jueves, 14 de noviembre de 2013

EL MAR TE TRAJO A MI - 12ª PARTE



Cuando despidieron a sus amigos, la pareja, fuertemente enlazados caminaron hacía la protección de la tienda.
Alejandro se paró, se enfrentó a Victoria y acercando su cara a la de ella, con su mejilla acarició la de ella, rozando suavemente su cara con la de él. Apartó así un mechón de pelo que le molestaba y posó su boca en la  oreja de Victoria, la mordisqueó con delicadeza y susurró al oído
- Deseo desesperadamente besarte - su voz entrecortada por el deseo y el suspiro contenido, hicieron que ella se estremeciera y ofreciera sus labios. Victoria también deseaba ese beso y la desesperación de Alejandro por besarla quedo aplacada  en parte por los múltiples besos  que allí mismo se dieron.
Las huellas de sus pisadas quedaron marcadas en la playa, huellas de dos personas  pero una sola alma que marchaba hacía un futuro junto.

Su vida en el Paraíso estaba empezando.

Alejandro  comprendía que Victoria había hecho un gran sacrificio al dejar su vida en la gran ciudad, había renunciado a todo, y él quería mostrar todo lo bueno que podía encontrar en compartir la vida con él. Empezaría por aquella pequeña isla, un pedazo de Paraíso.
-Victoria, mi amor, me has hecho el hombre más feliz, nuestro amor, alguien o algo, lo pensó , lo planeó, lo creó, o hizo una conjura o un encantamiento de amor, yo nunca me había preocupado por el amor, pero desde que te vi, estoy embobado, fascinado, me tienes loco, no sé lo que me pasa contigo, solo quiero besarte, abrazarte, hacerte el amor…es mágico, no quiero nada más que estar contigo siempre, siempre… dime, piensas igual que yo.?
-Mi amor, sabes que estos días me he comportado como una estúpida, por prejuicios me negaba a compartir este amor, pero quiero que te quede claro que desde el primer momento que te vi, mi corazón te  perteneció, no hubo ni un solo día, ni una sola hora, ni un solo minuto en que abandonaras mi corazón y mi mente. Yo también creo, que los astros o quién sea se alinearon para que tú y yo nos encontráramos allí, en medio del mar.
-Victoria, yo sé que  no somos iguales, que soy un marinero burdo, con poca educación, pero mi propósito es, no que tú bajes hasta mi nivel, quiero yo intentar buscar una vida que nos haga iguales, bueno al menos que no sea como ahora, quiero que si tú me amas y deseas compartir mi vida, no tengas que dejar muchas cosas a las que estás acostumbrada. -
-Alejandro, por ti dejó todo, nada tiene sentido sin ti, yo quiero estar en todo tiempo y espacio junto a ti, para mí no hay nada más importante que tú, ni el dinero, ni el poder pueden comprar un amor como el nuestro, sabes? Yo también estoy embobada, fascinada, solo deseo, como tú, besarte, abrazarte, hacerte el amor. Yo nunca he hecho el amor, jamás tuve la necesidad de amar a ningún hombre, estaba predestinada para ti, hacerme mujer contigo, conocer en tus brazos ese vértigo, ese deseo, y ahora sueño con ese momento.
-Victoria pero antes de entregarte a mí, y siendo lo que más deseo, quiero que escuches, no es que tenga una gran cantidad de dinero ahorrado, pero pensaba en que podíamos intentar hacer una vida juntos, que nos hiciera más iguales, irnos lejos emprender una vida nueva.
-Mi vida, jamás desearía eso, lo que me propones lo he dejado atrás, yo te quiero así como tú eres, quiero que siempre seas el Capitán del Ensueño, este hombre del que vivo enamorada y que hasta que muera quiero compartir mi vida con él, ese hombre bueno, honesto, cariñoso, fuerte y viril. Tú eres mío y yo soy tuya, y eres y serás mi Capitán. Deseo acompañarte en algunos de tus viajes, aprender a amar el mar como lo amas tú, pasar contigo días de calma y tempestades, siempre juntos, y si algún día no puedo acompañarte, que mi figura sea lo primero que veas cuando llegues a puerto.
-Victoria,  mi vida, lo que propones es lo que yo más desearía, pero algo tenemos que pensar, no quiero que el transcurso del tiempo te puedas arrepentir.
-De que, de haber encontrado el amor?
-No, de haber renunciado a muchas cosas por él,  por eso tengo otra idea. Hace tiempo que compré unas naves en el puerto. Los pescadores estamos muy desprotegidos, algunos tenemos viejos barcos que día por día se van desmoronando, tú y yo  con el dinero que tengo ahorrado podríamos alquilar parte del muelle, y ocuparnos de todos los tramites que los marineros no pueden hacer, bien porque carecen de instrucción o de tiempo, pondríamos una pequeña oficina y un pequeño astillero donde  se pudiera reparar y dar servicio a los barcos, trataríamos con grandes empresas y venderíamos el pescado de todos al mejor precio. Uniríamos a todos los pescadores y le regalaríamos pequeñas  participaciones, para que fueran dueños y así formar entre todos una pequeña compañía.
-Pero eso no te reportaría a ti  casi nada.
-No importa, ¿te parece poco? La satisfacción de ver a mi gente contenta, nosotros seríamos los que nos encargáramos de que ningún barco dejara de faenar por estar averiado o faltarle algún trámite y de que su pescado se vendiera al mejor precio
-Este es el Alejandro que yo quiero, desprendido, siempre pensando en su gente, mi amor, da por descontado que yo quiero vivir contigo y tu gente esa nueva experiencia. Siempre y cuando no dejes del ser el Capitán del Ensueño.
-Será maravilloso salir a faenar contigo, compartir mi trabajo y mi otro amor, hacer que tú también lo ames y lo respetes como yo lo hago. Y si algún día no puedes acompañarme tú serás el faro que me guie
Alejandro la tomó de la mano y la atrajo hacía él, después sus dos manos rodearon su cara y con aquellos ojos maravillosos la miró a los suyos intensamente, después sus manos rodearon delicadamente su cabeza y acercando su cara a la de ella la besó. Después como un chiquillo empezó a correr agarrado de la mano de Victoria  hacía el interior de la Isla.
Isla Perdida, era más que una isla, un islote, su ubicación lejos de las rutas comerciales, la conservaban casi virgen, su arboles crecían milenarios, sus troncos eran inabarcables, fuertes, robustos, llenos de vida, debajo de sus frondosas copas donde anidaban toda clase de pájaros era un perfecto lugar para resguardarse  del sol y el calor, no se veía ninguna vereda por donde antes  hubiera caminado alguien, en su suelo y entre sus rocas, florecían gran cantidad y variedad de flores que le aportaban al paisaje  una belleza salvaje, y lo convertían  en un escenario de cuento 
Alejandro se adelantó unos pasos y extendió su mano hacía Victoria.
-Ven, ven.-
 Victoria se apresuró a ir junto a él.
Alejandro rodeó su cintura la acercó tan próximo a él que ella podía sentir sus latidos y el calor de su cuerpo.
Y extendiendo su mano y abarcando todo lo que desde allí se veía le digo-¿Qué te parece, no es maravilloso? Podía haber un lugar más bello y perfecto para vivir nuestro amor?
Victoria, sonrió y efectivamente, pensó no lo había.
Otra vez Alejandro la hizo correr entre la hierba y las numerosas flores de la isla, parecían dos chiquillos traviesos haciéndose pequeñas caricias o jugando a empujarse o a esconderse detrás de los troncos de los arboles.
Alejandro arrancó la flor más bella que había visto y enredando sus manos en el cabello de ella lo apartó y la prendió de él. Victoria sintió un escalofrió de placer al notar los dedos de él enredados en sus cabello. Le empujó y echó a correr nuevamente, riendo a carcajadas.
-Victoria, ven no te alejes, no vayas a lastimarte.
Victoria se volvió hacía él y su visión hizo contener la respiración a Alejandro, el sol que se encontraba detrás de ella, hacía trasparentar su largo vestido blanco dejando adivinar su maravilloso y deseable cuerpo, al andar hacía que los haces de luz aparecieran y desaparecieran, su cabello resplandecía y se oscurecía, la flor que él la había prendido en el pelo daba aún más belleza al cabello que enmarcaba su precioso rostro, parecía irreal, Alejandro se recreó en esa visión, Victoria era la mujer más bella que había conocido.
-Tienes razón me he lastimado un tobillo…
Alejandro dobló un poco las rodillas y dijo –Sube yo te llevo, agárrate a mi cuello y rodea mi cintura con tus piernas.-
-No, mentira, mentira…dijoVictoria - pero ya se había subido sobre Alejandro y reía.
-Señorita mentirosa, ahora yo te voy a llevar así castigada.
Victoria, aspiró el olor del pelo de Alejandro y empezó a hacerle pequeñas cosquillitas y a darles ligeros besos por el cuello.
-No lo hagas, no lo hagas, tramposa, o ahora mismo te tiro, ya que así no puedo caminar.-
-Alejandro, así me puedes castigar siempre que quieras y mientras decía esto, le enmaraña el pelo con sus manos y jugaba con él.
Todo el día estuvieron gozando de su libertad, descubrían la isla, poco a poco no había prisa, cada paso les llevaba a una nueva caricia a una nueva travesura, eran dos niños descubriendo juntos las maravillas de la isla.
-Capitán, de aquí no me iría jamás, es tan preciosa y excitante esta isla.
-Ah, la isla es preciosa y excitante ¿y la compañía?
-¿Compañía, cual compañía? Yo estoy sola en esta isla solitaria.
Alejandro, riendo la alzó del suelo y la subió en su brazos.
-Que haces? Bájame, mientras reía pataleaba intentando bajarse de los brazos de él.
-Vamos a la playa, señorita embustera.
-Pero así? Bájame, granuja, pero mientras decía eso reía y no dejaba de enlazar sus brazos alrededor del cuello de Alejandro, mientras revolvía su cabello y lo besaba.
Llegaron a la maravillosa playa de arena blanca y aguas azules limpias y trasparentes, allí Alejandro soltó a Victoria, pero antes sus labios habían buscado los de ella y se fundieron en unos besos interminables. Después echó a correr hacía el agua seguido de Victoria, ella se paró un momento y se desprendió del bañador, dejando al descubierto un espléndido cuerpo, Alejandro miró hacia atrás y cuando la vio su respiración se aceleró se acercó a ella y empezó a besar su cuello, su boca, sus hombros…
-Para, para  - Le dijo riendo a carcajadas, pero Alejandro no podía parar. - Ahora quiero bañarme – y  le dio un empujón que le hizo caer en el agua de espaldas. Después corrió para zambullirse, pero él la alcanzó, la agarró fuertemente y cayeron rodando entres las olas, se incorporaron y los dos se salpicaron con el agua, Alejandro la alcanzaba y tiraba de ella para que fuera hacía él, pero otra vez Victoria se zafaba e intentaba meter la cabeza de Alejandro bajo el agua, así estuvieron, besándose, empujándose y jugando. Por fin el agua cubría sus cuerpos y los dos nadaron, muy juntos, sumergiéndose a ratos  y  la profundidad del mar fue también testigo de sus caricias, besos y abrazos.
Cansados decidieron salir , sus cuerpos hermosos brillaban por el agua y agarrados de la mano y parándose a cada instante para besarse llegaron a la playa.
En  aquella arena blanca se sentaron de cara al mar, mirando al horizonte y viendo como el sol declinaba y la luz antes blanca ahora se iba volviendo anaranjada y confería al paisaje una calidez especial que también los envolvía a ellos.
Muy juntos contemplaron como el sol se perdía sumergiéndose en las aguas del mar.
Allí estuvieron hasta que las sombras los embargaron y la luna brillaba ya, cambiando la luz cálida del sol por otra más azul, más sugerente, más mágica.
-Una vez tú dijiste que la noche cuando nos embarga es mágica y nos embriaga y nos hace sentir cosas y sentimientos, yo te conteste que entonces tu era más mágica que la noche ya que tú me embriagabas y me hacías sentir más que ella. ¿Te acuerdas?
-Por supuesto, esa noche sintiendo tu contacto, tus suaves caricias, me volví loca por ti y luego no pude dormir en toda la noche.
-Sí, pero te marchaste.
-Y ya sabes lo mucho que me arrepentí. Pudiste haberme olvidado.
-Eso jamás ocurrirá, mi amor. ¿Alguien tiene hambre?
-Sí, yo me muero de hambre.
Victoria, se puso el vestido, Alejandro no la quitaba ojo, era imposible no desear ese cuerpo, no hubiera querido que se lo pusiera, pero no quería precipitarse, ya llegaría el momento.
Llegaron al refugio, de una cesta sacaron unos fiambres y una botella de vino. Prepararon una improvisada mesa y a la luz del fuego que había encendido Alejandro, empezaron a comer, él tomaba con sus manos pequeñas porciones y se las daba a Victoria en la boca, limpiando después con sus labios alguna pequeña brizna que hubiera quedado en los labios de ella. Victoria sirvió vino y después de que Alejandro bebiera, también de entre sus labios sacó ligeramente su lengua y limpió lamiendo zalamera los restos de vino que hubieran podido quedar en los de  Alejandro.
-Es impresionante, tú, yo,  la luna y oyendo el sonido del mar - ¿Te he dicho que te amo?
-No, estaba esperando
Alejandro dejó su vaso y el de Victoria, sobre la improvisada mesa se acercó a ella y la tomo por su cintura apretándola hacía él y haciendo y que los dos se levantaran a la vez, cogió las manos de ella y las dobló por los nudillos, acercó su boca y empezó dedo por dedo a besarla, despacio, despacio, recreándose en lo que estaba haciendo. Victoria, no podía creer lo que le estaba haciendo sentir él, con solo estos pequeños besos en sus nudillos. Su cuerpo estaba respondiendo a esas caricias de una forma que jamás hubiera pensado, estaba rendida a Alejandro.
-Victoria, me has dicho que esta es tu primera vez, seré amable, seré gentil, no haré nada que tú no quieras.
Ya no hablaron más, Alejandro empezó a acariciarla por encima del vestido, deslizaba su manos suavemente siguiendo la figura de ella, disfrutando de cada lugar por donde las deslizaba, Victoria, cerraba los ojos y agitada esperaba cada nueva caricia, correspondiéndole con besos, en la cara, el cuello, el pecho, él subió sus manos hasta el cuello y con delicadeza fue agrandando y llevando la abertura del escote hasta dejar un hombro al descubierto, el vestido se deslizó ligeramente por el brazo, entonces empezó nuevamente a besarla, primero por el brazo, suave, suave, luego boca, nariz y parte de la cara la posó en el hombro y la acarició a la vez que sus besos cada vez se hacían más intensos, mientras con una mano retiraba el cabello de ella y lo llevaba hasta el otro hombro. Las caricias se hacían más y más intensas, Victoria respondía a las de Alejandro, su cuerpo se agitaba cada vez más y una nube de pasión le hacía cerrar los ojos y desear que esto nunca acabara. Después él, por encima del vestido acarició sus senos y empezó a desabrochar uno a uno los botones del vestido mientras besaba su cuello, una vez desabrochado, introdujo su manos y fue lentamente acariciando y besando la cintura, el pecho, los hombros de Victoria, mientras hacía que el vestido cayera al suelo. El vestido cayó  y el cuerpo de Victoria lució en todo su esplendor, se inclinó un poco y la tomó en sus brazos y  la llevó con cuidado , dejándola en el suelo sobre el vestido.
Luego él empezó a desabrocharse la camisa, pero Victoria le interrumpió y fue ella la que botón a botón la desabrochó, cuando el pecho de Alejandro quedó al descubierto ella introdujo sus manos por la cintura de él y termino de quitársela, mientras su boca besaba apasionadamente el pecho, los brazos, los hombros y el cuello, también sus dedos se enredaron en el pelo de él y tiraron con fuerza para unir sus dos bocas ansiosas. Alejandro se hundió en el cuerpo de ella, delicadamente iba descubriendo cada rincón de él.
-Me vuelve loco, el aroma de tu pelo, de tu cuerpo, ahora mezclado con la sal del mar  susurro al oído de ella, te amo, te amo tanto… -
-Yo también te amo – Le dijo Victoria, con apenas un hilo de voz.
Después se pegó suavemente  aún más a  ella y así despacio, con suavidad, con mimo, con pasión, sus cuerpos se hicieron uno solo.
La luz del amanecer ya anunciaba el día, cuando Alejandro parado frente a donde dormía, miraba extasiado a Victoria, era tanta su belleza que le costaba creerlo, su pelo revuelto y suelto enmarcaba una cara de líneas perfectas, sus grandes ojos ahora cerrados, su nariz perfecta, su boca sensual, que le invitaba a probar de ella, y el cuerpo, qué decir del cuerpo, ni una diosa tenía el cuerpo de Victoria, él lo había explorado, no había dejado sin besar ni un hueco, ni un pliegue, ese cuerpo era suyo para siempre.
Victoria se removió y alargó la mano hacía donde pensaba que se encontraba Alejandro, pero no, él no estaba, abrió los ojos y allí tenía el ramillete de flores más maravilloso que nunca había visto, alzó los ojos y vio la figura de Alejandro contemplándola
-Mi amor, que bonitas las flores, Que temprano te has despertado y las has recogido. Gracias, mi amor.
-Fue lo primero que pensé, bueno… no fue lo primero, si no lo segundo -  y guiñó un ojo a Victoria.
Ella río a carcajadas y se incorporó mimosa, con las flores en su mano.
-Trae, las cogió Alejandro y empezó a manipular alguna de ellas hasta que consiguió hacer una corona, apartó el cabello de su cara lo dispuso a su agrado y se la puso rodeándola su frente. Después la atrajo hacía él, y con su dos manos tomo su cara y la beso dulcemente.
-Te nombro reina de mi corazón y de esta Isla, que digo reina…Emperatriz.
Otra vez Victoria no pudo contener sus risas.
-Jamás pensé tanta felicidad, yo sabía que eras, un hombre bueno, honesto, viril, pero ahora he comprobado que eres dulce, delicado, gentil
-¡Eh¡ es que no puedo ser todas esas cosas, y ser gentil, me gusta tener bonitos detalles con la gente a la que quiero, aún así ,como me ves siendo un rudo capitán y marinero burdo, me gusta agradar a los que quiero.
- Alejandro, tú has hecho que me haya sumergido en la felicidad, te amo y hasta el día que muera lo haré.
-Bueno, bueno, ¿No quieres desayunar, no estás hambrienta?
-Si mi amor,
-Pues mira lo que tenemos de desayuno.
Y le mostro una cesta de peces recién pescados.
-¿Eso vamos a desayunar?
-Si el fuego, ya está listo, lo ensarto y en momento empezamos a comer.
-Pues yo nunca he desayunado pescado asado.
-Yo tampoco, esta es también la primera vez que lo desayuno, y eso que soy marinero, pero, mejor, quiero, que ya siempre la primera vez en todo lo descubramos los dos juntos. 
-Alejandro, quiero darte las gracias por haberme enseñado el amor, por haberme hecho mujer entre tus brazos.
-Y yo quiero darte las gracias por haberme, enseñado a hacer el amor, yo creía que ya lo sabía, pero no fue hasta ahora que nos hemos entregado, que he comprobado que tú me has enseñado lo que es hacer el amor.
Los dos se abrazaron y sus ojos estaban humedecidos por la emoción. PROXIMO- EL FINAL

miércoles, 6 de noviembre de 2013

EL MAR TE TRAJO A MI 11ª PARTE



Mientras los hombres de la tripulación se empleaban en hacer con lonas un improvisada tienda para refugiar a Alejandro del sol, Tomás y Victoria, le atendían.
Victoria ayudada por Tomás, con sumo cuidado y delicadeza fueron quitándole los restos de la ropas  que aún llevaba encima. Ella mientras hacían eso iba pidiéndole a Dios que Alejandro no muriera, que le dejara con ella, que volviera pronto en sí, que pudiera sentir que ella se encontraba  allí, junto a él,  de donde ya nunca  dejaría de estar.
Abrazada a él, le despojaba de los jirones de ropa y con agua fresca y limpia le iba quitando la suciedad que se había adherido a su cuerpo, y mientras lo hacía pudo comprobar que cerca del hombro junto al tatuaje tenía algo clavado y que además de tener que sacárselo habría que suturárselo.
Cuando todo el cuerpo de Alejandro quedó al desnudo, pudo comprobar como su piel estaba cuarteada por el sol y la deshidratación, Victoria se untó las manos con un bálsamo y empezó a frotar el cuerpo de Alejandro, para aliviar los efectos dañinos del sol. Cuando pasaba sus manos por el cuerpo sentía una dulzura, un amor tan intenso que sus manos no frotaban el cuerpo de él, lo acariciaban, querían descubrir cada rincón, cada pliegue, cada lunar, de aquel cuerpo bello que ella había rechazado y que a partir de ahora sería siempre de ella.
-Victoria, el trozo de astilla que tiene clavado en el hombro hay que sacarlo –
-Gracias a Dios el barco que me ha traído, dispone de mucho material médico por si se produce algún accidente durante el avistamiento de los tiburones o al bucear, Tomás, voy a preparar los antisépticos, guantes y bisturí y se lo sacaré -
-Pero estas loca, tú ha hecho eso antes alguna vez? -
- Por supuesto que no, pero la vida de Alejandro corre peligro, puede infectarse la herida si no se lo sacamos.-
-Pero… -
--Nada de peros, alcánzame la botella de ron, y una vez en su mano la botella se echó varios tragos, su cuerpo se encogió brevemente al sentir el ardor del alcohol pasar por su garganta.
Tomás quedó asombrado una señorita tan refinada y bebiendo ron como un marinero.
-No te asustes, debo coger temple para lo que ahora me dispongo a hacer.
Se inclinó hacía Alejandro, limpió muy bien la herida con gasa y desinfectante y cuidadosamente fue apartando la piel rajada de la astilla, esta era de considerable tamaño y también la herida era lo suficientemente extensa como para tener que coserla.
Tomás viendo como Victoria manipulaba el bisturí y como con unas pinzas extraía poco a poco los restos de la astilla, se estaba poniendo enfermo, tenía que hacer un gran esfuerzo para no caer al suelo desplomado, pensaba qué como esa mujer aparentemente tan frágil podía estar haciendo eso, no podía creerlo.
-Ahora quítame estos guantes sucios y dame otros limpios, mientras yo me lavo las manos con el ron. – Y diciendo esto volvió a beber de la botella, y al reparar en la cara de Tomás, sonrió y le dijo - Tengo que darme animo –
Volvió a desinfectar la herida de Alejandro y se dispuso a coserla.
-Por favor Victoria eso no!
-Es necesario ahora la herida está abierta y se puede infectar pese a que la tratemos con antibióticos.
- Pues perdona, yo estaré junto a ti pero no puedo mirar.
-Victoria se concentró en la herida, jamás se había visto en algo parecido, pero su temor a que Alejandro no fuera a sobrevivir era tan fuerte, que ella haría lo imposible para que eso no pasara.
Uno a uno fue dando los puntos y cerrando la herida, en esas estaba cuando Alejandro empezó a emitir leves sonidos, se quejaba, pero tan quedo, que Victoria tuvo que acercar su oído a la boca de él para comprobar que efectivamente, él estaba recobrando el conocimiento y balbuceaba y se quejaba.
-Dios mío! Alejandro, Alejandro…mi vida, mi amor…despierta, me oyes? Estoy aquí, soy yo Victoria, estoy aquí.
Victoria terminó  de coser la herida y después la volvió a desinfectar y la tapó, hizo una seña a Tomás y entre los dos cubrieron el cuerpo de Alejandro con una sábana limpia y luego le arroparon con una manta ligera, luego Victoria, se sentó junto a Alejandro y suavemente le acariciaba y daba pequeños besos susurrándole su nombre junto a palabras de amor. Sus besos en la frente de él la hicieron comprobar que a Alejandro le estaba subiendo la fiebre. Con ayuda de Tomás le incorporaron y le hicieron tragar poco a poco un comprimido diluido en un poco de agua, para evitar que le subiera más. A continuación Victoria comenzó a poner paños mojados sobre la frente de Alejandro  este estaba delirando repitiendo una y otra vez el nombre de ella.
Victoria no se perdonaba ser la causante de que Alejandro ahora se encontrara en esa isla y en tan malas condiciones, sus manos no paraban de acariciarle y Tomás y ella decidieron quitarle la manta y la sabana  para enfriar con paños el cuerpo de él, Victoria estaba concentrada en poner los paños sobre el cuerpo, cuando una mano de Alejandro la cogió mientras susurraba un poco más alto –Victoria, Victoria…
-Si soy yo, mi amor, soy yo, ¿me ves? aquí estoy y para siempre -
Alejandro intentó incorporarse, pero un fuerte dolor se lo impidió, quejándose se dejó caer y con gran esfuerzo abrió los ojos, esos ojos bellos pero que ahora estaban enturbiados por el dolor y la fiebre, con ansia busco la silueta de Victoria y sus ojos apagados, por un momento brillaron al reconocerla.- ¡Mi amor has venido! Y volvió a caer en su delirio febril.
Victoria, no se separó ni un minuto de al lado de Alejandro, la fiebre parecía ir remitiendo, pero su cuerpo con la piel quemada, perlado de sudor y sus ojos hundidos, le partían el corazón ,él que era un hombre tan fuerte,  tan viril…Se tumbó junto a él y abrazados pasaron la noche, Alejandro varias veces se despertó, soñando  febril y desorientado, buscaba a Victoria, ella con todo el amor que tenía en su corazón le decía palabras dulces y él ya tranquilo volvía a dormirse con el cuerpo de ella  muy junto a él.
Por la mañana la fiebre remitió y  Alejandro abrió los ojos y comprobó, que no era un sueño, que en verdad la mujer que amaba, por la que hubiera dado la vida, estaba junto al, le había buscado y se encontraba allí abrazandole, sus ojos, ahora hundidos y extraviados por las horas en el mar y de lucha por sobrevivir no podían apartarse de Victoria, parecía creer que si dejaba un segundo de mirarla, ella desaparecería, todavía  no alcanzaba a comprender por todo lo que había pasado, estaba confuso, pero la visión de su gran amor era la mejor medicina para hacerlo vivir. Eso era lo mejor que le  podía estar pasando tener a Victoria pegada a él, encontrar su mirada, sentir su amor, su calidez, su dulzura, Era la única medicina que necesitaba y quería.
-Creo, que podríamos intentar ya el trasladarlo hasta el bote, dijo Tomás.
Victoria se intentó incorporar, pero Alejandro, la retuvo y la volvió a traer junto a él, sin ella se sentía más naufrago, que cuando llego a la isla, empezó a hablar, pero su voz era todavía muy débil y ella se acercó aún más a él.
-Victoria, mi amor, el mar te ha traído a mí por segunda vez, te suplico que no vuelvas a marcharte de mi lado.
-Cariño he sido una necia, una tonta, estos días han sido un infierno intentado negarme a mí misma el amor que sentía por ti.
Alejandro esbozó una sonrisa
Desde el primer momento en que te vi, cuando  subí a tu barco y me preguntaba en voz alta quién sería el Capitán, y tras de mí  apareciste tú diciendo  - el Capitán soy yo, -desde ese mismo instante, comprendí que el amor, que nunca le había entregado a nadie, solo sería para ti.


Alejandro la tomó por la nuca y con sus labios aún resecos por la fiebre, la dio un beso largo, profundo, sus bocas se negaban a separarse, parecía que estaban hechas la una para la otra, se acoplaban perfectamente y su contacto era como una descarga eléctrica que se hundía en lo más profundo de sus cuerpos.
Toda la tripulación contemplaba con caras risueñas como la pareja se demostraba su amor, por fin Victoria había dejado sus dudas y prejuicios y se entregaba al amor que le brindaba, su amigo del alma, su Capitán.
Alejandro, hizo una seña para que Tomás se acercara.
- Tomas pudisteis comprobar en qué estado se encuentra el Ensueño? –
-Al principio los destrozos y la avería nos parecía más grave, pero creo que con unos días en los Astilleros podrá volver a salir a navegar. -
- Yo me encuentro mucho mejor, quiero que el capitán del barco que trajo a Marina y vosotros, retornéis al Ensueño, lo remolquéis y lo llevéis al astillero para que lo reparen, Victoria y yo nos quedamos aquí con el barco que la trajo y cuando el Ensueño este reparado volvéis con él. -
- Pero tú estás loco, estas herido y te vas a quedar  aquí solo con Victoria, lejos de todos? -
-No te preocupes, yo me apaño, sabes que yo sabré manejarme bien, dejarnos algunos víveres y agua y yo pescaré y procurare cuanto se necesite, esta isla tiene mucho que dar, yo la conozco bien. -
-No, no te dejaré herido, y ninguno de la tripulación lo hará –
- Tomás no comprendes, la mujer de mi vida está aquí, solo he tenido unos pocos momentos para compartir con ella, no hemos tenido apenas intimidad, deseo más que nada estar con Victoria, enseñarle todo lo maravilloso que nos depara la naturaleza y también que hay una vida diferente a la que ella conoce y que además esta vida puede ser mejor. -
-Pero eso también lo puedes hacer en el pueblo o en otro lugar donde también si lo necesitas te puedan ver la herida y curarte. –
-Sigues sin comprender, esta isla es el paraíso y quiero estar con ella aquí, disfrutar plenamente y sin testigos nuestro amor.
- Ahora que la has encontrado tienes miedo a perderla?
-Por, favor, marcharos, os lo ruego, sé que me queréis y que os preocupáis, pero estaremos bien.
Tomás junto con toda la tripulación subió al barco y desde alli se despidieron de Victoria y Alejandro.



Desde la isla, la pareja muy junta y fuertemente enlazada por la cintura  los despidió. CONTINUARA... 

domingo, 3 de noviembre de 2013

EL MAR TE TRAJO A MI -10ª PARTE


Después de romper el compromiso con Rodrigo, todavía le quedaba una cosa muy importante que hacer, y tenia que estar preparada para ello y era presentar su renuncia al Consejo de administración de su empresa.
-Marí, por favor convoque para esta tarde al Consejo.
-Pero, señora, es muy precipitado..
-Hágalo, es muy urgente, a las 4 de la tarde.
La secretaria un poco abrumada por la orden de Victoria, se preguntaba a que venían tantas prisas,  llamó a todos los componentes y varios se excusaron, aludiendo a problemas de agenda, tenían compromisos adquiridos anteriormente para esa hora.
La secretaria llamó a la puerta del despacho de Victoria y entró con un bloc en la mano.
-Señora, los sres .Gamarro, Mendez y Lopez, se excusan, tienen compromisos para esa hora.
-Hay quórum  suficiente?
-Pues si, los que han dado su conformidad son suficientes para que las decisiones que se tomen sean validas.
-Pues entonces no hablemos más, llame a la secretaria del Consejo y que prepare todo para las cuatro, yo ahora le dictaré una carta, para que cada uno de los miembros la tenga sobre la mesa cuando empiece el Consejo
Cuando la secretaria de Victoria salio del despacho después de haber tomado nota de la carta que le había redactado Victoria, no podía dar crédito, ¿ por qué?.
Todos ya estaban sentados alrededor de la imponente mesa donde solían reunirse y de donde salían siempre importantes decisiones, Victoria presidia la mesa y se dirigió a todos.
-Buenas tarde señores, en la mesa junto a ustedes tienen un sobre con una carta, les ruego que lo abran y lean lo que contiene.
Todos se dispusieron a hacerlo y durante unos minutos en la sala reinó el silencio. Mas tarde los murmullos de desaprobación e incredulidad se dejaron notar.
-Victoria, ¿Que es esto? como es que renuncias, por que?
-En mi carta ya lo explico, renuncio por motivos personales, y la renuncia es irrevocable.
-Te vas a otra empresa? si es cuestión de dinero,
podemos hablarlo, tu eres muy valiosa para nosotros y podríamos negociar...
-No, como les explico en mi carta, son motivos personales, no pienso trabajar en ninguna otra empresa, es más hoy mismo me voy de la capital para empezar una nueva vida.
-Pero, donde, por qué?
-Esos son motivos íntimos, que espero comprendan que me los guarde para mí.
-Pero lo has pensado bien, con el gran futuro que tienes por delante.
-No, perdóneme, el gran futuro me espera en otra parte y hoy mismo marcho a buscarle.
.

 Cuando después largas horas conduciendo, Victoria llegó al pueblo pesquero, circuló  por sus calles y quedó asombrada, el pueblo parecía muerto, nadie transitaba por sus calles y los comercios tenían echados sus cierres, aparcó el coche y deambuló por las calles desiertas del pueblo, nada, todo cerrado, incluso la cantina,. se encaminó a la iglesia donde había llevado las flores que Alejandro la regalo y donde él la  había llamado cobarde por no admitir su amor por él, recordaba perfectamente su bellos ojos color miel mirándola fijamente y retándola a mirarle a los ojos y negar el amor que sentía .Recordaba a Alejandro diciéndole, -Es imposible que este amor que desborda que no se puede controlar, que todo lo arroya, solo lo sienta yo, dime mirándome a los ojos que tu no lo sientes, como lo siento yo-.Y ella no podía negarlo, pero tampoco quería admitirlo ¿ por qué había sido tan estúpida? si ya su corazón era de él ¿ por que había perdido el tiempo negándose a ese gran amor?

Desorientada enfiló el camino hacía la comandancia, esperaba encontrar allí a alguien que pudiera explicar el porqué de la ausencia de las gentes del pueblo.
A mitad de camino tropezó con grupos de gentes que al parecer venían de la playa, todos parecían tristes y hablaban en susurro. Entre ellos Victoria reconoció a la dueña de la Cantina, se acerco a ella y la pregunto acerca del motivo de que el pueblo estuviera vacío y de esas caras tan tristes.
-Venimos de la playa de hacer una rogativa a Dios -
-Pero, por algo especial?
-Si el Capitán, zarpó en el Ensueño hace ya muchos tiempo y desde hace cerca de tres días no se sabe nada de él, en la comandancia han informado de que las conexiones por radio están interrumpidas y la baliza de posicionamiento les indica que el barco lleva dos días parado en las mismas coordenadas.
Victoria ya sin voz pregunto,
-Piensan que le puede haber pasado algo?
-Lo tememos, la tripulación del Ensueño, ha salido en otro barco en busca de él.
Victoria cayó fulminada como si un rayo la hubiera alcanzado.
Cuando Victoria recobró el conocimiento, miro alderredor y vio que se encontraba en la cama de una habitación de la cantina.La dueña y un par de empleadas la miraba con cara de preocupación.
-Que ha pasado, como he llegado aquí?
-Se desmayo y la trajimos, para que se recuperara.
-Dígame que no es verdad, que Alejandro, no está en peligro.
-La dueña de la cantina, sabía que Victoria, había estado en contacto con Alejandro, ella los vio bailando muy juntos, pero no hubiera esperado de esa señorita tan elegante y estirada esa reacccion a la supuesta perdida de Alejandro.
-Yo necesito una embarcación ligera, tengo que llegar a donde dicen que está el Ensueño, cuanto antes.
-No será fácil , todos los barcos han salido a faenar y no volverán hasta pasado dos días.¿ pero perdone la pregunta, usted para que quiere ir donde está el Ensueño?
-Alejandro es el amor de mi vida.
-Perdone señorita pero Alejandro es el amor de casi todas las mujeres de este pueblo y alrededores,
-Si pero él solo me ama a mí.
-Me cuesta creerlo, el Capitán no hombre que se encapriche de cualquier mujer, pero si usted lo dice...aunque ahora recuerdo que cuando salió a navegar solo, dijeron que lo hacia desesperado por qué su amor a una mujer no era correspondido ¿ Era usted la mujer..?
-Si yo soy, he sido una estúpida, me negué a reconocer mi amor hacía él, y si ahora por mi culpa le pasa algo, mi vida no tendrá sentido, jamas podre amar a otro hombre, ya que mi corazón se lo entregué a él aunque todavía no lo sepa. -
Tengo que encontrar un barco, debo encontrar a Alejandro, él tiene que saber que lo es todo para mi,me es imposible ocultar tanto amor, cuando se está enamorado se siente hasta por los poros de la piel, el día que le encontré ne negué al amor, el día que me besó, me dio miedo enamorarme y ahora me da miedo el perderlo, él es el primer hombre de mi vida y quiero y deseo que Alejandro sea también el último, yo le voy a querer siempre, siempre. Nunca en mi vida pensé conocer el amor. y ahora se que está por encima de cualquier cosa en el mundo, aún por encima de lo que la gente pueda pensar o juzgar. Hemos empezado a grabar una gran historia de amor juntos  y ahora no puede terminar.
Todos quisieron disuadir a Victoria de que se fuera a la aventura en busca de Alejandro, pero la mujer resuelta y resolutiva que siempre había sido, se impuso, llamó a todas las puertas, contactó con puertos cercanos, pero el barco apropiado no aparecía, estaba desesperada, los barcos disponibles eran prácticamente chatarra.
En la cantina todos se pusieron a la faena de encontrar un barco para Victoria, pero parecía que ninguno estuviera disponible, después de muchos tramites y llamadas telefónicas contactó con  el dueño de un potente barco, que se  dedicaba a llevar a turistas interesados en la pesca submarina y en el avistamiento de tiburones,y que se encontraba fondeado por no ser temporada turística. Marina habló con el dueño del barco  no dudo en poner su disposición el barco sin ningún interés  crematistico, pero Victoria se negó, ella pagaría sus servicios, ya que deseaba llegar cuanto antes y no sabía cuanto tiempo necesitaría la embarcación.
Partieron de inmediato, cargando con alimentos y medicinas .
Efectivamente el barco disponía de motores muy potentes, para el seguimiento de tiburones era necesario y desde el primer momento respondió como se esperaba.
Victoria se consumía a bordo, cada minuto cada segundo, mirando ese mar que tanto amaba Alejandro. Veía reflejada en el agua su silueta, su precioso cabello rubio, que por algunas zonas parecía casi blanco por los efectos de estar expuesto tanta horas al sol,su amplia frente la cual al sonreírse se fruncía en unas ligeras arrugas, sus ojos de un color miel, casi único  nadie tenía el color de sus ojos, solo él, esas largas y espesas pestañas, que enmarcaban tan perfectamente aquello ojos tan bellos, penetrantes, amorosos, cálidos,  su boca, perfecta, excitante, fresca y jugosa, deseable y su cuerpo, como el de una escultura, sus brazos fuertes, formados, pero suaves cuando la abrazaban, su pecho como cincelado a mano, pero cálido  sensible, cuando estaba muy cerca de ella .Sí Alejandro era un hombre muy bello, si el hombre más bello que jamás había visto, pero no fue eso lo que la enamoró, fue su carácter su hombría, su honradez,y sobre todo su sensibilidad con ella, la forma de amarla,de meterse en su corazón, sutilmente, con mucha suavidad y respeto pero, a la vez haber sabido provocar en ella ese amor, que nunca pensó que existiría.


Ya a lo lejos se podía ver a el Ensueño, allí quieto, parecía estar esperando las ordenes de su Capitán, Victoria, sabía que no podían estar muy lejos de Alejandro ya que Isla Perdida estaba a unas millas y la tripulación del Ensueño hacía minutos que habían comunicado por radio que estaban llegando a la isla y que veían en la playa el bote del Ensueño.
El corazón se le aceleró, cuando llegaron a la playa saltó sin esperar a que el bote se acercara más y parara, salió corriendo hacía donde vio un grupo de hombres
.
Cuando llegó apartó uno por uno y allí quedó frente a  Alejandro, mirándole,la visión que contempló la sumió en un desconsuelo inmenso, allí tumbado yacía Alejandro, no daba muestras de vida y su aspecto era el de un cadáver , Se arrodilló junto a él y le tomo por su nuca atrayendola hacía ella lo apoyó en su regazo y comenzó a  besarle y a susurrar  a su oído palabras de amor.

-Se volvió hacía Tomás  y le dijo,- Hay que llevarle rápidamente a un hospital.-
-No creo que de momento sea buena idea, no sabemos si tiene alguna hemorragia interna, y si le trasladamos al bote y de allí al barco, puede que sea peor.-
-En todo caso hay que hacer lo posible para recobre el conocimiento, yo le lavare e hidratare y veré en que situación se encuentran su heridas. En el barco que me trajo, hay toda clase de vendas y medicinas, que alguno vaya a por ellas, por favor.-
-Victoria, yo intentaré curar a mi amigo.-
-Por favor, Tomás, tengo que que hacerlo yo, necesito hacerlo, me corresponde, ya que  puedo ser su mejor medicina.  CONTINUARA...

 

jueves, 31 de octubre de 2013

EL MAR TE TRAJO A MI -9ª PARTE

Cuando  la explosión del motor, empujó hacía atrás  para luego subir por los aires su cuerpo hasta lanzarle al agua, Alejandro perdió el conocimiento y se sumergió profundamente en el mar. Una vez allí su fuerte cuerpo ya sin resistencia, descendió y descendió, sus brazos flácidos nada podían hacer y su cuerpo musculoso se dejaba llevar sin oponerse. Pero el mar no lo quería allí, aún sin que él hiciera nada, lo volvió a enviar a la superficie, allí su cabeza tropezó con algo que le sirvió para que se recobrara, otra vez volvió a sumergirse, pero esta vez entre sombras, pudo con las pocas fuerzas que había recuperado, subir de nuevo.
Ya en la superficie, comprobó, que lo que le había sacado de su inconsciencia al chocar con ello, era el bote de La Tempestad, con gran esfuerzo intento encaramarse al bote, pero estaba al limite de sus fuerzas, hasta tres veces lo intentó hasta que lo consiguió.
En el bote descansó unos momentos, para luego intentar arrancar el motor, pero una y otra vez  se negaba a arrancar, se desplomó ya sin fuerzas y otra vez perdió el conocimiento. El bote fue arrastrado por la corriente llevando a Alejandro inconsciente a un rumbo desconocido.
En esas horas de inconsciencia, soñaba con Victoria, ella lo llamaba, el sentía  que el mar lo arrastraba,no dejandole  avanzar hacía ella, que aún queriendo alcanzarla con todas sus fuerzas, la silueta de Victoria se alejaba, pero desesperada le reclamaba... le decía que fuera hacía ella, abría sus brazos  y le llamaba -Amor mio, amor mio, ven  te necesito, no te vayas vuelve, ven conmigo, mi corazón es tuyo,ven tómame, para amarnos intensamente, para entregarnos el uno al otro,  te amo, te amo, ven, ven...-
Alejandro quería ir hacía ella, pero el mar lo arrastraba, luchaba y luchaba siempre fija su vista en aquella querida figura, que le llamaba y le decía que le amaba que había venido a entregarle su corazón, lo que él más deseaba.
El sol hizo que Alejandro se fuera deshidratando, debilitando y entrando en un estado febril que le hacía tener alucinaciones, siempre viendo a su amada, diciéndole que no se rindiera que ella le esperaba, que luchara con todas sus fuerzas, y él  quería recobrarse para ser feliz  entre los brazos de esa mujer hermosa, amada, adorada, por quien valía la pena vivir para estar toda una vida juntos, amándose, ya que desde el primer momento que se encontraron él supo que estaban predestinados el uno para el otro y ahora no podía morir,ella lo llamaba para entregarle su amor, el amor que él tanto deseaba, ese amor que le había negado por cobardía y que ahora en sus sueños quería entregarle
Pero la fiebre le fue subiendo y su hermoso cuerpo se cubrió de sudor intentando que la fiebre bajara, pero se fue haciendo más intensa su deshidratación y a la vez que su piel se quemaba por el fuerte sol que le abrasaba, sus labios antes frescos y jugosos, ahora estaban secos y resquebrajados, parecían de cartón.
Mientras el bote seguía navegando sin que él sumido en su delirio fuera consciente de hacía donde se desplazaba el bote.
Un fuerte golpe, sacó a Alejandro de su inconsciencia, el bote había chocado contras rocas,el dolor que le produjo en las costillas este golpe fue el que hizo que Alejandro despertara, el bote estaba haciendo agua, pero no estaba muy lejos de la playa, con un fuerte dolor en el pecho y la espalda, arrastrándose se bajo del bote,intentando nadar, el mar lo tragaba y lo volvía a reflotar, fue una agonía avanzar los pocos metros que le faltaban para llegar, a ella, una y otra vez, extenuado, volvía a sumergirse y una y otra vez, cada vez más débil volvía a intentar nuevas brazadas que le acercaran a la playa.Con las pocas fuerzas que le quedaban
no dejaba de llamar a Victoria y eso le impulsaba a luchar por su vida.

Cuando no hizo falta nadar, fue arrastrándose y empujado por la olas, allí quedó en medio de la playa a merced de ellas que iban y venían. Había llegado a Isla Perdida.
Pasado un tiempo que Alejandro no pudo determinar,se levantó intentando alejarse del mar, iba tambaleante cada paso se le doblaban las piernas y caía de rodillas, cada paso era una tortura, se levantaba para volver a caer,así paso a paso y como un beodo, llegó al refugio de la sombra de un árbol, allí se dejó caer ,pues ya no podía más, a su fiebre y deshidratación se había unido un fortísimo dolor lacerante en el pecho y la espalda que no le dejaba respirar, y aun cuando hubiera intentado  levantarse ese dolor se lo impediría . Alejandro exhaló un suspiro de rabia e impotencia por no saber que seria de él en esa isla en las condiciones en que se encontraba, no quería morir, no antes de estar junto a Victoria,y vivir los momentos de amor que tantas veces había deseado.
    
Tomás estaba desesperado, llevaban horas buscado algún rastro de Alejandro y no había encontrado ningún indicio, ya pronto llegarían a Isla Perdida y todo había sido inútil.  Se reportó con la comandancia diciendo la inutilidad de lo que hasta ahora habían hecho y les comunicó que ya enfilaban hacía Isla Perdida.
Habían perdido mucho tiempo buscando a Alejandro por las cercanías. ahora a toda maquina se dirigían a la isla Perdida.

El pueblo estaba alborotado, Alejandro era muy querido y eran muchas las personas que habían sido ayudadas por él,  niños, ancianos, toda clase de gente en apuros, nunca nadie que hubiera recurrido a él  había recibido un no por respuesta,  le querían, siempre podían contar con él y aún en su pecho todavía guardaban la esperanza de que lo encontraran vivo,  los ánimos eran tristes.

Algunas personas fueron en busca del padre Anselmo, para que hiciera una rogativa para que Alejandro fuera encontrado con vida .Él por supuesto que aceptó y todo el pueblo con el padre Anselmo al frente marcharon hacía una playa, y allí frente al mar hicieron una rogativa a Dios para que les devolviera a Alejandro, luego uno a uno fueron echando al mar flores, pero no como si las estuvieran poniendo sobre el féretro de un muerto, no, era como suplica a Dios para que el mar le diera una oportunidad a Alejandro y los devolviera allí junto a ellos.
La olas se fueron llevando las flores mar adentro y todos en silencio se retiraron con la esperanza de que el mar les devolvieran a Alejandro.

La alegría a bordo fue inmensa cuando a través de los prismáticos se pudo ver el bote del Ensueño cerca de la playa en unas rocas, todos se abrazaron y corearon el nombre de su Capitán, pero a Alejandro no se le veía,el trecho que les faltaba hasta llegare se les hizo eterno, saltaron del bote aún antes de llegar a la playa, no tuvieron que andar mucho, muy cerca a la sombra de un árbol vieron a su Capitán tendido,.sus corazones les dieron un vuelco, Alejandro no se movía y tampoco dio muestras de haberlos vistos.

Todos corrieron hacía él y al acercarse pudieron comprobar en que lamentable estado se encontraba Alejandro, su hermoso cuerpo, quemado y deshidratado por el sol , su melena rubia parecía hilachas a las que se habían adherido toda clase de restos de algas, su cara ya tenía barba, acentuando aún más su mal aspecto y su cuerpo había perdido toda su vitalidad y yacía flácido.
Todos le rodearon sin atreverse a tocarlo, le susurraban al oído su nombre, mientras que le pedían a Dios  que no estuviera muerto  
CONTINUARA...

LA AUTORA

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