miércoles, 9 de septiembre de 2009

EL FORASTERO


En el reloj de una torre daban las siete.El último rayo de sol se refleja en los cristales y el aire trae consigo los primeros fríos de ese otoño ya más cercano al invierno. De repente el viento cesó como en un cuadro. El tiempo parecía detenido y haberse posado sobre esta ciudad tan bonita como una novia el día de su boda. Pero callada y triste..
El forastero titubeo. No sabía que camino tomar. No conocía la ciudad. Las sombras de la noche empezaban a caer. Presuroso encogió los hombros y tomó el camino de la derecha.
Las calles eran estrechas y empinadas.Las infinitas casas antiguas con grandes portalones cerrados no dejaban ver si dentro de esas casas, habitaban seres vivos o eran solo terreno para almas vagabundas, esperando poder entrar al cielo o infierno y dejar por fin atrás este mundo.
Anduvo hasta terminar el camino donde esas orgullosas casas encerradas en si mismas se alineaban una junta a la otra. Se adentró en un redondel de árboles, que a primera vista le pareció un pequeño laberinto o incógnita que él debería resolver, antes de dar con lo que le había traído aquel lugar.
El cansancio del viaje y el desconocimiento del camino, hicieron reflexionar al forastero y tomó la decisión de pasar la noche allí, donde se encontraba. Era una decisión no carente de peligro. Pero ya hacía tiempo que el sol se había retirado y volver sobre sus pasos no le pareció buena idea.
La noche se presentó oscura. La luna parecía haberse retirado junto con el sol. El propósito que le que llevó allí, pese a ser urgente, podía esperar....
El forastero doblo cuidadosamente parte de su vestimenta. Se tendió justo en el centro del redondel formado por los arboles. No sabía porqué, pero un impulso le empujaba a no rendirse al sueño bajo ninguno de esos arboles.
El sueño no quería llegar.Y en esa vigilia, la insoportable lucidez del insomnio, le presentaba terribles historias que habían ocurrido en aquel circulo y bajo esos árboles. Oyó sonidos que le produjeron espanto, vio docenas de caras aplanadas y blancas con ojos huecos, mirándole desde los matorrales. Detrás de aquellos arboles, le espiában. Sintió el miedo en el centro de su corazón como si una espada forjada en Toledo le traspasara el corazón. ¡Todo era tan real!.
El sueño por fin llegó. El capricho o la imaginación, le hizo soñar como nunca antes. Al principio los sueños eran caóticos, pero fueron variando hasta tomar tal tintes de realidad, que su cuerpo se movía con convulsiones al ritmo del sueño. El corazón se le hizo grande y le salió por su boca.
Por fin amaneció. En el reloj de la torre seis campanadas sonaron con un tono fúnebre... El tiempo, que a la llegada del forastero pareció pararse sobre aquel lugar, lentamente dio movimiento a las cosas. Las grandes y macizas puertas se abrieron. Por ellas salieron muchas personas, que acudiendo a una llamada ancestral se dirigieron a "El circulo de los Ahorcados ".
Este nombre, se correspondía muy bien a los macabros acontecimientos que ocurrían en aquel lugar. Allí se ajusticiaba en la horca , ladrones, asesinos y también algunas veces a pobres campesinos que, algún señor del lugar, deseaba su mujer o sus tierras.
Cuando la muchedumbre llegó. Encontraron a un nuevo ahorcado. No lo reconocieron. No pertenecía aquel lugar.
Pendía de su cinturón en uno de los arboles del circulo. La lengua fuera, sus pantalones mojados, las manos flácidas. En su cara tenia plasmado un rictus de terror, que ninguno de los presentes habían visto en anteriores ahorcados.
Cuando lo descolgaron del árbol, quisieron comprobar de donde procedía el forastero. Miraron en sus ropas. En un bolsillo encontraron una carta con membrete oficial con una orden urgente.
Ajusticiar por ahorcamiento a un vecino del lugar....

2 comentarios:

MARIA JESUS dijo...

Muy bonita esta historia también, por curiosidad ¿ las inventa usted o las coje de un libro?

Ciudadano de a pie. dijo...

María Jesús. los relatos todos son mios,llevo años pasado el rato con ellos. Es dificil, pero a mi me gusta.

LA AUTORA

LA AUTORA