domingo, 20 de febrero de 2011

UN DIA ESPECIAL


El reloj sonó y desperté soñoliento y aturdido, el calor de tu cuerpo junto al mío me reconfortó Procurando hacer el mínimo ruido me levante y contemplé como dormías. Me senté al borde de la cama y con el primer rayo de sol que ya empezaba a entrar por la ventana escudriñé cada resquicio de tu cuerpo, en el que descubrí ya, que los años empezaban a hacer mella en él.
Tu vientre antes terso y plano ya dejaba ver pequeños pliegues, tu cara jovial y hermosa ya empezaba a llenarse de pequeños surcos y tu siempre hermoso pelo rubio estaba perdiendo ese brillo que le caracterizaba. Me acerque a ti y aspiré a fondo tu olor, lo quería todo para mi, ese olor que te hace única, que descubriría entre miles. Nuevamente me eche junto a ti y como un ladrón que lo quiere todo para él, te abrace, te encadené con mis brazos. Tu te giraste hacía a mi y por un segundo, y aún dormida suspiraste, extendiste tus brazos y también me abrazaste, brindándome tu boca y esperando mi beso, yo para no despertarte solo roce tus labios.
Volví a levantarme, con cuidado para no despertarte, te tapé con aquella manta suave que a ti tanto te gusta, pero antes volví a mirar tu cuerpo. Ese cuerpo que para mi es el más bello que pueda existir, ese cuerpo que yo conocí joven y en toda su plenitud, que lo goce así y que aún, cuando han pasado los años, se me eriza el vello siempre que le contemplo, ese cuerpo calido que me hace sentir vivo, que hace que mi sangre corra por mis venas y que aunque pasen los años sigo deseándolo.
Desperté a los niños y advirtiéndoles que no hicieran ruido, que mamá estaba dormida les preparé el desayuno, Lucía quería enseñarte un dibujo que había hecho para ti, pero yo le dije que me lo dejara y que cuando despertaras yo te lo daría. Darío me recordó que le tenías que recoger a las 6 en el gimnasio y Laura me preguntó si podía quedarse a dormir en casa de Sofía. A todo esto les conteste lo mismo que a Lucía que ya te lo diría a ti. Los niños después de darme achuchones, besos y abrazos marcharon al colegio
Pasee por la casa, me gusta saber que es mi hogar, reparé en detalles que nunca antes lo había hecho, una pequeña figurilla de porcelana, un libro fuera de la estantería, un cuadro torcido, un jarrón con flores que ya empiezan a marchitarse, pequeñas cosas que me iban alegrando el corazón .
Mi vida es plena por ti y nuestros niños, en ellos veo una prolongación de nuestro amor, ellos son un vínculo más entre tú y yo. Nunca jamás me hubiera atrevido a soñar con compartir mi vida con una mujer extraordinaria y junto a ella envejecer y ver crecer a nuestros hijos.
Hoy no hay prisa. No voy a ir a trabajar. Prepararé un buen desayuno, y tranquilos comeremos, charlaremos, reiremos y despues haremos el amor con ternura, despacio, disfrutando cada minuto, cada segundo, complementando nuestros cuerpos, que ya no son tan jóvenes, sintiendo nuestros corazones latir como uno solo

1 comentario:

MARIA JESUS dijo...

Precioso Carmen, de cuentos de hadas. Un besito.

LA AUTORA

LA AUTORA