martes, 21 de abril de 2009

Colchón de viscolátex natura


El tiempo estaba pasando y el dinero se acabó. Manolo, después de su salida tan poco airosa de su casa tras la terrible impresión que tuvo al ver a la Nena tan horrorosa (después de haberla visto deseable por los efectos de la vacuna amorosa) no se ha había vuelto a pasar por el trabajo.

Al principio no apareció para que la Nena no lo localizara, pero luego no tuvo
más remedio que desaparecer para siempre ya que su jefe le amenazó con llamar a la policía si aparecía por allí. Y gracias que le sujetaron entre dos compañero de trabajo. Manolo no comprendió la inquina de su jefe, total, si solo había faltado 2 meses.

Pero claro, quizá no fue muy buena idea el día en que la mujer de su jefe y él se encontraron y como ninguno tenía nada que hacer, pues se fueron al adosado. Y como una cosa lleva a la otra y la carne es débil y la cama del jefe es “cojonuda”, de esas que anuncian por la tele….. o sea que después de haber hecho un trabajo bastante fino a domicilio el maldito colchón les jugó una mala pasada . Tan a gusto se encontraron que se quedaron dormido hasta que un bufido junto con una traca de feria de Valencia… despertó a Manolo .Una visión de película española de los 70 se reproducía allí. Su jefe apareció de cuerpo presente cerca de la cama con una escopeta de caza en las manos y con toda la intención de dispararla.

A Manolo solo le dio tiempo a tirarse en plancha por la ventana (menos mal que era un adosado y el golpe no fue gran cosa) peor fue esquivar los perdigones que sin piedad le enviaba su ya exjefe.

Por eso a lo mejor no fue una gran idea ir a reclamar el trabajo pasado unos días.
Las disquisiciones que rondaban por el coco de Manolo sobre su porvenir no podían ser peores, pero una cosa no paraba de darle vueltas, su jefe entre juramentos cuando le apuntaba con la escopeta decía entre dientes que mataría a los dos. Esa amenaza hasta a Manolo le parecía razonable pero lo que no termina de comprender es lo que su jefe en semejante situación no paraba de decir………”

- Esto es mi ruina, si los mato voy a la trena y si nos los mato me quedan por pagar 36 mensualidades del maldito colchón de mi oprobio.

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LA AUTORA

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