jueves, 28 de noviembre de 2013

IRLANDA - TERROR EN VACACIONES




Las vacaciones de verano a Leo se prometían estupendas, sus padres habían consentido que para mejorar su inglés, lo pasara en Irlanda. Todos sus amigos también irían y lo de menos para él era aprender el idioma, lo principal era pasarlo bien y en eso todos estaban de acuerdo.
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Nada más llegar, un autobús le dejó en la casa de los que esos días iban a ser sus anfitriones, se trataba de un matrimonio con tres niños pequeños. Leo se sentía raro, el poco inglés que había aprendido le servía de poco con aquellas personas que pese a mostrarse amables, no les entendía ¿Qué clase de inglés hablaban?.

Leo no se encontraba a gusto en aquella casa,siempre estaba deseando que llegara la hora de que viniera el autobús para llevarle a sus clases y allí encontrarse con sus compañeros. Las actividades no solo consistían en las clases de inglés, también incluían excursiones a lugares históricos, pronto irían a Glendalough ( valle de los dos lagos) condado de Wicklow, el nombre era impronunciable pero un día sin clases y paseando sería estupendo.
Llegaron al lago inferior que contaba con un conjunto monasterial  fundado por St. Kevin, solo quedaban unos pocos  edificios en pie y estos estaban en muy malas condiciones, algunas de las construcciones solo contaban con  unos paños llenos de moho, derruidos, que los siglos les habían procurados formas sorprendentes y que sorprendian  desagradablemente a los que se aventuraban allí por  parecer salidos de una pelicula de terror.

Allí como en toda Irlanda habitaban una colonia de cuervos, pero su presencia se hacía más notable,  al contar con abundantes de esos negros y amenazantes pajaros.
A la muerte de St.Kevin el conjunto se convirtio en centro de peregrinación y durante siglos las gentes de los alrededores murmuraban sobre cosas raras que ocurrian allí, bruscos cambios de tiempo,  luces en la noche y figuras deambulamdo por las inhospitas veredas
Cerca de una Torre  que era la mejor conservada, se encontraba un cementerio lúgubre y siniestro, Leo corría entre las tumbas riendo a carcajadas se,escondía detrás de alguna de ellas y desde allí asustaba a las chicas de la expedición, ellas salían corriendo despavoridas y pronto Leo quedó solo en aquel solitario y amedrentador  cementerio. La niebla había caído y su cara se empezó a llenar de gotas de aquella niebla espesa, oscura, malsana, que volvió el día en noche.
 El tiempo cambió y pese a estar en verano un viento largo y gélido empezó a calar sus huesos, abrió la mochila saco un chaquetón y se lo puso, esto  también  le hizo perder más tiempo y ya las voces de sus compañeros no se escuchaban, al parecer estaban muy adelantados e iban hacía el lago superior
 Leo empezó a correr intentando alcanzar a los de la excursión, pero las piedras mojadas eran resbaladizas y varias veces cayó, empezó a asustarse, el ruido de los cuervos alzando el vuelo a su paso, el frío y esa niebla espesa, llenaron su corazón de angustia, tenía que alcanzar al grupo como fuera, empezó a subir hacía el lago por una tortuosa vereda llena de helechos húmedos y sombríos, que parecían a veces que sus hojas fueras manos que quisieran atraparlo, los arboles de formas fantasmagoricas se retorcían a su paso.
Cuanto más corría, más le parecía que nunca encontraría a sus amigos, estaba fatigado, asustado, a veces le parecía escuchar pasos tras él.

A tropezones, iba como un loco buscando el lago y dar alcance a sus compañeros, de pronto un ruido como de otro mundo, sordo, fue creciendo hasta  parecer una voz silbante, amenazadora, que llegaba desde su izquierda. Allí, por otra vereda aún más estrecha, se alzaba una solitaria figura cubierta con una tunica negra que parecía  buscar una víctima, y esa víctima no podía ser otro más que él.
Mientras corría para intentar huir de aquella visión, la figura se deshizo, perdió su forma humana, dando lugar a varias sombras negras como si un mago la hubiera mandado transformarse.
empapado, temblando de frío, entre la niebla llegó al lago, casi sin ver, de tan espesa que resultaba. Sin embargo, allí no había nadie, no se oían voces, estaba solo frente a las aguas grises casi negras y enfrentando el aire gélido, al escuchar muy cerca el ruido que tanto le había espantado se volvió y solo le dio tiempo a ver unas horribles figuras negras que se abalanzaron sobre él
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Los cuervos de Glendalough cubrieron el cuerpo inerme de Leo, que cayó al agua empujado por inumerables pajaros siniestros que sumergieron su cuerpo en las aguas heladas del lago .Esos  diablos negros acabaron con su vida.
Para Leo, las vacaciones habían acabado.

Ya sabéis, tened cuidado con los cuervos, son pájaros de mal agüero.

--Nota de la Autora.-  Este conjunto existe, es muy visitado por los turistas y yo me he permitido usarlo para hacer este relato de ficción.
--Las fotografías están hecha por mí en una de la excursiones a este lugar.

1 comentario:

MARIA JESUS dijo...

Carmen que me ha acojonao.....se me van a quitar las ganitas de viajar.... bss

LA AUTORA

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