lunes, 9 de noviembre de 2009

DOS MUJERES, UN VESTIDO


Pronto terminaría el turno en su trabajo y María podría liberarse por ese día de ese mal pagado y extenuante trabajo. Desde que llegó a la gran ciudad desde una pequeña capital de provincías ese trabajo era lo mejor que pudo encontrar.

De nada le sirvio los estudios universitarios que con gran esfuerzo de ella y sus padres consiguió terminar. En todas las empresas donde había presentado su curriculum, siempre la misma respuesta " Pronto la llamaremos" pero esa llamada nunca llegaba.
Mientras María subsistía con el pequeño sueldo que recibía sirviendo a los clientes de una empresa de comida rapida.

Desde luego que esto no era lo que esperaba cuando salio del entorno familiar, sus sueños eran establecerse en la gran ciudad, lograr un trabajo acorde con sus estudios y poder acceder a todo lo que la ciudad le podía ofrecer, amistades, un buen trabajo, ocio, cultura...
Pero lo único que había conseguido, era compartir un piso modesto en la periferia junto con otras muchachas que también llegaron a la gran ciudad con la mismas pretensiones que María .
Pero el tiempo pasaba y nada de lo soñado se les cumplía.
Cuando decidió marchar de su entorno uno de los motivos que más le indujerón era su sueño de poder ir alguna vez a la opera. Su padre era un gran aficionado, sus viejos discos no paraban de sonar. En las largas tardes de invierno ella estudía siempre acompañada al otro lado de la pared por esas magnificas voces. Sabía cada acorde de muchas operas, cada inflexión de voz de un tenor o una soprano. Conocía cada uno de los divos de todas las epocas . Esa musica había suplido muchas carencías de sus vidas, les habían acompañado, les conformo sensaciones , les sacó de la mediocridad.

Fue una gran y penosa decisión la que tuvo que tomar. Sus padres le animaron, ya que solo deseaban lo mejor para ella, pero la separación de sus seres más queridos y carecer de su apoyo la perturbaba y no sabía si tendría el valor suficiente para afrontar sola esa nueva etapa.Cuando su padre en la despedida la abrazó, las lagrimas no las podía contener y al separarse de ella le susurró al oido -"Prometemé que haras todo lo posible para asistir a la opera, y cuando estés allí pensaras en nosotros"-Esta escena era recurrente cada vez que pensaba en su familía y en su pensamiento veía a su padres sentados en la sala pasando largos momentos con su música preferida..la opera. Esto se reproducia en su sueño ya que nunca alcanzaba a subir por esas escaleras con el vestido perfecto, con el paso de reina.

Últimamente no se encontraba bien, padecía de crueles pesadillas ,esas eran tan reales que aún después de haber despertado su corazón latía aceleradamente y sus gritos a veces despertaban a sus compañeras.
Al salir del trabajo le gustaba volver a casa dando un largo paseo, se paraba en los iluminados escaparates y pegaba su cara a ellos acariciando la esperanza de poseer alguna vez alguno de los carisimos, zapatos, vestidos o complementos. Llevaba mucho tiempo careciendo de lo mas imprescindible pues ahorraba cada centimos con la pretensión de comprarse un exquisito vestido y asistir a la opera como si de una gran dama se tratara.

Se paraba ensimismada todos los dias de representaciones a la puerta del teatro y contemplaba al publico entrar presurosos, bien vestidos, con maneras exquisitas, los caballeros saludaban a las damas imitando el beso en la mano, ellas sonreian y hacían corrillos , cuchilleaban y María deducia que criticaban algún fallo en el vestir o de protocolo de los demás.

Envidiaba a estas mujeres y se decía que debía ser ella la que traspasara la puerta y subiera por aquellas maravillosas escaleras. Ella si que apreciaría de verdad lo que era una representación de opera y no una de esas fatuas mujeres que sin dar importancía traspasaban la puerta solo por el prestigio social que se suponía que este acto tenía.
Se rebajó a limpiar por horas en casa de señoras que no podrían rivalizar con ella ni en conocimientos ni en belleza y elegancía. Todo por conseguir cumplir su sueño y el de su padre.
Los días pasaban y María confundida con la masa era una más de las muchachas que emigran a la gran ciudad y que allí languidecen sin conseguir sobresalir en nada.

Sus compañeras de piso y de trabajo, se reian de ella cuando la invitaban a salir a distraerse después del trabajo y ella se negaba sistematicamente alegando no poder gastar. Sus amigas le decian que estaba malgastando su vida por un sueño que quizas mas adelante si le cambiaba la suerte le sería facil realizarlo sin tanto esfuerzo.

Por fin llego el día que la cantidad de la que disponía parecía que posiblemente ya sería suficiente para poder llevar a cabo sus propositos.

Ese día estaba muy distraida en su trabajo, dos pedidos de diferentes mesas los había equivocado y dos refrescos se derramaron, su jefe la había reprendido.

Pero María estaba deseando salir del trabajo porque se iba a pasear por las calles donde se asentaban los mejores comercios de la ciudad, quería comprarse un bonito vestido para por fin cumplir su sueño de acudir a la opera.
Paseó y se paró en cada una de las mejores tiendas de la ciudad, miró uno a uno cada vestido expuesto en todos los escaparates.

Por fin en una tienda carisima, vio un vestido con el que había soñado miles de veces, le parecío que alguien en un taller de costura lo había diseñado tan maravilloso pensando en ella, su fina tela, su color, su exquisito diseño....¡Decidido mañana lo compraré!

El siguiente día fue el más largo de toda su vida, nunca había comprado en una tienda tan selecta y no sabía como comportarse.

-¡Buenas tardes!

¡Buenas tardes! podía servirle en algo?
-Vera estoy interesada en el vestido color champan del escaparate.

La dependienta no pudo disimular una mirada de incredulidad, pero al momento se repuso y con parsimonía le dijo.

-Sabe, ese vestido es exclusivo, su precio es muy alto y...........
María interrumpio a la mujer.

¿Puedo probarmelo?

-Por supuesto ahora mismo mando que lo traigan.

No obstante la mujer entre dientes iba murmurando, trabajo para nada ,esta no tiene dinero ni para un botón de este vestido.


-Aqui lo tiene, cuando quiera le acompaño al probador.-


La vendedora entró en el probador y colgó y extendio cuidadosamente el vestido.
-Cuando quiera me llama si necesita algo de mi, soy Olga.


Mientras María se probaba el vestido .La puerta del comercio se abrió y con un modo altanero entro una joven.

-Señorita Vergara, ¡Buenos dias!


Sin contestar se dirigió hasta el mostrador y allí dirigiendose a la vendedora le dijo.


-Vengo a por el vestido que ayer me estuve probando.


-Lo siento mucho señorita Vergara, pero en este momento otra señorita se lo está probando. Como ayer no le interesó.


-Bueno, eso no importa yo compro siempre colecciones enteras y exijo que ese vestido sea para mí.

María no lo dudo aquel era el vestido, reflejada en el espejo se encontró mucho mas bonita de lo que ella hubiera soñado.

Cuando llamó a la dependienta, vio que había algún problema su cara era de contrariedad.

-Señorita-dijo la dependienta a María- ha habido un error ese vestido estaba vendido.


María, notó como si alguien le hubiera dado un mazazo sus piernas se tambalearon y por un momento le parecio que se desmayaria.


-¡Pero no puede ser? el vestido estaba en el escaparate y nunca vi, ni me dijeron que estuviera vendido.

-Ya le he dicho que ha sido un error....lo lamentamos, podemos enseñarle otros del mismo modisto.


-¡ NO! gritó María, quiero este y me lo llevaré, aquí tengo su importe y diciendo eso saco nerviosamente un puñado de billetes y los puso sobre el mostrador.


-Señorita, no se ponga así, no queremos un escandalo en la tienda.


María se encontraba mal, tanto sacrificio, tantos sueños....Tenía que ser ese vestido sin él no se podría realizar por lo que tanto se había esforzado.


Tuvieron que sentarla porque su apariencía delataba lo mal que se sentia.


Sentada allí se fijo en una elegante muchacha a la cual le habían acercado el vestido que le habían arrebatado a ella. Todo en ella mostraba su pertenencía a una familía de clase alta, se la veía segura de si misma, acostumbrada a que su caprichos fueran ordenes para los demás. María estaba segura que nunca habría necesitado sacrificarse para poder alcanzar cualquier cosa que se hubíera propuesto.

Por eso estaba segura de que le habían quitado el vestido para plegarse a los caprichos de aquella ricachona. En aquel mismo momento María empezó a sentir un odio hacía a aquella mujer y hacía el el mundo entero, la habian tratado como una basura , habían despreciado el dinero que tantos sacrificios le habían costado. Para conseguirlo se había privado hasta de lo más esencíal, trabajado en casa de señoras despotas, analfabetas, con niños insufribles, caprichos, y maridos babosos a los que alguna vez tuvo que pararles los pies .
Mientras se reponía escuchaba a muchacha del vestido hablando con la dependienta.

-No me gustaba mucho este vestido, pero es lo mejor que he encontrado, me servira para la premier de la opera dentro de un mes. Empieza la temporada con Norma. Mi familía no estará tienen un compromiso ese día, supongo que invitaré alguno de mis amigos a mi palco.

María abandonada en la silla, comprendio que ya nada sería igual de ahora en adelante, su ingenuidad y fe en la raza humana se acababa allí. Desprecio era lo que recibias si naces pobre y quieres acceder aunque sea por una sola vez a los privilegios que los nobles o ricos ya disfrutan desde su nacimiento.

Se levantó de la silla y como si fuera invisible, nadie reparó en ella, salío de aquella tienda donde había sido humillada solo por el hecho de querer acceder por un día a sentirse una gran dama.

Los dias siguientes fueron de un cambio drastico de María, abandonó su trabajo, descuidó su higiene y pasaba dia y noche en su habitación negandose a comer, sus compañeras de piso estaban muy preocupadas por ella la dejaban bandejas con alimentos las cuales retiraban intactas. No comprendían su actitud y especulaban sobre lo que le había podido pasar para ese cambio.

María empezó a tener obsesiones el aislamiento y la falta de alimentación le hacian mella en su salud mental, se transformó, la locura empezó a ser su fiel compañera. Su influencía era por momentos evidente, María hablaba en voz baja, en soliloquios que solo ella comprendía, la mecha de la locura estaba prendida y en ese fuego ella se estaba consumiendo.

Un día se decidió a salir a la calle, aquella no era la muchacha de apenas unos días, sucía, titubeante en el andar, con mirada extraviada...

Cuando volvio, sacó de una bolsa unas telas. Cortó, y cosió sin levantarse para nada, obsesionada con terminar la tarea. Cuando al fin terminó, la prenda que surgió parecía un disfraz de bruja.

Se aseó, busco un vestido en el armarío y cogiendo la bolsa donde había introducido ya la prenda hecha por ella, salió a la calle.


Sus pasos como los de un automata le condujeron a la puerta del teatro de la Opera.

Se paró en la puerta mezclada con las personas que curiosas miraban la entrada de los asistentes, estas comentaban cada una de las peculiaridades de lo que allí sucedía. De pronto un murmullo se extendió entre estas personas. Acababa de salir de un lujoso coche una joven bellisima vestida con un espectacular vestido color champan.


Al momento María reconocío su vestido. Un vertigo de rabía se unió a su locura. La visión de aquella muchacha subiendo la escalera nubló sus sentidos.


.-¡No podía ser, esto le estaba reservada a ella ¡ No lo permitiría !


Espero agazapada a que las personas que miraban curiosas fueran desapareciendo. Cuando ya se disponian a cerrar la puerta sacó del bolsillo una entrada y se introdujo en el teatro.


No fue la subida de la escalera como la que siempre soño.


Su ofuscación la izo perderse por los pasillos, sabía que en uno de los palcos preferentes estaría aquella mujer....daría con ella.


Bajo al patio de butacas y desde alli escruñidió uno por uno los palcos, por fin dió con el que buscaba. Allí se encontraba deslumbrante aquella mujer y ...¡estaba sola!.

Esperó a que las luces fueran apagadas y se deslizó buscando el palco.


En la puerta paró para que su su cabeza que palpitaba al unisono de su corazón se calmara, pero era más fuerte la ira que la embargaba. Todo lo despació que pudo abrio el bolso y de alli sacó un precioso cordon grueso de seda lo tomo entre su manos y empujó la puerta del palco y entró.

De espalda a ella y sin darse cuenta de su presencia, estaba la mujer que le había arrebatado su sueño y los sueños no se deben robar, los sueños corresponden a las personas que los tienen.


Entre sus manos el cordón de seda . Sin vacilar lo dejo caer hacía delante y rodeó la garganta de la mujer. Un ligero grito y el intento de ella por deshacerse de él. Se revolvió en el sillón llevando sus bellas manos al cuello, intentando quitarse aquello que le promosticaba la muerte, pataleo jadeó.... pero las bellas voces de los cantantes acompañados de la gran orquesta no dejo percatarse a nadie lo que allí pasaba.

Fueron unos pocos minutos, María solto y la muchacha cayo hacía un lado del sillón, flacida como una muñeca de trapo, parecida a aquella princesa de cuento que quedo dormida al morder la manzana. Rapidamente la despojó de su vestido y sacando el que ella había confeccionado, cuidadosamente la vistió con él.

Mientras en la escena Adalgisa y Norma se enfrentan en el celebre duo " Mira o Norma".


Maria antes de salir se volvio y contemplo a la muchacha con el vestido que ella había confeccionado- ¡estás verdaderamente horrible!.

Al fondo la opera siguía su curso, Norma cantaba "Casta Diva·.

María se paro un momento y dos lagrimas corrieron por su mejillas. No era asi como ella hubiera querido ir la primera vez a la opera.

Bajo las escaleras como siempre había pensado. ¡Con un delicado y bello vestido!.

2 comentarios:

MARIA JESUS dijo...

Tengo en mi patio un trompetero que durante todo el verano esta cuajado de flores, y yo le digo a mi marido ¡Si por cada trompeta me dieran un euro no me cabrían en el bolsillo, ¡pues si utd dijera lo mismo (ajustando el precio claro)de sus historias estaría igual, con que facilidad les salen, y todas preciosas.

emilio garcia perez dijo...

Carmen, verdaderamente me he quedado maravillado con esta historia del vestido. Todo el relato me ha gustado
y es una bella historia que podías novelar muy bien si te pones hacerlo.
Henorabuena y un BESAZO.

LA AUTORA

LA AUTORA