Desde donde se encontraba su vista abarcaba un paisaje
impresionante, que era tan perfecto que parecía
dispuesto por una mano maestra.

Entre las montañas y en un precioso valle discurría un rio
de plata, donde algunas mujeres lavaban sus ropas y cerca de él. plantaciones
de múltiples labrantíos de verduras y legumbres, también cerca del rio un
molino movía sus aspas con la fuerza de las cantarinas aguas.
A lo lejos un pueblito de calles apretadas, casas pequeñas,
humildes y muy blancas. Por sus calles discurrían muchas personas, unas llevaban
de la mano las riendas de un burrito, otras transistaban con cestos apoyados en la cadera o
en la cabeza llenos de productos del campo.
A las afueras del pueblo, se encontraban desperdigados
diversos talleres donde artesanos, se afanaban en su trabajo.

No podía verlo bien pero la escena era conmovedora, todos
quedaban maravillados y caían de
rodillas cuando llegaban cerca.
En esas cavilaciones estaba cuando fue agarrado y levantado por
los aires oyó una voz junto a él que decía
–Este pastorcillo y sus ovejas ya va siendo tiempo que lo acerquemos al portal,
que bonito nos ha quedado este año el Belén, mira los Reyes Magos y la
estrella.
-Si pero lo más bello
es ese niño, tan precioso y tan pobre, solo la mula y el buey le procuran un
poco de calor.
El pastorcillo ya más cerca del pesebre rodeado por sus
ovejitas fue al fin feliz, su espera había valido la pena. El niño Dios había
nacido.
1 comentario:
cortito y bonito bsss
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