo que esperaba cuando salio del entorno familiar, sus sueños eran establecerse en la gran ciudad, lograr un trabajo acorde con sus estudios y poder acceder a todo lo que la ciudad le podía ofrecer, amistades, un buen trabajo, ocio, cultura...
Pero lo único que había conseguido, era compartir un piso modesto en la periferia junto con otras muchachas que también llegaron a la gran ciudad con la mismas pretensiones que María .
Pero el tiempo pasaba y nada de lo soñado se les cumplía.
Cuando decidió marchar de su entorno uno de los motivos que más le indujerón era su sueño de poder ir alguna vez a la opera. Su padre era un gran aficionado, sus viejos discos no paraban de sonar. En las largas tardes de invierno ella estudía siempre acompañada al otro lado de la pared por esas magnificas voces. Sabía cada acorde de muchas operas, cada inflexión de voz de un tenor o una soprano. Conocía cada uno de los divos de todas las epocas . Esa musica había suplido muchas carencías de sus vidas, les habían acompañado, les conformo sensaciones , les sacó de la mediocridad.

Fue una gran y penosa decisión la que tuvo que tomar. Sus padres le animaron, ya que solo deseaban lo mejor para ella, pero la separación de sus seres más queridos y carecer de su apoyo la perturbaba y no sabía si tendría el valor suficiente para afrontar sola esa nueva etapa.Cuando su padre en la despedida la abrazó, las lagrimas no las podía contener y al separarse de ella le susurró al oido -"Prometemé que haras todo lo posible para asistir a la opera, y cuando estés allí pensaras en nosotros"-Esta escena era recurrente cada vez que pensaba en su familía y en su pensamiento veía a su padres sentados en la sala pasando largos momentos con su música preferida..la opera. Esto se reproducia en su sueño ya que nunca alcanzaba a subir por esas escaleras con el vestido perfecto, con el paso de reina.

Últimamente no se encontraba bien, padecía de crueles pesadillas ,esas eran tan reales que aún después de haber despertado su corazón latía aceleradamente y sus gritos a veces despertaban a sus compañeras.
Al salir del trabajo le gustaba volver a casa dando un largo paseo, se paraba en los iluminados escaparates y pegaba su cara a ellos acariciando la esperanza de poseer alguna vez alguno de los carisimos, zapatos, vestidos o complementos. Llevaba mucho tiempo careciendo de lo mas imprescindible pues ahorraba cada centimos con la pretensión de comprarse un exquisito vestido y asistir a la opera como si de una gran dama se tratara.

Se paraba ensimismada todos los dias de representaciones a la puerta del teatro y contemplaba al publico entrar presurosos, bien vestidos, con maneras exquisitas, los caballeros saludaban a las damas imitando el beso en la mano, ellas sonreian y hacían corrillos , cuchilleaban y María deducia que criticaban algún fallo en el vestir o de protocolo de los demás.

Envidiaba a estas mujeres y se decía que debía ser ella la que traspasara la puerta y subiera por aquellas maravillosas escaleras. Ella si que apreciaría de verdad lo que era una representación de opera y no una de esas fatuas mujeres que sin dar importancía traspasaban la puerta solo por el prestigio social que se suponía que este acto tenía.
Se rebajó a limpiar por horas en casa de señoras que no podrían rivalizar con ella ni en conocimientos ni en belleza y elegancía. Todo por conseguir cumplir su sueño y el de su padre.
Los días pasaban y María confundida con la masa era una más de las muchachas que emigran a la gran ciudad y que allí languidecen sin conseguir sobresalir en nada.

Sus compañeras de piso y de trabajo, se reian de ella cuando la invitaban a salir a distraerse después del trabajo y ella se negaba sistematicamente alegando no poder gastar. Sus amigas le decian que estaba malgastando su vida por un sueño que quizas mas adelante si le cambiaba la suerte le sería facil realizarlo sin tanto esfuerzo.

Por fin llego el día que la cantidad de la que disponía parecía que posiblemente ya sería suficiente para poder llevar a cabo sus propositos.

Ese día estaba muy distraida en su trabajo, dos pedidos de diferentes mesas los había equivocado y dos refrescos se derramaron, su jefe la había reprendido.

Pero María estaba deseando salir del trabajo porque se iba a pasear por las calles donde se asentaban los mejores comercios de la ciudad, quería comprarse un bonito vestido para por fin cumplir su sueño de acudir a la opera.
Paseó y se paró en cada una de las mejores tiendas de la ciudad, miró uno a uno cada vestido expuesto en todos los escaparates.

Por fin en una tienda carisima, vio un vestido con el que había soñado miles de veces, le parecío que alguien en un taller de costura lo había diseñado tan maravilloso pensando en ella, su fina tela, su color, su exquisito diseño....¡Decidido mañana lo compraré!

El siguiente día fue el más largo de toda su vida, nunca había comprado en una tienda tan selecta y no sabía como comportarse.

-¡Buenas tardes!

¡Buenas tardes! podía servirle en algo?
-Vera estoy interesada en el vestido color champan del escaparate.

La dependienta no pudo disimular una mirada de incredulidad, pero al momento se repuso y con parsimonía le dijo.

-Sabe, ese vestido es exclusivo, su precio es muy alto y...........
María interrumpio a la mujer.

¿Puedo probarmelo?

-Por supuesto ahora mismo mando que lo traigan.

No obstante la mujer entre dientes iba murmurando, trabajo para nada ,esta no tiene dinero ni para un botón de este vestido.


-Aqui lo tiene, cuando quiera le acompaño al probador.-


La vendedora entró en el probador y colgó y extendio cuidadosamente el vestido.
-Cuando quiera me llama si necesita algo de mi, soy Olga.


Mientras María se probaba el vestido .La puerta del comercio se abrió y con un modo altanero entro una joven.

-Señorita Vergara, ¡Buenos dias!


Sin contestar se dirigió hasta el mostrador y allí dirigiendose a la vendedora le dijo.


-Vengo a por el vestido que ayer me estuve probando.


-Lo siento mucho señorita Vergara, pero en este momento otra señorita se lo está probando. Como ayer no le interesó.


-Bueno, eso no importa yo compro siempre colecciones enteras y exijo que ese vestido sea para mí.

María no lo dudo aquel era el vestido, reflejada en el espejo se encontró mucho mas bonita de lo que ella hubiera soñado.

Cuando llamó a la dependienta, vio que había algún problema su cara era de contrariedad.

-Señorita-dijo la dependienta a María- ha habido un error ese vestido estaba vendido.


María, notó como si alguien le hubiera dado un mazazo sus piernas se tambalearon y por un momento le parecio que se desmayaria.


-¡Pero no puede ser? el vestido estaba en el escaparate y nunca vi, ni me dijeron que estuviera vendido.

-Ya le he dicho que ha sido un error....lo lamentamos, podemos enseñarle otros del mismo modisto.


-¡ NO! gritó María, quiero este y me lo llevaré, aquí tengo su importe y diciendo eso saco nerviosamente un puñado de billetes y los puso sobre el mostrador.


-Señorita, no se ponga así, no queremos un escandalo en la tienda.


María se encontraba mal, tanto sacrificio, tantos sueños....Tenía que ser ese vestido sin él no se podría realizar por lo que tanto se había esforzado.


Tuvieron que sentarla porque su apariencía delataba lo mal que se sentia.


Sentada allí se fijo en una elegante muchacha a la cual le habían acercado el vestido que le habían arrebatado a ella. Todo en ella mostraba su pertenencía a una familía de clase alta, se la veía segura de si misma, acostumbrada a que su caprichos fueran ordenes para los demás. María estaba segura que nunca habría necesitado sacrificarse para poder alcanzar cualquier cosa que se hubíera propuesto.

Por eso estaba segura de que le habían quitado el vestido para plegarse a los caprichos de aquella ricachona. En aquel mismo momento María empezó a sentir un odio hacía a aquella mujer y hacía el el mundo entero, la habian tratado como una basura , habían despreciado el dinero que tantos sacrificios le habían costado. Para conseguirlo se había privado hasta de lo más esencíal, trabajado en casa de señoras despotas, analfabetas, con niños insufribles, caprichos, y maridos babosos a los que alguna vez tuvo que pararles los pies .
Mientras se reponía escuchaba a muchacha del vestido hablando con la dependienta.

-No me gustaba mucho este vestido, pero es lo mejor que he encontrado, me servira para la premier de la opera dentro de un mes. Empieza la temporada con Norma. Mi familía no estará tienen un compromiso ese día, supongo que invitaré alguno de mis amigos a mi palco.

María abandonada en la silla, comprendio que ya nada sería igual de ahora en adelante, su ingenuidad y fe en la raza humana se acababa allí. Desprecio era lo que recibias si naces pobre y quieres acceder aunque sea por una sola vez a los privilegios que los nobles o ricos ya disfrutan desde su nacimiento.

Se levantó de la silla y como si fuera invisible, nadie reparó en ella, salío de aquella tienda donde había sido humillada solo por el hecho de querer acceder por un día a sentirse una gran dama.

Los dias siguientes fueron de un cambio drastico de María, abandonó su trabajo, descuidó su higiene y pasaba dia y noche en su habitación negandose a comer, sus compañeras de piso estaban muy preocupadas por ella la dejaban bandejas con alimentos las cuales retiraban intactas. No comprendían su actitud y especulaban sobre lo que le había podido pasar para ese cambio.

María empezó a tener obsesiones el aislamiento y la falta de alimentación le hacian mella en su salud mental, se transformó, la locura empezó a ser su fiel compañera. Su influencía era por momentos evidente, María hablaba en voz baja, en soliloquios que solo ella comprendía, la mecha de la locura estaba prendida y en ese fuego ella se estaba consumiendo.

Un día se decidió a salir a la calle, aquella no era la muchacha de apenas unos días, sucía, titubeante en el andar, con mirada extraviada...

Cuando volvio, sacó de una bolsa unas telas. Cortó, y cosió sin levantarse para nada, obsesionada con terminar la tarea. Cuando al fin terminó, la prenda que surgió parecía un disfraz de bruja.

Se aseó, busco un vestido en el armarío y cogiendo la bolsa donde había introducido ya la prenda hecha por ella, salió a la calle.


Sus pasos como los de un automata le condujeron a la puerta del teatro de la Opera.

Se paró en la puerta mezclada con las personas que curiosas miraban la entrada de los asistentes, estas comentaban cada una de las peculiaridades de lo que allí sucedía. De pronto un murmullo se extendió entre estas personas. Acababa de salir de un lujoso coche una joven bellisima vestida con un espectacular vestido color champan.


Al momento María reconocío su vestido. Un vertigo de rabía se unió a su locura. La visión de aquella muchacha subiendo la escalera nubló sus sentidos.


.-¡No podía ser, esto le estaba reservada a ella ¡ No lo permitiría !


Espero agazapada a que las personas que miraban curiosas fueran desapareciendo. Cuando ya se disponian a cerrar la puerta sacó del bolsillo una entrada y se introdujo en el teatro.


No fue la subida de la escalera como la que siempre soño.


Su ofuscación la izo perderse por los pasillos, sabía que en uno de los palcos preferentes estaría aquella mujer....daría con ella.


Bajo al patio de butacas y desde alli escruñidió uno por uno los palcos, por fin dió con el que buscaba. Allí se encontraba deslumbrante aquella mujer y ...¡estaba sola!.

Esperó a que las luces fueran apagadas y se deslizó buscando el palco.


En la puerta paró para que su su cabeza que palpitaba al unisono de su corazón se calmara, pero era más fuerte la ira que la embargaba. Todo lo despació que pudo abrio el bolso y de alli sacó un precioso cordon grueso de seda lo tomo entre su manos y empujó la puerta del palco y entró.

De espalda a ella y sin darse cuenta de su presencia, estaba la mujer que le había arrebatado su sueño y los sueños no se deben robar, los sueños corresponden a las personas que los tienen.


Entre sus manos el cordón de seda . Sin vacilar lo dejo caer hacía delante y rodeó la garganta de la mujer. Un ligero grito y el intento de ella por deshacerse de él. Se revolvió en el sillón llevando sus bellas manos al cuello, intentando quitarse aquello que le promosticaba la muerte, pataleo jadeó.... pero las bellas voces de los cantantes acompañados de la gran orquesta no dejo percatarse a nadie lo que allí pasaba.

Fueron unos pocos minutos, María solto y la muchacha cayo hacía un lado del sillón, flacida como una muñeca de trapo, parecida a aquella princesa de cuento que quedo dormida al morder la manzana. Rapidamente la despojó de su vestido y sacando el que ella había confeccionado, cuidadosamente la vistió con él.

Mientras en la escena Adalgisa y Norma se enfrentan en el celebre duo " Mira o Norma".


Maria antes de salir se volvio y contemplo a la muchacha con el vestido que ella había confeccionado- ¡estás verdaderamente horrible!.

Al fondo la opera siguía su curso, Norma cantaba "Casta Diva·.

María se paro un momento y dos lagrimas corrieron por su mejillas. No era asi como ella hubiera querido ir la primera vez a la opera.

Bajo las escaleras como siempre había pensado. ¡Con un delicado y bello vestido!.

domingo, 1 de noviembre de 2009

200 AÑOS DE UN GENIO


¿Deseas que te amen?

¿Deseas que te amen? No pierdas, pues,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
eran objeto de elogio sin fin
y el amor... un sencillo deber

Edgar Allan Poe

Este año se cumplen doscientos años del nacimiento de este escritor, periodista, poeta, maestro del relato.
Nació en Boston en Enero 1809 y fue acogido por una familia adinerada llamada Allan ya que su padre los abandonó en 1810 y su madre murió a los 24 años.
En 1826 ingresa en la Universidad de Virginia con el propósito de estudiar lenguas. En ese tiempo se enemista definitivamente con su padrastro, es de suponer debido a las deudas de juego y es por entonces también cuando se le empieza a relaccionar con el alcohol.
En 1827 se traslada a Boston donde supervive con trabajos ocasionales. Incapaz de sobrevivir por si mismo se alista en el ejercito. En este mismo año publica su primer libro "Tamerlan y otros poemas"
El 28 de Febrero de 1929 fallece Frances Allan, la que considera su madre, su padrastro no se lo comunica y Poe no pudo acudir hasta el día siguiente al funeral
Al visitar su tumba no pudo resistir el dolor y cayó desmayado.
Su padrastro suavizado por la muerte de su esposa, accedió a ayudar a Poe a licenciarse del ejercito.
Quiso vivir de la escritura, los periodistas nunca cobraban a tiempo y se vio obligado a pedir y deber dinero a su empleadores y a pasar por momentos muy humillantes a causa de la escasez económica. En 1834 se casa con su prima Virginia, también en 1834 muere su padrastro sin dejarle nada en herencia, esta circunstancia le afecto en gran medida.
Distintos traslados de ciudades, de la familia, distintos trabajos alguno de ellos impropios de él.
Mientras tanto salían a la luz varios libros de poesía y ensayos aunque para conseguir subsistir se pasó a la prosa.
En Enero de 1842 su esposa Virginia, sufrió los primeros signos de la tuberculosis. Virginia murió el 30 de Enero de 1847.
Poe siguió el cortejo fúnebre envuelto en una capa que durante meses había servido de manta de la cama de Virginia. Cada vez más inestable su carácter y conducta errática presumiblemente debida al alcohol. Pese a su desvarío y delirio en este tiempo surgen varias obras de máxima importancia.
El 3 de Octubre de 1849 le encuentran en las calles de Baltimore en estado de delirio. Fue trasladado al hospital donde murió el 7 de Octubre. En ningún momento se supo como llegó a esta situación ni se supo el motivo de por qué llevaba ropas que no eran suyas.
Las causas de su muerte fueron "Congestión o inflamación cerebral" o sea taparon la verdad Alcoholismo .Las especulaciones sobre su muerte son la de Deirium Tremens.
Paradojicamente el albaceas de su obra literaria fue un ser despreciable que se dedico destruir su reputación después de su muerte.Tachandole de ser depravado, borracho, drogadicto perturbado. La única biografía durante mucho tiempo la escribió este critico, siendo por eso que a Poe se le conoció hasta ahora por lo escrito allí.
Siempre he leído y releído las poesías y relatos algunas veces con tensión otras con terror, pero siempre con admiración, confieso que no conozco toda su obra completa, ya que comprende prosa, poesía, ensayos, artículos periodisticos etc..pero todavía ahora me extremezco cuando leo cosas como estas.
·

"Era una joven de peregrina belleza, tan graciosa como amable, que en mal hora amó al pintor y se desposó con él. Él tenía un carácter apasionado, estudioso y austero, y había puesto en el arte sus amores; ella, joven, de rarísima belleza, toda luz y sonrisas, con la alegría de un cervatillo, amándolo todo, no odiando más que el arte, que era su rival, no temiendo más que la paleta, los pinceles y demás instrumentos importunos que le arrebataban el amor de su adorado. Terrible impresión causó a la dama oír al pintor hablar del deseo de retratarla. Mas era humilde y sumisa, y sentóse pacientemente, durante largas semanas, en la sombría y alta habitación de la torre, donde la luz se filtraba sobre el pálido lienzo solamente por el cielo raso. El artista cifraba su gloria en su obra, que avanzaba de hora en hora, de día en día. Y era un hombre vehemente, extraño, pensativo y que se perdía en mil ensueños; tanto que no veía que la luz que penetraba tan lúgubremente en esta torre aislada secaba la salud y los encantos de su mujer, que se consumía para todos excepto para él. Ella, no obstante, sonreía más y más, porque veía que el pintor, que disfrutaba de gran fama, experimentaba un vivo y ardiente placer en su tarea, y trabajaba noche y día para trasladar al lienzo la imagen de la que tanto amaba, la cual de día en día tornábase más débil y desanimada. Y, en verdad, los que contemplaban el retrato, comentaban en voz baja su semejanza maravillosa, prueba palpable del genio del pintor, y del profundo amor que su modelo le inspiraba. Pero, al fin, cuando el trabajo tocaba a su término, no se permitió a nadie entrar en la torre; porque el pintor había llegado a enloquecer por el ardor con que tomaba su trabajo, y levantaba los ojos rara vez del lienzo, ni aun para mirar el rostro de su esposa. Y no podía ver que los colores que extendía sobre el lienzo borrábanse de las mejillas de la que tenía sentada a su lado. Y cuando muchas semanas hubieron transcurrido, y no restaba por hacer más que una cosa muy pequeña, sólo dar un toque sobre la boca y otro sobre los ojos, el alma de la dama palpitó aún, como la llama de una lámpara que está próxima a extinguirse. Y entonces el pintor dio los toques, y durante un instante quedó en éxtasis ante el trabajo que había ejecutado. Pero un minuto después, estremeciéndose, palideció intensamente herido por el terror, y gritó con voz terrible:
"¡En verdad, ésta es la vida misma!" Se volvió bruscamente para mirar a su bien amada:
¡Estaba muerta!"

EL RETRATO OVAL.

martes, 27 de octubre de 2009

EL ESPEJO


Desde que Sandro vino a este mundo la suerte no le había acompañado.
Su madre hija de unos padres muy rigurosos, no habían aceptado su embarazo y al ser tarde ya para un aborto quisieron esconderlas de las posibles habladurías de la gente. Con este propósito alquilaron en una gran ciudad un pequeño apartamento y la recluyeron allí para que una vez diera a luz el bebé entregarlo en adopción.
Lo que no contaban sus abuelos era con que su hija no pensaba llevar allí una vida de monja. Nada más salir por la puerta ellos su madre ya estaba llamando a conocidos para dar y participar en fiestas.

Ella nunca se preocupo por el embarazo, jamás tomo precauciones de ninguna clase, bebió, fumó y se drogó. Aborrecía aquel intruso que llevaba en su seno, maldecía el día que quedo preñada y también odiaba al que la dejó así.

Todos los días se recogía cuando ya era bien entrado el día, borracha o drogada siempre acompañada por un hombre distinto. El poco dinero que le enviaban sus padres no duraba y su vida era un trapicheo de droga y prostitución.

Quizás la vida de Sandro hubiese sido otra si al nacer el destino dejara que fuera adoptado por una buena familia. Pero no, su madre se metió en un nuevo lio más y tuvo que dejar deprisa el apartamento. La policía la buscaba por pasar droga en un club donde trabajaba. Esta situación la hizo salir huyendo junto con el último novio.

Como eran personas marginales y el poco dinero que ella recibía de sus padres se acabó, las opciones para ellos eran pocas. Sandro estaba a punto de nacer y la pareja no sabía a donde acudir ya que posiblemente fueran arrestados.

En estas circunstancias fueron a parar a una vieja caravana abandona en medio de un paraje desértico. Allí Su madre dio a luz a Sandro sin ninguna clase de higiene ayudada por su novio.

La adopción no se pudo llevar a cabo era peligroso el intentar dejarse ver. Sandro quedó unido así a esa madre que le aborrecía.

La supervivencia de Sandro se puede considerar un milagro, su madre nunca tomó conciencia de que tenía un bebe su egoísmo junto con las drogas que consumía habitualmente la hundieron en la depravación y la maldad. El abandono de su hijo lejos de darle remordimientos le producía un cierto bienestar, no se atrevió a quitarle la vida al nacer, pero, no fue por escrúpulos, solo la contuvo el miedo de dar con sus huesos en la cárcel. Por ese motivo cada vez que le abandonaba esperaba que al volver él ya no estaría.
Sandro sobrevivió gracias a que en múltiples ocasiones algunos de los numerosos novios de su madre demostraron tener más corazón que ella. Pese a sus borracheras y drogadicción se preocuparon de vez en cuando de alimentarle con los restos de algunos alimentos olvidados y mohosos en los coches o furgonetas .

Sandro se crió en medio de la nada, solo, descuidado, con aquellas noches eternas de abandono, temblando de miedo por los sonidos inquietantes que sacudían la caravana, pasando un frio y calor extremo entre aquellas latas herrumbrosas que le servían de cobijo.
Allí carecía de todo, la suciedad era su compañera eterna, Su madre salía dejándole solo siempre. Al volver algunas veces traía algunos alimentos, poca cosa pan y algo de fiambre .Estos alimentos no eran para él solo cuando ella, borracha o drogada se dormía, entonces era cuando él, hambriento se abalanzaba sobre la sobras. Allí no se podía cocinar, no había luz ni agua. En ocasiones uno de los novios de su madre traía en su furgoneta un deposito de agua. La carencia era total, ni lavarse podía.

Esta forma de vida sin alimentación adecuada, sin una caricia, sin instrucción de ninguna clase habían hecho de Sandro un niño raquítico, con un ligero retraso mental, asustadizo de cualquier extraño ya que la única gente que conocía eran los numerosos novios de su madre y algunos le maltrataron, En muchas ocasiones tuvo que escuchar de esos hombres gritarle a su madre que se deshiciera de él. Sandro vivía con ese miedo, creía muy capaz a su madre de intentarlo, pero para ella él no era un problema, simplemente vivía su vida e ignoraba totalmente a Sandro, para ella no existía.

Un día su madre recogió en una maleta unas cuantas prendas y espero a que su novio llegara con la furgoneta, Sandro la miraba curioso pero ella no era de las que daban explicaciones.

Al poco el claxon de un coche hizo que su madre agarraba la maleta y saliera corriendo hacía la furgoneta, olvidando a Sandro en la caravana.

Se sentó junto al conductor y Sandro vio como cruzo unas breves palabras con él, abrió la puerta y grito-¡ Eh, ven aquí !. El corrió y se paró junto al coche, su madre furiosa le grito- ¡Venga bobo sube rápido..!

Sandro nunca había salido de los alrededores de la caravana, y tampoco había viajado en coche, Todo lo que veía le era nuevo y su instinto de animal encerrado le advertía de peligros escondidos tras el cristal del coche.

Los paisajes que se sucedían le asombraban y alarmaban, sentía miedo, ¿que iba a pasar? ¿a donde iban?. Se replegó en el asiento y dejo de mirar hacía afuera. Las sombras cambiantes de la noche y el sonido del viento sobre el coche le producían terror.

Después de largas horas de viaje por fin el coche paro frente a una gran casa aislada que dejaba ver por todas partes el paso del tiempo. Desde hacía mucho tiempo nadie se había preocupado de ella.

La pareja salió del coche y se pararon frente a la casa. Con ojos escrutadores miraron hacía allí y después con paso decidido avanzaron hasta la puerta.
Sandro como un perrito indefenso corrió tras la pareja y se pego a la sombra de su madre, mirando alrededor temeroso, el crujir de sus pasos sobre la grava del camino que conducía a la casa, inundaban su joven corazón de un fatal presentimiento.
Su madre sacó del bolso unas llaves y abrió la puerta que provoco un ruido que hizo temblar a Sandro, soltó una palabrota al intentar encender la luz y comprobar que estaba cortada. Su novio salió a la furgoneta y volvió con una linterna.

Con esa luz se desplazaron por diversas estancias, su madre conocía la casa, hablaba con el novio y le explicaba diversas peculiaridades de ellas.

A Sandro no le gustaba la casa. Siempre cerca de su madre guiándose por la pequeña luz de la linterna. Intuía que algo morboso, maligno se agazapaba en algún rincón y tuvo la certeza que esa maldad recaería sobre él.

-No se por cuanto la podré vender, hace años que murió mi madre y un año que murió mi padre. Lastima que no me haya enterado antes, ahora podríamos estar de vacaciones con el dinero de la venta.

Su madre no demostraba lastima por la perdida de sus padres, solo le interesaba el dinero que le podía reportar la venta de la casa.

Sandro quedó solo en esa gran casa desconocida, como quedaba en la caravana. Se quejaba pero su madre le ignoraba, solamente con despreció le tiraba la linterna y se marchaba.

Las salidas de su madre eran constantes y algunas veces venia acompañada de personas que se interesaban por la casa. Pero no era fácil venderla.

Sandro, venciendo sus fantásticos terrores con la sola ayuda de la linterna, se atrevió a subir al primer piso. La vieja escalera crujía bajo sus pies y ese sonido lúgubre acallaba el resto de sonidos inquietantes de aquella vieja casa. Llego a un amplio vestíbulo, de allí salía un largo pasillo con numerosas habitaciones. Enfocando la linterna a un lado y otro caminó, con el corazón encogido y sus latidos cada vez mas rápidos. Fue desplazándose por aquel pasillo con el temor de ser engullido por él, algo le impidió avanzar y se enredó en su cara y garganta, Sandro aterrado empezó a manotear intentando desembarazarse de aquella cosa fibrosa, pegajosa, que se adhería a él. Solo eran las enormes telarañas tejidas durante mucho tiempo.
Cuando pudo limpiar su cara y cuello, despacio intentó abrir una de las puertas. La madera podrida y encajada por el tiempo pasado sin abrirse se negaba, empujo con todas sus fuerzas y la puerta cedió con un sonido chirriante que enervo los ya sensibles nervios de Sandro Entró y la luz errante de la linterna le reveló una habitación muy antigua con una gran cama y unas extrañas cortinas negras. De repente la tenue luz de la linterna le dejo ver que no estaba solo. Allí frente a él se encontraba otra persona.

Acallando los latidos de su corazón y el pavor que le impulsaba a abandonar aquel lugar inmediatamente. Sandro enfocó nuevamente la linterna y allí seguía aquel desconocido.

Un sobresalto le hizo retroceder, y la linterna cayó. quedando por un momento toda la habitación a oscuras. Buscó angustiado la linterna, se agacho y arrastro por el suelo hasta dar con ella. Su respiración jadeante era lo único que se escuchaba allí.

-¿Quien eres?

-Nadie contestó.

-¿Eres amigo de mama?

El desconocido, de formas imprecisas por la la deformación de la luz de la linterna, no respondió a Sandro.

Sandro ya se disponía a bajar cuando alguien le llamo.

- Muchacho.. Muchacho.

Era el desconocido el que le llamaba. El ente del espejo atrapado en un mundo similar al nuestro pero donde nada es lo que parece.

-Te estaba esperando, estaba esperando a alguien que quisiera jugar conmigo.

.Pero yo no se a que podría jugar. Yo nunca he tenido amigos.

-No importa, hace mucho tiempo que espero que a esta casa venga un niño tu pasa hacía aquí y yo me pondré en tu lugar.... así empezaremos.
La figura del espejo solo tenia un deseo. Ese niño tenia que traspasar el portal que comunicaba con el y con el más allá. Eso sería su libertad.

La conversación fue interrumpida, por la llamada furiosa de su madre, acababa de llegar y necesitaba la linterna.

Sandro, bajo corriendo, dio la linterna a su madre y empezó a explicar lo que le había acontecido.

-Mama, en la habitación de arriba hay un extraño.

-¿Que dices bobo? ahí no hay nadie.

-Sí, mama yo lo he visto es aproximadamente de mi altura.

-¡Imbécil! tu lo que has visto es tu figura en el gran espejo de la habitación oscura.

-¿En el espejo? ¿Qué es un espejo?

-Pobre tonto, como nunca has salido de la caravana nunca te has visto en un espejo. Un espejo refleja nuestra figura o las cosas que queden enfrentadas a el.

-Mama, no puede ser él me ha hablado.

Su madre dio por terminada la conversación y dirigiéndose a su novio le dijo.

-Mañana iremos a formalizar la venta, no es una suma muy grande, pero todas la personas que han visto la casa han dicho que necesita una gran reforma y que no vale más.

Otra vez Sandro, subiendo las viejas escaleras. Llegó al vestíbulo y resueltamente enfocó la linterna para llegar hasta la habitación. Una vez entró se enfrentó al espejo como lo hizo la primera vez. Otra vez aquella figura a la que no podía distinguir bien por la raquítica luz que salía de la linterna. Observo curioso ¿ese era él?. Un muchacho desgreñado, con largas piernas tan delgadas como filamentos, su espalda encorvada y con una cara delgada con cierto rictus de imbecilidad. Se acerco más al espejo, esperando volver a ver al desconocido. Pero su madre le había dicho que esa figura era él.

Pero otra vez el extraño del espejo apareció allí.

-¿Vienes a jugar conmigo? todo el tiempo que llevo aquí, mi deseo mas ardiente era que algún niño viniese. Su sonrisa y ojos reflejaban maldad.

Llevaba mucho tiempo tras ese espejo. En esta ocasión dejaría para siempre el terrible encierro. Para eso era necesario que Sandro aceptara.

-Bueno, yo nunca he tenido un amigo, juguemos...

-Bien, empecemos, los dos al tiempo, deja la linterna ahí. Pon tus manos sobre el espejo y yo pondré las mías.

Así lo hizo el ingenuo Sandro lo que aprovecho el extraño para tirar de él y hacerle penetrar tras el espejo. Sandro, se volteó y ya el desconocido no estaba. No veía nada, palpo a su alrededor y solo noto un hedor insoportable y un intenso frío, lucho por salir pero una pared lisa y fría, se lo impedía. Araño, pateo, golpeo. Sus gritos y alaridos nadie los podía oír . Su lamento mas triste y desgarrador era llamar.. ¡Madre.... Madree!.
Quedo atrapado dentro del espejo. Nadie vendría a salvarlo.

La madre de Sandro y su novio ya estaban llevando el equipaje al coche. Perpetuamente malhumorada con él le dirigió una mirada y le cogió la linterna.

-Venga, ¿de donde vienes? date prisa o te dejare aquí ¡estúpido!. Sube al coche.


Pobre Sandro, su madre en su desprecio, no se percató de que no era él. ella nunca se había fijado con cariño en su hijo, jamás lo había mirado a la cara o lo había acariciado. Para ella cualquiera podía ser Sandro.

Este desapego y crueldad con su hijo pronto se volvería contra ella. Su vida se abocaba a una espiral de terror y maldad que empezaría a sufrir. Acababa de introducir en su vida al ¡MALIGNO!

martes, 20 de octubre de 2009

LUCÍA




Lucía era una muchacha muy bonita, su pelo largo y rojo, su sonrisa iluminando siempre su rostro, sus labios rojos y carnosos, y sus ojos pícaros de un color azul intenso, que brillaban especialmente cada vez que Lauro estaba cerca de ella.
Había nacido en una pobre y olvidada aldea, en una comarca aislada de su entorno, paradigma del atraso rural, de gente analfabeta, con enfermedades congénitas debido a los matrimonios entre familiares. Gente sin recursos que malvivían con lo poco que podían arrancarle a la tierra, una tierra pobre que se negaba a proveer a los que dejaban su vida en cultivarla.

Lucía era la mayor de cinco hermanos y contra toda lógica, era bonita y proporcionada ya que todos sus hermanos habían nacido con diversas taras. Sus padres eran primos ( como todos en aquella aldea) y también padecían males propios de la endogamia de aquel desgraciado y recóndito lugar con una situación de atraso de siglos. Allí nadie sabía con cuantos años contaba, ya que para ellos no era nada importante, cuando apenas se mantenían en pie ya tenían que trabajar, bien en las tareas del campo, transportar agua desde una única y lejana fuente o cuidar a los hermanos pequeños o la casa. Los días unos iguales a otros, trabajar, trabajar, y esperar al final del día una sopa donde flotaba un pedazo de nabo o de cualquier otra cosa que hubieran podido arrancar a esa tierra muerta.

Por eso un día Lucía se asustó, la aldea estaba revuelta, nadie acudió a los campos y un par de forasteros montados en preciosos caballos gritaban a los aldeanos. Al momento a las puertas de las ruinosas cabañas los padres mandaron alinearse a sus hijas. Allí esperaron.

Los dos hombres a caballo hablaban entre si, miraban a las niñas como si fueran mercancía que fueran a comprar y alargando la mano escogían. Lucía fue una de las escogidas. Sus padres la habían vendido para sirvienta en la ciudad en casa de ricos señores. Apenas contaba con diez años.

A las afueras de la aldea esperaba un carromato de los que transportaban pienso para el ganado donde fueron a parar las niñas escogidas. Ellas desconocían hacía donde se dirigían y la separación de lo que conocían las sumió en sentidos y profundos sollozos. El camino fue largo, dos jornadas le llevo el llegar al destino, en esos dos días las niñas cada vez mas temerosas empezaron a enfermar. Cuando el carromato paró en la puerta trasera de una gran casa, algunas de las niñas le fue imposible ponerse en pie, estaban extenuadas, hambrientas, temerosas. Por esa puerta salió una oronda y malhumorada mujer que gritando llamo a otras dos mujeres y les conminó a llevar a las niñas a un pozo que se encontraba en medio del patio. Allí las hicieron despojarse de los harapos que le servían de ropa, y lavarse por que el hedor que despedían era insoportable. Muertas de frio y desnudas sacaron ellas mismas el agua del pozo y allí mismo lavaron sus pequeños y torturados cuerpos. Algunas les fue imposible. Aunque acostumbradas a trabajar, el tortuoso camino y la fragilidad de sus cuerpo no resistían mas. Lucía ayudo a lavar estas pequeñas que se rendían ante tanto infortunio.
Las mujeres le acercaron un montón de trapos para que se vistiesen y las dirigieron a una choza donde guardaban la paja de alimento de las caballerías y allí las dejaron. Mas tarde las trajeron un tazón de sopa con pequeños pedazos de carne y un mendrugo de pan. Cuando Lucía terminó acudió en ayuda de algunas que ni tan siquiera podían alimentarse. La noche paso rápidamente, después de los días en el carromato, los dolores del cuerpos eran insoportables pero el cansancio era tan grande que el sueño vino enseguida.

A la mañana siguiente vinieron a por ellas y las hicieron esperar en el patio. Un hombre vestido como servidor de una gran casa las fue repasando y al llegar a ella, paró y la señaló. Al momento una de las mujeres tiro de ella la metió en la casa y le acerco un modesto vestido de tela basta.
El hombre que la había escogido con un ademán le mostró un pequeño carruaje. Nunca volvería a ver a las demás niñas. Después de un largo recorrido el carruaje paró en un gran patio donde un grupo de personas se afanaban en preparar grandes cantidades de manjares que Lucía jamas había visto. El sirviente hablo con una mujer y señaló a Lucía, después volvió a subir al carruaje y se dirigió a un lugar donde ya había otros, dejándolo allí. La mujer se acercó a Lucía la miro con ojos escrutadores y encogiendo los hombros y suspirando. dio media vuelta y siguió dando ordenes a todos los que trabajaban.

Una niña poco mayor que ella se acercó y cogiéndola de la mano tiro de ella y la introdujo dentro de la casa. La cocina rebosaba de personas cocinando en los pucheros y cortando y preparando toda clase de aves y pescados. La niña la hizo sortear todas estas personas que allí se encontraban y por unas escaleras bajaron hasta una habitación. Al entrar Lucía no pudo vislumbrar nada. Cuando sus ojos se acostumbraron a esa oscuridad, ya que no tenía ventana. La mostró un jergón y desapareció. Al poco apareció con una tajada de pan y un pedazo de queso.

-¿Como te llamas?

-Lucía -

Yo soy Nora, no te preocupes, nunca veras a los señores y seguro que de momento solo te mandaran a por agua o ayudar a encender el fuego o cosas sencillas. Mas adelante ya iras ayudando con trabajos con mas responsabilidad. Lucía, trataba de entender lo que le decía Nora pero toda su atención la tenia en el agradable sabor del queso ya que ella nunca lo había comido.

Lo años fueron pasando para Lucía, en esta casa y pese a la dureza del trabajo, las horas interminables arrodillada en el suelo intentando limpiar las manchas de lodo, excrementos y toda clase de manchas, fueron mucho mejores para ella que los transcurridos en la aldea.


Los amos vendieron la casa y el número de sirvientes fue decreciendo, Lucía fue de las que los nuevos dueños decidieron quedarse.

Los nuevos amos eran gente estrafalaria, ya en la casa no había la rigidez de antes, la nueva señora vestía lindos vestidos de última moda y su risa se podía escuchar por cualquier lugar de la casa o de los extensos jardines. Sus amigos la llenaban entrando y saliendo a cualquier hora del día, el trabajo nunca faltaba, pero a Lucía eso no le importaba, el trasiego de gente elegante y divertida, la música que no paraba de salir de un extraño aparato, la reuniones en cualquier rincón, todo era nuevo para ella. Algunas noches cuando cansada, se tumbaba en la cama antes de dormir soñaba despierta con ser ella alguna de las lindas muchachas que alegres, elegantes y divertidas se movía con toda familiaridad por la casa.


La señora en algunas ocasiones bajaba a la cocina y se sentaba a la mesa tomando un té mientras escuchaba las historias de algunos de los criados. Siempre se mostraba gentil y amable con ellos .Les agradecía como llevaban la casa y por ese motivo repartía pequeñas cantidades de dinero. Por Lucía sentía un gran aprecio, como ya era una linda muchacha , mando comprar un bonito uniforme con encajes y la nombró su doncella.


Los sirvientes rumoreaban escandalizados sobre la situación de los amos, decían que no estaban casados y que era un escándalo. Pero debido al gran aprecio que sentían por la señora pronto se acallaron los rumores. La vida en la casa se volvió muy agradable. Nunca antes Lucía se había encontrado tan bien pisando esos salones, preparando el baño o la ropa de su señora, ayudandola a vestirse o sintiendo su ligero y agradable perfume. Nunca antes su manos habían tocado tantas cosas bellas.

El señor marcho y ya nunca se volvió a saber ni hablar de él. La señora no pareció muy afectada y siguió con su vida de entradas y salidas, con jóvenes y bellos muchachos.


Un día un sonido llamo su atención, se asomó por una ventana y vio venir por el camino que llevaba a la casa un coche a motor. La señora adelantada a sus tiempos había dejado los carruajes de caballos y compró un coche descapotable al que pronto todos empezaron a llamar Bugatti. El coche no venia solo, el conductor un guapo mozo llamado Lauro paso a estar siempre limpiando y cuidando el coche, siempre esperando las ordenes de la señora.
A Lucía le gustaba Lauro, procuraba pasar cuantas veces podía cerca de él y las miradas que se cruzaban eran significativas del aprecio mutuo de los dos jóvenes. Paso el tiempo, Lucía ya había cumplido 18 años y algunas veces en la pequeña habitación que le había asignado la señora cerca de ellas sus sueños ahora eran con ser algún día la propietaria de todas las cosas bellas de la casa.

La señora era bella de una belleza irreal, se deslizaba por la casa como si flotara , a su paso un aroma perfuma todo cuanto estaba a su alrededor, su elegancia transcendía a todas las cosas, sus vestidos siempre a la última moda eran extremadamente refinados de telas nunca vistas antes, traídas de lejanos y extraños países, su tacto era fino, suave, delicado y los solía adornar con preciosos complementos. Lucía pasaba horas contemplando aquellas hermosas prendas las lavaba cuidadosamente, las planchaba y doblaba con primor y las acariciaba para sentir el tacto agradable de aquellas delicadas telas.

La casa estaba revuelta la señora marchaba a un crucero por los mares del Caribe y todos los sirvientes estaban volcados en preparar que todo estuviera a punto. Las compras de ropas y valijas se habían intensificado y la señora junto con Lucía iba disponiendo las cosas que necesitaría en su viaje, Más de veinte grandes baúles y maletas se fueron acumulando en el vestíbulo de la casa. Todas y cada de una de las cosas que portaban esas maletas las había preparado Lucía con todo mimo, las sedas, gasas, shantung, lanas. Para ella no había trabajo mas maravilloso.

La señora despidió al personal y en la casa solo dejó a Lucía y Lauro, tenía plena confianza en ellos y deseaba que Lucía se cuidara de su vestuario y de la casa y Lauro tuviera siempre a punto su precio coche Bugatti y el jardín.

Lucía estaba exultante, delante del espejo se cepillaba su largo cabello, se probaba deliciosos vestidos del armarío de su señora. Se encontraba bellísima. Dudó entre varios y al fin escogió uno de delicada organza en color lavanda. Se recogió el pelo en lo alto de su cabeza y escogió un prendedor de pelo con figura de una pequeña libélula de amatistas. Estas joyas al ser de escaso valor la señora nunca las guardaba. Del tocador escogió un hermoso frasco labrado y destapándolo, con el tapón, impregnó los dos lados de su cuello .

Bajó por las escaleras intentando imitar la forma tan elegante de andar de su señora. Al llegar al salón, se asustó allí estaba Lauro. Él la miraba extasiado como si la viera por primera vez. Los dos se miraron y rieron a carcajadas.

-Lucía era la mujer mas bella que nunca he visto.

-Lauro, es por las ropas de la señora..

-No, siempre; desde el primer día que te vi pienso solo en ti, no necesitas esas ropas para parecerlo.

A Lucía le subió el rubor a sus mejillas.


-Lucía, ven conmigo- y diciendo esto la agarro de la mano y tiro de ella- Salieron al jardín y Lauro la hizo un ademán para que espera allí y corrió hasta donde estaba aparcado el coche.

Al momento ya estaban Lauro y el coche junto a Lucía.

- Esta elegante señora merece un delicioso paseo donde lucir su explendida belleza.

Los dos jóvenes rieron y Lucía después de dudar un segundo abrió la puerta del coche y se sentó junto a Lauro. Ya Lauro se disponía a poner en marcha el potente coche cuando Lucía le dijo - Espera ya vuelvo-

Corrió escaleras arriba, se había acordado que su señora nunca salía en el coche sin ponerse un foulard al cuello. Sabía donde buscar, enseguida encontró lo que quería, un precioso foulard de seda larguísimo. Frente al espejo lo puso en su cuello dando dos vueltas sobre él dejando colgando a los dos lados de sus hombros por la espalda el resto de aquel precioso complemento. Bajó las escaleras como lo hubiera hecho una reina y de un pequeño salto, se sentó junto a Lauro, alegre, hermosa, llena de vida. Se miraron los dos jóvenes y riendo Lauro arrancó y aceleró el coche.


El hermoso foulard de Lucía al viento, vaporoso como una mariposa de bellos colores, floto en el aire y el infortunio hizo que se enredara en los radios de las ruedas del potente coche. El bello cuello de la muchacha fue oprimido tan fuerte como si el liviano foulard se hubiera convertido en unas garras malignas de fuerza sobrenaturales.

El cuello de Lucía fue brutalmente desplazado hacía atrás y cercenado. Un terrible crujido desplazó a las risas de Lucía.

LA AUTORA

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