lunes, 7 de marzo de 2011

CASA SIN ALMA

He vuelto a casa, esa casa que ya solo son unas cuantas paredes para mí.que antes de que fuera nuestra, hablamos durante muchas horas, de cómo nos gustaría que fuera,
Tú decías que te gustaría de porte aristocrático, que tuviera dos pisos, grandes ventanales con vidrios plomados, un porche con arcadas, donde en verano poder pasar buenos momentos y un pequeño jardín, donde nunca faltaran flores.
Me gustaba escuchar como disfrutabas pensando en la casa de tus sueños. Sonreía y me encargaba de ponerte los pies en el suelo y decirte que tendríamos que conformarnos con algo más sencillo.
Por fin la conseguimos, por supuesto que no era como tu la soñabas, pero desde el primer momento que la vimos los dos supimos que esa era nuestra casa.
Era pequeña, de un solo piso y era evidente que no tenía porte aristocrático o grandes ventanales plomados, pero si tenia un pequeño porche y un cuidado y diminuto jardín.

Hoy por fin me he decidido a entrar en tu habitación, mi mano temblaba cuando giró el picaporte, mi corazón martilleaba en mi cabeza, mis piernas me pesaban como plomo y se negaban a sostenerme. Cuando la puerta cedió, una fuerza extraña se apoderó de mí, algo me envolvió rompiéndome el corazón y sumiendome en la congoja. Ese solitario corazón qué últimamente se ha vuelto más duro y frío que una roca.
Todo esta igual, nada ha cambiado, el libro que leías y tus gafas sobre la mesilla, tus zapatillas asomando por debajo de la cama, la puerta del armario abierta como tu siempre la dejabas, la bata que te compré en nuestro último viaje colgada y dispuesta para envolver tu cuerpo y todo sumido en el tenue perfume de tu cuerpo .
Por un breve momento he creído verte sonriendo aliviada descalzándote después de tu vuelta del trabajo, echando las piernas en alto y tirando los zapatos lejos de ti, luego, has dirigido tu cara sonriente hacía mi y una carcajada de alivio ha salido de tu boca, haciéndome cómplice a mi.
Pero solo ha sido un deseo, tú no estabas, tú ya nunca estarás aquí, en esta habitación, tus cosas persisten, te esperan, han quedado posadas, paradas en el tiempo, pero por mucho que estén ahí, dispuestas para que tu las tomes y las utilices, así quedaran posándose el polvo sobre ellas.
Para mí también se ha parado el tiempo aquí estoy con mis pies clavados en el suelo. Sufriendo porqué jamás podré ver ponerte tus gafas y buscar la pagina del libro que leías, tampoco podré contemplarte cepillándote el pelo mientras hablamos de nuestras cosas,. Ya nunca me reñirás porque dejo la ropa tirada, tampoco entraras mientras me baño y me pasaras con dulzura la esponja por la espalda. Todos esos momentos solo serán un sueño que con el tiempo se irán borrando hasta que por mucho que me esfuerce se desvanezcan.

Estoy roto, no soy nadie ni nada, no importo a nadie y nadie me importa a mí, no veo lo que me rodea, no me importa, todo se ha difuminado, el sol ha desaparecido, todo es gris y triste, la luz al desaparecer se ha llevado con ella las cosas bellas, todo es fealdad. No escucho las voces de los niños, ni los murmullos de los enamorados, ya nadie se cruza en mi camino cuando vago sin rumbo por este erial que se ha vuelto para mí la ciudad. La música ha enmudecido y hasta las estrellas se niegan a salir de noche por no acompañar a una luna menguada y triste. Mi vida se compone de auroras y ocasos.

Te has ido, no lo puedo creer, fueron pocos los días que nos otorgo el destino para poder despedirnos. Ese destino cruel que no nos dejó cumplir nuestros sueños, sueños sencillos: casarnos, tener nuestros hijos, criarlos, verlos crecer y vivir una larga vida juntos. Pero todo se ha truncado.

Aquel fatal día, aquel maldito día, se repite una y otra vez en mi cabeza, no sale de ella, te veo caer como fulminada por un rayo junto a mí, pálida, inerte, flácida como un muñeco de trapo. No me dio tiempo a impedir que cayeras cuando te levante en mis brazos ya no eras tú, el corazón latía pero tu cerebro había explotado como una pompa de jabón. Solo unos pocos días te pude acompañar en esta habitación donde ahora estoy,
Esta habitación y esta casa que solo era un hogar porque estabas tu.Ahora solo son cuatro paredes oprimentes y no puedo soportar que la casa siga igual, pero que tú que era su alma no estés.
Por eso no volveré a esta casa sin alma.

domingo, 20 de febrero de 2011

UN DIA ESPECIAL


El reloj sonó y desperté soñoliento y aturdido, el calor de tu cuerpo junto al mío me reconfortó Procurando hacer el mínimo ruido me levante y contemplé como dormías. Me senté al borde de la cama y con el primer rayo de sol que ya empezaba a entrar por la ventana escudriñé cada resquicio de tu cuerpo, en el que descubrí ya, que los años empezaban a hacer mella en él.
Tu vientre antes terso y plano ya dejaba ver pequeños pliegues, tu cara jovial y hermosa ya empezaba a llenarse de pequeños surcos y tu siempre hermoso pelo rubio estaba perdiendo ese brillo que le caracterizaba. Me acerque a ti y aspiré a fondo tu olor, lo quería todo para mi, ese olor que te hace única, que descubriría entre miles. Nuevamente me eche junto a ti y como un ladrón que lo quiere todo para él, te abrace, te encadené con mis brazos. Tu te giraste hacía a mi y por un segundo, y aún dormida suspiraste, extendiste tus brazos y también me abrazaste, brindándome tu boca y esperando mi beso, yo para no despertarte solo roce tus labios.
Volví a levantarme, con cuidado para no despertarte, te tapé con aquella manta suave que a ti tanto te gusta, pero antes volví a mirar tu cuerpo. Ese cuerpo que para mi es el más bello que pueda existir, ese cuerpo que yo conocí joven y en toda su plenitud, que lo goce así y que aún, cuando han pasado los años, se me eriza el vello siempre que le contemplo, ese cuerpo calido que me hace sentir vivo, que hace que mi sangre corra por mis venas y que aunque pasen los años sigo deseándolo.
Desperté a los niños y advirtiéndoles que no hicieran ruido, que mamá estaba dormida les preparé el desayuno, Lucía quería enseñarte un dibujo que había hecho para ti, pero yo le dije que me lo dejara y que cuando despertaras yo te lo daría. Darío me recordó que le tenías que recoger a las 6 en el gimnasio y Laura me preguntó si podía quedarse a dormir en casa de Sofía. A todo esto les conteste lo mismo que a Lucía que ya te lo diría a ti. Los niños después de darme achuchones, besos y abrazos marcharon al colegio
Pasee por la casa, me gusta saber que es mi hogar, reparé en detalles que nunca antes lo había hecho, una pequeña figurilla de porcelana, un libro fuera de la estantería, un cuadro torcido, un jarrón con flores que ya empiezan a marchitarse, pequeñas cosas que me iban alegrando el corazón .
Mi vida es plena por ti y nuestros niños, en ellos veo una prolongación de nuestro amor, ellos son un vínculo más entre tú y yo. Nunca jamás me hubiera atrevido a soñar con compartir mi vida con una mujer extraordinaria y junto a ella envejecer y ver crecer a nuestros hijos.
Hoy no hay prisa. No voy a ir a trabajar. Prepararé un buen desayuno, y tranquilos comeremos, charlaremos, reiremos y despues haremos el amor con ternura, despacio, disfrutando cada minuto, cada segundo, complementando nuestros cuerpos, que ya no son tan jóvenes, sintiendo nuestros corazones latir como uno solo

jueves, 3 de febrero de 2011

SOLO AMOR

Sufrió todos los tormentos que un ser humano podía soportar, y su razón empezaba a fallar. A su familia la embargaba una intensa preocupación por su salud y él ya no los visitaba, no necesitaba ni podía soportar los consejos y recomendaciones que se atrevían a darle.Y así en la lejanía se encontraba más tranquilo. Ya nadie trataría de manejar su vida.
También había abandonado a sus amigos, no los necesitaba, no sentía la necesidad de una charla amena, tampoco necesitaba apoyarse en un hombro amigo y soltar la amargura que su corazón llevaba dentro. No le comprendían, nadie le comprendía. Todos creían que había perdido la razón y le habían dejado solo. ¡Mejor!

Para amar, hay que estar ciego, entregarse completamente, en cuerpo y alma..

No ver nada, no oír nada, no razonar, no comprender, adorar los defectos y debilidades del otro, estar dispuesto a renunciar a todo juicio, a toda razón, a toda reflexión, a toda perspicacia, a familia, a los amigos.

Solos los dos, fundidos en uno, solo un cuerpo y solo un alma.

Todo lo demás es superfluo, anodino, nada es sublime cuando se compara con el amor. El amor llena, el amor es pleno, te introduce en un mundo creado solo para el goce y la felicidad, pero cuando te invade totalmente, te invalida para todo lo demás.

Por eso, solo los dos, sin familia, sin amigos, con un mundo hecho por y para ellos, a la medida, perfecto.

Largos días soleados, cogidos de la mano en prolongados paseos por paisajes de vegetación exuberante , una agradable brisa ligeramente perfumada meciendo suavemente su ropas y cabellos. Sin prisa, como si todo en el mundo se hubiera parado para que los amantes disfrutaran plenamente de una felicidad que solo para ellos se hubiera inventado. Noches cálidas junto a las aguas brillantes del hermoso lago de aguas dóciles y profundas.

Y allí, mientras los ligeros rumores de la noche los embargaban, culminar su amor bajo la luz de la luna, embriagados, sellando la alianza con una pura unión de sus cuerpos.

Por amor había renunciado a todo, sufrido, tachado de loco, y abandonado por todos.
Pero ... ¿ Donde estaba su amada ? ¿Por qué no sentía latir su corazón junto al suyo? ¿Por qué no sentía su suave y tierno cuerpo junto a él? ¿ Donde se encontraba ella?
Aquella habitación extraña le asustaba. Blanca, con paredes acolchadas y barrotes en la ventana, no se parecía al mundo maravilloso que compartía con su amor.


Entonces comprendio... Un alarido salvaje y estremecedor salió desde sus entrañas. Era su amarga llamada a aquella imaginaria y maravillosa compañera por quien había renunciado a todo.



sábado, 8 de enero de 2011

TRAYECTO ABURRIDO




El despertador sonó con aquel ruido infernal que todos los días le hacía despertar de un brinco y que aceleraba su corazón de una manera que parecía querer salirse por la boca.



Eduardo poco a poco se desperezó y todavía soñoliento saltó de la cama.


La lluvia con gotas lentas golpeaba contra su ventana.


El día prometía ser gris y muy poco atractivo.


Pese a sus esfuerzos por llegar a ser algo en la vida solo había conseguido tener un trabajo mediocre, en una empresa mediocre y por supuesto un sueldo mediocre.


Él intentaba evadirse de esta realidad, con el único medio que estaba a su alcance.


Dejar volar un poco su imaginación y soñar de vez en cuando con una vida un poco mas llevadera.


Miro el reloj, se había demorado mucho, tomó un sorbo de café y rápidamente salió. Se le hacía tarde para llegar al trabajo.

Aceleró el paso y suspiro cuando vio que estaba ya en la parada del autobús y que este llegaba.


Eduardo se aburría, el trayecto diario y rutinario en aquel autobús sucio y desvencijado se le hacía cada vez más insoportable. Tan insoportable como su vida.



La ciudad a través de la ventanilla le devolvía imágenes de escaparates donde se exponían toda clase de mercancía con grandes carteles en colores llamativos ofertando precios a la baja.

La crisis económica estaba siendo muy dura y se podía comprobar incluso en los transeúntes.

Sus caras eran taciturnas y sus andares cansinos parecían no llevarles a ningún lado, algunos se paraban un momento ante los ventanales de los comercios, pero muy pocos traspasaban sus puertas.

La vida transcurría detrás de aquellos sucios cristales y las imagenes que le devolvía eran tan deprimente como su animo.

En su lento rodar el autobús producía en Eduardo un sopor que le hacía cerrar sus ojos y dar ligeras cabezadas. Temeroso de dormirse y no poder bajarse en su parada luchaba por no ceder al sueño procurando que su cerebro divagara buscando imagenes más placenteras que las que le rodeaban.

El autobús paró.


La muchacha desconocida que Eduardo veía subir siempre en esa misma parada se hizo un hueco y se sentó delante de él.

Salió de su aburrimiento y mientras la veía venir hacía él la escruto “Buena estatura, cara redonda y afable, bonita sonrisa, pelo largo y ondulado, ojos profundos y vivos, anchas caderas….pensó para sus adentros podría ser la madre de mis hijos.

La saludó y ella ruborizada le respondió y abriendo un libro escondió su rubor entre sus páginas.

¿Por qué pensaba en ella como madre de sus hijos? Si le era una perfecta desconocida.

Por su mente pasó rápidamente escenas entrañables familiares.

Él y a la muchacha en una bonita casa junto al confortable fuego de la chimenea, voces y risas infantiles de sus hijos que cerca de ellos jugaban felices.

Él y la muchacha con sus dos preciosos hijos sentados a una mesa bellamente decorada y con los mejores y sabrosos manjares.

Él besando a la bella joven camino del trabajo y llevando a los niños al colegio
Él abrazado a ella en medio de la pista de un salón de baile, ejecutando un vals mientras los demás participantes se apartaban dejándoles sitio y parándose para admirarlos.

Y así una veintena de escenas de felicidad junto a ella.

Malhumorado la vio bajarse.

Esto le llevó nuevamente hasta la depresión

Al momento pensó en el divorcio.

Se asustó.

¿A quien daría el juez la custodia de los hijos?

lunes, 6 de diciembre de 2010

¡YA ESTÁ AQUI LA NAVIDAD!

¡FELICES FIESTAS!


¡MUCHO AMOR!



¡SALUD PARA TODOS!




¡FELIZ AÑO 2011!





¡HASTA LAS PROXIMAS NAVIDADES!

miércoles, 1 de diciembre de 2010

TIERRAS SEDIENTAS


Bajo la primera capa de barro que quitaron apareció una imagen sorprendente, pétrea y luminiscente.
El foso fue descubierto de forma casual por unos campesinos que buscaban agua para combatir la sequía que arruinaba sus campos.

Un Zahorí les había guiado hasta aquel apartado lugar asegurándoles que allí encontrarían lo que tanto necesitaban.

El primer rayo de sol, tímidamente, empezaba a calentar los pobres huesos de aquellas desgracias personas que, con precarias herramientas y con sus propias encallecidas manos horadaban la tierra en busca del preciado líquido.

Cuando empezaba a manar mansamente, fue cuando aquella espantosa imagen apareció ante sus asombrados ojos

El espanto cundió entre ellos.

Un ser que resiste cualquier clasificación: con un horrible pico curvado, orejas rectangulares terminadas en unos esperpénticos apéndices, una larga cola levantada, forma casi humana pero con escamas de reptil. En una de sus manos con forma de garra una vara con figura de serpiente y a sus pies un repugnante murciélago.

La oscuridad volvió a embargar el cielo y las tinieblas se hicieron las dueñas del contorno.
Los campesinos corrieron despavoridos.

El agua nunca sería de ellos, tenía un terrible guardián.

martes, 16 de noviembre de 2010

CUIDADO CON EL GATO


Ernesto empuñando una pistola se presentó en casa del hombre que le había arruinado la vida.
Le había visto salir y rompiendo un cristal del ventanuco del sótano se introdujo con la pretensión de esperarle hasta que volviera y así terminar lo que le había llevado hasta allí.
La altura desde la ventana hasta el suelo era considerable y fueron varias las vueltas que dio por el suelo hasta ir a parar sobre unas bolas peludas.
En la intensa oscuridad solo el tacto blando de aquellos seres, fue suficiente para ponerles los nervios de punta.
Arañado y dolorido por estas bestezuelas, su malhumor fue en aumento y enloquecido Ernesto la emprendió a patadas con aquellos animalejos que se había interpuesto en su camino y que despavoridos huyeron corriendo.
Más tarde, acurrucado en el primer piso desde donde podía contemplar todo el vestíbulo y así cumplir el propósito de terminar con la vida del miserable que sin escrúpulos había arruinado su vida y la de su familia temblaba de frío y miedo.
La horas pasaron y rodeado de sombras, pudo contemplar los ojos de los gatos a los que había maltratado, terriblemente brillantes, vigilantes y malignos.
Los sentía rodeándole, acosándole.
Ernesto, cada vez más nervioso, preparó la pistola y se desplazó hacía la escalera con la intención de disparar a aquellos diablos.
Le estaban volviendo loco. Ya no recordaba para que estaba allí, solo quería que le dejaran en paz, que no le miraran, terminar con el pánico que le embargaba.
Ofuscado, con la mano en el gatillo, puso el pie en el primer escalón. No le dio tiempo a nada más, sombras oscuras de ojos malvados se le enredaron entre las piernas y su cuerpo descendió en piruetas patéticas hasta caer en el vestíbulo ya cadáver como un muñeco roto.

LA AUTORA

LA AUTORA