viernes, 14 de agosto de 2009

LINDO GATITO


María era una viejecita entrañable, pasaba de los ochenta y los surcos de su cara así lo atestiguaban, le sobraban demasiados kilos y eso, junto con la edad y unas rodillas trituradas por su peso, hacía que al caminar sus pasos fueran lentos e imprecisos.
Su cara era grande, de ojos ya casi sin brillo, manos fuertes con uñas no demasiado aseadas, vestía con batas anticuadas y un poco raídas y siempre calzaba con zapatillas de paño. Así se la podía ver por las cercanas calles a donde vivía.
Algunas mañanas (cuando se lo podía permitir) se la veía desayunando en un bar cerca de su domicilio, allí los clientes la conocían y respetaban y cuando no quedaba sitio en los taburetes de la barra siempre había alguno que al verla entrar se levantaba y amablemente la cedía el sitio y la ayudaba a encaramarse en él.
Enseguida María entablaba conversación con cualquiera de los que allí se encontraban y echaba un buen rato en dar cuenta del desayuno. Casi siempre su conversación versaba sobre sus gatitos, tenía dos, y cuando hablaba de ellos se le iluminaba su gran cara y hasta sus ojos parecían tener un brillo que solo se podía ver en esos momentos. Era tan grande el cariño que sentía por esos animalitos que los trataba y hablaba de ellos como si fueran sus hijos, incluso del poco dinero que disponía les compraba "potitos" para bebé y relataba como se los iba dando de comer y como los gatitos se relamían y maullaban de alegría.
María vivía en un hostal junto con una hija ya jubilada, nunca pudieron acceder a tener una vivienda en propiedad y con la pequeña paga de jubilación de su hija malvivían allí, donde por una cantidad que después de pagar apenas les dejaba nada para subsistir tenían al menos un techo donde cobijarse.

A María nunca se la veía con su hija, al parecer ésta casi siempre estaba enferma y en la cama del hostal se pasaba los días, en compañía de sus gatos, por los que también sentía un gran cariño.
En las largas tarde de invierno las dos mujeres recluídas en su habitación pasaban las horas acariciando a sus gatos y mimándoles. Podía decirse que eran su única compañía y de ellos recibían el poco cariño que en el mundo ya quedaba para ellas.
Todos sabemos que los gatos son animales ariscos, no siempre las caricias de las dos mujeres eran bien recibidas por ellos, algunas veces huían de ellas porqué el gato quiere ser libre y de aquella habitación era casi imposible huir.
Últimamente especialmente el macho estaba huidizo y no acudía a la llamada de las dos mujeres, ellas tenían que dejar la comida los mas lejos posible de donde se encontraban y aun así los gatos no acudían a comer.

De un salto se subían al antiguo y gran armario de la habitación y desde allí maullaban y dando bufidos erizaban sus pelos y caminaban por encima del armario dando vueltas como si estuvieran buscando una salida.
Las dos mujeres estaban perplejas, nunca antes sus queridos gatos se habían comportado así y las largas horas que tenían que pasar en esa estrecha y abigarrada habitación juntos a ellos cada vez más, les producían una gran angustia. Pese a esto no se decidían a deshacerse de ellos, esperaban que cambiaran de actitud.
Cada vez los gatos pasaban mas tiempo encima del armario, con sus bufidos y maullidos y rechazaban los mimos y arrumacos de las dos mujeres.
María salio de la habitación un momento para preparar la medicina para su hija cuando unos gritos aterradores que provenía de su habitación alertaron a todo el hostal...
El pequeño trecho que la separaban de su habitación lo recorrió María con su andar torpe pero mucho mas ligero que de costumbre....
Al llegar la escena que presenció fue horrible.....
El gato había saltado desde el armario a la cama donde se encontraba la enferma y en una pirueta diabólica fue a dar en la cara de la mujer.
Cuando María y varios clientes del hostal alertados por los gritos entraron, solo alcanzaron a ver al gato cómo se llevaba a la boca unos jirones sanguinolentos de donde pendían los ojos de la hija de María.

1 comentario:

MARIA JESUS dijo...

MUY BONITA LA NARRACION ME GUSTA COMO TODAS LAS QUE HE LEIDO HASTA AHORA, PERO HE TENIDO GATOS, Y NO LOS CONSIDERO CAPASES DE ALGO ASIN., CLARO SOLO ES UN RELATO , Y MUY BONITO.

LA AUTORA

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