jueves, 1 de octubre de 2009

LOS CUENTOS DE LA ABUELA


Estaba en un lugar irreal...la luz allí era la reina. Se posaba sobre todas las cosas dándoles una patina de color rosa. Las caras muy cerca de ella le miraban con curiosidad, no le daban miedo... A veces eran amistosas, agradables... Otras se transformaban y adquirían formas increíbles, unas veces de campana invertida, otras se alargaban hasta el infinito. Sus guiños le hacían sentirse feliz. Esa áurea que la luz les proporcionaba le recordaban a los viejos cuentos que su abuela le contaba siendo una niña.

En esos cuentos aparecían y desaparecían peculiares personajes que tenían habilidades asombrosas. Su abuela decía que existían porque tenían que transmitir mensajes felices a los niños buenos.
Uno de sus preferidos era"Chami" el payaso. Con su redonda cara blanca que su abuela se empeñaba en decir que era así por haber nacido donde siempre se posaba la nieve. Pero ella sabía que "Chami" se pintaba la cara con la misma cal que su abuela y su madre todos los años por primavera, pintaba la fachada de su casa haciéndola parecer una gran tarta de nata. La nariz una bola roja, era de cristal traído desde un planeta lejano, desconocido, donde todo...personas y cosas, eran de un precioso cristal mas puro que los diamantes.
Los relatos de su abuela los contaba tan apasionadamente que para ella eran verdad o al menos ella, así lo creía. Creía en la bondad de esa cara amable. Sus tunantes ojos saliendo de entre el blanco de su cara de payaso, sus grandes dientes blanquisimos destacando entre unos inmensos labios mas rojos que la sangre, las orejas singulares que podía mover a voluntad.
"Chami" podía hacer de grandes globos, figuras de animales que luego, soplando sobre ellas tomaban vida y servían para acompañar y hacer felices a muchos niños.
Ella lo que nunca creyó fue en los globos transformados en figuras vivientes . Pero en malos momentos recordaba todo esto y por un instante una llama de vigor y esperanza le reconfortaba.
No sabía donde estaba, ni el porqué de todos estos recuerdos. Solo percibía que desde hacía mucho no se sentía tan feliz.
Con claridad se le presentaban los personajes de los cuentos de su abuela, hadas madrinas gordas, con vaporosos vestidos, siempre con prisa, por tener que ir a muchos lugares a reparar las maldades de feas brujas, con grandes verrugas en su tortuosa y larga nariz. A veces eran también tan despistadas que su varita mágica de cristal la perdían y refunfuñaban dando vueltas buscando. Sus vestidos de gasa al dar tantas vueltas. mas de una vez les hizo volar por los aires y desaparecer antes de deshacer los hechizos de las brujas.
Gnomos, princesas, ¿Por que recordaba todo esto ahora ? ¿donde estaba?
Esa luz... ya no veía las caras...solamente quedó aquella luz agradable, cálida... dejo de pensar y se encontró tan bien.... se dejo llevar por la luz. Era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo.
Bañada por la luz, vio a su abuela que con gesto protector y cariñoso extendía las manos hacía ella apremiandola para que se unieran en un abrazo.
-¡¡Deprisa...rápido!! ... ¿donde la habéis encontrado, quien es?
-Estaba tirada en un barrio marginal con una jeringuilla clavada. Es una drogadicta, parece una sobredosis.
-1,30 horas ingresa mujer sin documentación de unos 30 años en parada cardiaca. No responde a las maniobras de reanimación.
Fallece.
Envío del cadáver al departamento forense, número de identificacion CP 189456

1 comentario:

MARIA JESUS dijo...

Precioso este relato hasta que no llegas al final no sabes por donde va la cosa ,me ha gustado mucho, enhorabuena.

LA AUTORA

LA AUTORA