jueves, 23 de agosto de 2007

CARTA A NAPOLEÓN

Querido Napoleón:
Espero que al recibo de esta estés bien, nosotros bien gracias a Dios.
Las pesquisas que estoy teniendo que hacer por tu duda existencial no me están siendo fáciles.
Comprende que mi sesera no está para disquisiciones vitales y me ha costado varios días comprender lo que querías de mí.
He tenido que consultar varías veces el “Chafardero Ilustrado” y el “Faro Criticón” para poder completar las señales que me mandabas en tu carta.
Aun hoy todavía no comprendo porque te es tan necesario para tu estabilidad vital el comprender las leyes que diversos estados dictaron en su momento.
¿No has pensado que lo peor de la plebe del mundo se encuentra entre la clase política?
Bueno, vamos al grano, he movido un poco los hilos y he estado investigando, primero, he conseguido que “El Suelas” (llamado así por su trabajo, recompone zapatos) se avenga a charlar conmigo. “El Suelas” me lo han recomendado como gran filósofo. Al explicarle el motivo de mi visita resopló y dijo “ esta cuestión es harto complicada, Sócrates, Platón, y muchos más ya se preguntaban lo que hoy se pregunta tu amigo".
¿Por qué los hombres promulgan leyes absurdas? Pero no es en sí absurdo promulgar leyes. ¿Se necesitan? Sííiiiiiiiii……….”
Y así me dejo mi amigo “El Suelas”
Como veía que el asunto se me iba de la mano, decidí trazar un plan y para eso no hay mejor sitio que “Vientos de Bonanza” allí me cite con Paco (el peluquero) , Mariano el repartidor de butano y Bartolo (sin profesión reconocida) pedimos unas cervezas y desplegamos el Chafardero y el Faro, también puse tu carta sobre la mesa para tener todo a la vista.
Después de diez cervezas y dos horas de estudio y comparación, estábamos como al principio. Se me olvidaba decirte que Bartolo nada mas sentarnos sacó de un bolso un rollo de papel de aluminio , corto unas tiras de unos quince centímetros las enrolló y las dejó sobre la mesa, después cortó otro pedazo mas grande y con este fabricó un gorro, el cual se encasquetó en el coco y después a modo de antenas puso las tiras que había enrollado. Él dice que así contactaría con sus amigos extraterrestre del planeta “Venega” pero lo venegianos no se dignaron a contactar con él y Bartolo se dio por vencido ya que sin la ayuda de sus amigos (creo que hace un tiempo fue abducido) no se veía capaz de colaborar en la resolución de tan arduo asunto, y diciendo esto se dio el piro.
Paco exaltado propuso asaltar el ordenador de la CIA , pero enseguida lo descartamos porque ninguno teníamos ni puñetera idea de cómo se hacía eso. Paco seguía en sus trece ya que decía que en las películas, la CIA todo lo sabe.
Pero Mariano y yo más prácticos decidimos preguntar en foros de Internet.
Nos fuimos a un cibercafe y no nos hemos levantado de la silla en tres días, pero todo ha sido en vano.
Tú me enumeraste unas cuantas leyes absurdas, pero nosotros en estos tres días las hemos encontrado a miles. Yo creo que es condición humana reunirse para hacer leyes que nunca se cumplen y en si mismas son un despropósito. Y en esto no hay un país que se salve., .
Estaba tan enfadado con esta cuestión que me largue al pueblo de mi suegro y allí he comprado un cerdo.
Nos bebimos unas cuantas botellas de vino y en honor a tu gloriosa figura de estratega y de excelso personaje de la historia, Con ese mismo vino lo bautizamos imponiéndole por nombre NAPOLEON.
Creo que esto al menos, si no aclara tu duda existencial te servirá de consuelo saber que hemos revindicado tú nombre y se ha desafiado una ley absurda.
Sin más me despido de ti deseándote paz para tu terrible dilema.


P/D – Napoleón perdona pero yo no sabía que investigar fuera tan caro, entre la compra del cerdo, las cervezas, el vino y el cibercafé, me he quedado más tieso que el palo de un churrero. Si puedes, mándame algo de dinero.

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