martes, 17 de noviembre de 2009

EL DESPERTADOR



Antonio, era un empleado ejemplar, en el banco donde trabajaba sabían de su bien hacer, su puntualidad, su amable trato al cliente, siempre impecable en el vestir, pulcro, aseado, todavía su figura se mantenía en forma, su cara de gesto amable, dientes blanquisimos y pequeñas arrugas apenas delataban que ya se acercaba a la cincuentena.


Él procuraba mantenerse en forma, vivía solo y hubiera deseado tener una familia, pero la única relación que pudo terminar en boda fue hace ya mucho tiempo.



Ella era mujer muy guapa, independiente, con poca vocación por la vida en pareja, prefería por encima de todo su trabajo. En la intimidad él gozaba de acariciar cada pliegue de aquel cuerpo perfectamente formado, contar, uno a uno, aquellos lunares que como pequeñas estrellas poblaban su cuerpo, palpar aquella piel tan suave como la seda, enredarse en su cabello negro y largo, olerlo, meter sus dedos en el y perder la noción del tiempo transcurrido. Después, viéndola dormida junto a él, sentía miedo a perderla por no merecerla, se sentía inferior en todos los ámbitos a ella, él no era más que un mediocre empleado de banca y ella lo tenía todo, escalaba rápidamente en su trabajo, era atractiva, sociable, divertida
El día que él tanto temía llegó, la rutina se instaló en sus vidas. Él intentó retenerla pidiéndola en matrimonio, pero ella cogiéndole las manos entre las suyas le atrajo hacía si y le hablo cariñosamente haciéndole ver que la relación estaba acabada, el amor terminó y no debian prolongarla más, se harían daño.


Quedó deshecho, nunca ya fue el mismo. Muchas noches soñando, olía su perfume, la veía echada allí junto a él, perfecta, como una dama del renacimiento, pintada desnuda por el mejor maestro pintor, la felicidad le embargaba y soñando alargaba su mano con delicadeza para acariciarla, pero nunca en su sueño llegaba a hacerlo. La deseada figura se esfumaba antes de que él pudiera alcanzarla.


Durante muchos años sueños parecidos a este le atormentaron. Ahora ya nunca recordaba lo que soñaba, se había convertido en un ser rutinario y anodino que ya no esperaba el cariño y la compañía de una mujer.


Su vida ahora la dedicaba a su trabajo, dormía, comía, se arreglaba y componía para lo único que le quedaba, su trabajo. Procuraba ser amable con los clientes y ser muchas veces cómplice de sus confidencias. En verdad sus únicas amistades eran los clientes antiguos con los cuales solía desayunar algunas veces y esporádicamente salir alguna noche con algunos que también habían perdido a la mujer que amaban y se unían a él para apoyarse mutuamente en sus soledades.


Por eso Antonio estaba tan vinculado a su empleo, era lo único a lo que poder agarrarse afectivamente en la vida que desde años venia arrastrando. Era lo más parecido a una familia.


Su vida pasó de ser rutinaria a ser un infierno, los rumores en la prensa y en el propio banco eran que la banca estaba pasando una tremenda crisis y que los despidos iban a ser masivos y su edad le hacía de los proclives al despido, esto le estaba obsesionando le mantenía totalmente enervado y aunque en el trabajo procuraba mantenerse lo más tranquilo posible, día a día cada vez le costaba más.


La noche era un infierno, descansaba muy mal y por las mañanas se encontraba maltrecho al no haber descansado.


Un día el despertador no sonó y al descubrir que llegaría tarde al trabajo se desesperó, pensó durante el trayecto que al llegar recibiría alguna amonestación, pero eso no sucedió, el director cuando él se disculpó nervíosamente, no dio importancia al hecho, pero Antonio no quedó tranquilo.


Aprovechando su hora de desayuno, entro en un bazar chino y compró un despertador digital con grandes números rojos que marcaban las horas, comprobó que la alarma era potente y que no le ocurriría como lo que le había pasado con su viejo despertador. Al pagar le asombró el precio, era tan barato que por un momento pensó cuanto pagarían a las personas que los fabricaban.


Más tranquilo al llegar a casa con su compra se deshizo del viejo reloj y lo reemplazo por el nuevo.


Aquella noche se durmió tranquilo sabiendo que no le volvería a pasar el llegar tarde al trabajo. Su nuevo reloj le dio la suficiente tranquilidad.


Despertó angustiado en plena noche, los grandes numeros rojos del despertador marcaban las 4,05 no recordaba la pesadilla pero le había producido un gran desasosiego, ya no pudo volver a dormir


Cada noche se volvía a repetir las mismas circunstancias, se despertaba terriblemente asustado y siempre a la misma hora las 4,05


Empezó a llegar todos los días al trabajo tarde a descuidar su aspecto y a rehuir a la gente.


En el banco fue puesto en primer lugar para los posibles despidos.


Recurrió a las pastillas que los médicos les prescribieron para dormir, pero nada dio resultado. Inexorablemente cada noche a 4,05 llegaba su sufrimiento. Se despertaba con el sudor perlandole la frente, el pecho y el corazón se movían como un ave antes de morir abatida por el tiro del cazador, el pánico era tan grande que solo lo aliviaba llorando compulsivamente.


Cada noche que transcurría al despertar a las 4,05 de esa forma tan angustiosa, iba recordando más de la pesadilla que le hacía despertar así. En ella veía a decenas de personas, la mayoría mujeres, que despavoridas intentaban huir de lo que a él le parecía fuego.


Por fin se llevó a cabo su despido, le agradecieron los años prestados a su servicio y con una gratificación le pusieron en la calle.


Para Antonio no fue demasiado traumático, su vida se había vuelto tan penosa que el no tener que trabajar le supuso un alivio. Pensó que quizás las pesadillas cesarían.


Las 4,05...las 4.05.... su cabeza martilleaba obsesivamente esa hora. Paseaba como fiera enjaulada, sucio, descuidado, con una sola obsesión ¿por qué? ....¿a que se debería despertar así siempre a esa hora?


Empezó a temer que la culpa la tenía el despertador, todo había comenzado cuando él lo trajo a casa ¿pero como, por qué?. Fue a buscar el envase del reloj y con él debajo del brazo salió a la calle.

Cuando explico en la agencia de detectives la gestión que deseaba hicieran, les ocultó las pesadillas que sufría, solo quería que le informaran sobre la empresa que se dedicaba a fabricar esos relojes.

Pasaron unos días y se presentó en su casa un empleado de la agencia contratada por él, le dio un sobre con el informe con los datos que habían podido recabar sobre la empresa. Cobró sus honorarios y se marcho dejándolo solo.

Antonio se sentó con el sobre entre las manos y con nerviosismo abrió el sobre.


-" Lamentamos que los informes requeridos por usted sobre la empresa Surisay Corp. no puedan ser mas extensos, pero esta empresa desapareció y fue un gran escandalo a nivel internacional al fallecer decenas de personas debido a un fuego. Al parecer el patrono tenia a los empleados en régimen de esclavos, vivían, comían y dormían en la fabrica y cuando la abandonaba los encerraba, lo que dio motivo a que ningún trabajador pudiera salvarse del fuego , solo un pequeño almacén con algunos relojes listos para la importación no sucumbió al fuego El 9 de Noviembre de 2002 fue cuando se produjo este lamentable accidente a la hora española de las 4,05."


1 comentario:

MARIA JESUS dijo...

precioso,como todos los relatos que escribe ,Carmen que tiene madera de gionista, haga gestiones que le puede pasar lo que yo quisiera que me pasara con las trompetas de mi patio.

LA AUTORA

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