sábado, 2 de octubre de 2010

CUATRO SOLUCIONES A UN MISTERIO

TERCERA Y ÚLTIMA PARTE


Bueno empezó Antonio, ya sabéis que yo no creo que haya pasado nada fuera de los normal, seria mucho esperar de este pueblo tan aburrido, pero ya que tengo que contar algo ahí va.

Mi teoría es que a Alejandro le gusta la caza tanto que no acata los periodos de veda. Por eso ya ha tenido bastantes problemas porque lo mismo le da caza mayor que caza menor y siempre se está metiendo en los cotos privados.
Hasta ahora siempre ha podido salir bien parado porque conoce el terreno como nadie y es casi imposible dar con él, sabe camuflarse y siempre elude a los guardas de todos los cotos.
Pero Justino el guarda mayor de “Cantos Negros” se la tiene jurada y para él sería un triunfo el poder llevar ante la justicia a Alejandro.
Pues bien la otra tarde ya casi al anochecer Alejandro penetró en “Cantos Negros” con la intención de dar caza a un macho de jabalí que había estado espiando durante casi un año. Este ejemplar vale una cantidad asombrosa el abatirlo y el coto lo tenía reservado para una montería que muy pronto se realizaría.
Por lo tanto Justino cuidaba del macho como si de él mismo se tratara ya que una montería dejaría mucho dinero en el coto y habría reparto para todos.

En su ronda de aquella tarde su sexto sentido presintió que algo ocurría. Cargó su escopeta cogió sus prismáticos y se metió en el coche todo terreno, se acercó a donde pastaba el macho, descendió del coche y muy suavemente se deslizó ladera abajo y se metió entre piedras y retamas. Efectivamente no pasó más de medía hora cuando una silueta que se movía sin apenas hacer ruido salió de entre la arboleda y tomó posiciones para espiar al macho. La persona sabía lo que se hacía y sus movimientos pasaban desapercibidos al animal el cual pastaba tranquilamente.
Nada tranquilo estaba Justino, ya que sabía perfectamente de quién se trataba y las intenciones que tenia. Debía hacer algo inmediatamente, pero debía esperar hasta que el otro tomara la iniciativa
Alejandro sabía que no podía usar la escopeta pues si fallaba el primer tiro no tendría oportunidad de tirar otro ya que el animal, ya el ruido le delataría y pronto se le echarían encima todos los trabajadores del coto.
Sacó de su mochila un gran cuchillo que él mismo había preparado afilándolo y templándolo con sumo cuidado. También extrajo de la mochila otro más pequeño para una vez clavado el grande en el cuerpo del animal justo en la testuz con el más pequeño rebanaría el cuello del macho. Alejandro deslizándose por el terreno como un fantasma, llegó junto al animal y cuando se disponía con su gran cuchillo a dar caza al macho algo pasó a sus espaldas que hizo que el macho se apercibiera de su presencia.
Lo que había pasado es que Justino había salido de su escondrijo y gritaba ¡ Alto o disparo! Y a trompicones bajaba la ladera para intentar frustrar las intenciones del cazador furtivo.
El animal viéndose acosado arremetió contra el bulto tan cercano que invadía su terreno, Alejandro no pudo hacer uso de su gran cuchillo y como pudo se incorporó y clavo en el cuerpo del macho el pequeño cuchillo. Esto le dio un poco de ventaja y arrastrándose se volvió cojeando hacía la arboleda.
Justino llego junto al animal el cual estaba herido y enfurecido, la herida no era de muerte pero suficiente para que la montería no se llevara a cabo. Deseoso de dar alcance a cualquier precio a Alejandro. Corrió en la misma dirección con su escopeta en disposición de tiro.
Alejandro no había llevado coche, pues eso le podía delatar, por muy lejos que lo dejara del coto, su pensamiento era matar al macho y después esconderlo en alguno de los escondrijos que conocía para más tarde volver tranquilamente a por animal.
Esto jugaba en su contra pues ahora maltrecho tenía que recorrer una gran caminata eludiendo a Justino y también procurando que nadie del pueblo le viera.
No obstante la suerte estaba con él pronto pudo eludir a Justino y cuando ya anochecía llegó cerca de la casa de la Srta. Natalia. Allí se deshizo de su camisa y tiró el pequeño cuchillo ensangrentado. Otro pequeño rodeo y por fin ya estaba en casa.
-Vaya dijo Sara ¿y las maderas? ¿y los papeles? En tu especulación no hablas para nada de ellos.
-Bueno para las maderas puedo decir que al saltar la valla del coto se quedó unas cuantas maderas entre sus manos y apremiado como estaba en salir no reparó en ello hasta que pensó en deshacerse de las demás cosas. En cuanto a los papeles…Bueno para eso no tengo explicación.
-El caso es que tenemos cuatro casos y cada uno de ellos me parece sacados de una mala película de serie americana, dijo Raúl.
Estoy cansado, aburrido, fastidiado, hemos pasado toda la tarde aquí y quizá lo hubiéramos pasado mejor bajando a casa de la Srta. Natalia y enterándonos de algún indicio.
-Pues vamos… parece que ha parado de llover y quizás encontremos a alguién que nos saque de dudas y nos explique la verdad- dijo Sara.
Salieron como si llevasen prisa y algunos miraron al cielo con recelo por si se avecinaba alguna tormenta ( cosa muy frecuente cuando llegaba el verano) pero no parecía que esta noche fuera a ocurrir.
Por el camino no encontraron a nadie y cuando llegaron a casa de la Srta. Natalia quedaron decepcionados, allí no había ninguna barrera no había ningún policía custodiando la parte de atrás de la casa, no obstante sin darse por vencidos dieron varias vueltas por las cercanías para cerciorarse de que no podían encontrar otro tipo de indicios o de huellas.
Entonces se pusieron de acuerdo en volver a la casa ya que varios de sus amigos habían quedado con ellos en volver allí cuando terminaran sus compromisos para ver el desenlace del suceso y comprobar la especulación que más se aproximaba a la verdadera.
A la vuelta pasaron por el lugar donde Arturo tenia su alquiler de autocaravanas y uno a uno posaron sus miradas recelosas por aquel lugar.
También pasaron por algunas calles del pueblo, las cuales estaban semivacías, al pasar por la plaza les extrañó no ver casi gente ya qué últimamente se solían representar, por ser verano alguna obra de teatro.
Otra vez en casa ¿ y ahora qué?
Ropas sin especificar ensangrentadas, arma, también sin especificar ensangrentada, maderas y papeles. La verdad es que era poca cosa, pero cuanta fantasía e historias de todo tipo se podían deducir de estas cuatro cosas.
Casi como si vinieran de una batalla perdida se sentaron al derredor de la mesa y algún suspiro se escapó de impotencia o aburrimiento.
Como si todos se hubieran puesto de acuerdo empezaron a llegar uno a uno todos los que por la tarde no habían estado.
-¡Hablad! Estamos ansiosos por escuchar vuestras historias.
-Sara, Antonio, Lucia, Lucas todos por turnos fueron contando las historias que habían inventados partir de los elementos encontrados tirados.
De vez en cuando se oían alguna risita ahogadas y cuchicheos seguidos de sigilosas llamadas de silencio .
-Bueno eso es todo-dijo Sara- no hemos podido sacar mas en consecuencia ¿ y vosotros sabéis algo que nos aclare el misterio.
-Raúl dijo- bueno ya nos hemos reído un poco a vuestra costa, ahora os voy a contar la verdadera historia.
Como bien dijo Antonio las cosas las mayoría de las veces son mas normales que cualquier especulación que se pueda hacer sobre ellas .Pues bien ya sabéis todos que por el verano y para procurar sacar del letargo a este pueblo, el ayuntamiento suele contratar alguna compañía de teatro, ninguna importante por supuesto, ya que no habría ninguna que quisiera venir a este villorrio.
La citada compañía trabajó dos días y le quedaba por dar la última función, pero el tiempo empeoró y como la obra de teatro se daba al aire libre, varios integrantes de la compañía se reunieron para discutir si suspendían. Así se encontraban cuando un viento con lluvia racheada se levantó. Toda la compañía se puso frenéticamente a desmontar el decorado ya que para ellos perder un decorado les era vital dada su modestia.
Rápidamente desmontaron la tarima y el decorado y a empellones metieron en los camiones todo el entramado.
Al pasar por donde se han encontrado las cuatro cosas que han dado pie a vuestras historias, alguien tiró unos trapos manchados de pintura roja y un arma vieja de las que se usan en el teatro.
Las maderas son parte del entramado y los documentos solo son los programas de mano de las obras en cartel.
La policía al principio montó un control al derredor pero enseguida se dio cuenta de que todo no era nada mas que una cosa casual, sin importancia y marchó inmediatamente.
-¿Pero entonces cuando habeis pasado por aquí ya lo sabíais todo?- dijo Lucas-

-Pues si, pero os hemos dejado que pensarais en historias para luego pasar un buen rato cuando nos las contarais.
Las risas se alzaron hasta que todos no podían mas y se prolongaron un buen rato.
-Bueno al final no se pasó la tarde tan aburrida como prometía- apostillo Lucía y asi hemos llegado a la noche.
La cena esta servida dijo Antonio…

1 comentario:

MARIA JESUS dijo...

Madre mía de mi alma, como puede llevar en la cabeza un entramao tan grande? yo no podría ni aunque me dieran un premio, enhoranueba,

LA AUTORA

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