sábado, 1 de agosto de 2009

AVERIA FATAL

Cuando Mario salió del trabajo solo deseaba llegar a casa y darse un baño. Había sido un día muy duro de negociaciones y problemas.

Buscó su plaza de aparcamiento y se dispuso a entrar en el coche, puso la llave, la giró y... nada. No podía ser, hacía un sol abrasador y después de unas cuantas horas al sol, en el coche la temperatura era infernal.

Nuevamente giró la llave de contacto y nada, el coche se negó a arrancar. Este contratiempo le estaba haciendo sudar, salió del coche y se deshizo de la chaqueta y la corbata, volvió a entrar al coche y nuevamente intentó arrancarlo, pero era imposible: el maldito coche se negaba nuevamente a ponerse en marcha y él cada momento que pasaba se iba encontrando peor, el calor le sofocaba y su cabeza empezó a golpearle, bum,bum, bum....

Mareado por ese intenso dolor, miró con ansiedad por si algún compañero se había retrasado en su salida del trabajo... pero nadie, ni un alma .
Busco entre los papeles del coche y al fin dio con el teléfono de asistencia en carretera.
Marcó el teléfono y siempre unas voces pregrabadas le daban la bienvenida y le informaban de que en esos momentos todos los operadores estaban ocupados y que en breve atenderían su llamada.

Cada vez se encontraba más sofocado por el calor y el maldito dolor de cabeza no dejaba de ganar en intensidad, reprimió una arcada y dio una vez más a la rellamada. Por fin una voz humana le atendió amablemente informándole de que estaban retrasados y tardarían en poder atenderle, ya que por las vacaciones de verano se había visto forzados a contratar a personal eventual.

Mario no obstante dijo que esperaría y colgó.
No quería dejar el coche allí, estaba muy apartado y lo mejor era llevarlo a un taller y poder hacer uso de él lo antes posible.

Las reverberaciones del sol sobre la calzada, el sofoco y el mareo por un momento le hicieron ver figuras fantasmales sobre el asfalto.

Se dejó caer sobre el coche jadeante y con desesperación abrió la boca intentando que una bocanada de aire entrara en sus pulmones, ya que se sentía desfallecer y necesitaba un poco de oxígeno. Pero la bocanada que le entró fue tan ardiente que lo único que sintió fue un vaho caliente que quemó sus pulmones.

¡Maldición! la batería del teléfono se había terminado, estaba incomunicado.

Se sentó dentro del coche y la temperatura allí era infernal....dejo caer su cabeza sobre el volante y nuevamente aquel dolor …..bumbumbum….

El sonido de un claxon le volvió a la realidad nuevamente acelerando el pulso y con ellos sus sienes parecían estallar.

Fue incapaz de ver la fisonomía del hombre que conducía la grúa, éste se bajo del vehículo y rápidamente subió el coche al remolque sin tan siquiera dar la opción a Mario a bajarse.

El traqueteo y movimiento al subir el coche al remolque fue la espoleta para que las arcadas no se pudieran reprimir y allí sentado en el coche y la cabeza sobre el volante Mario vomitó…vomitó….

Cuando despertó no sabía donde se encontraba, estaba lleno de vómitos y le faltaba el aire .Tomo conciencia de que se encontraba en su coche pero…..los cristales sucios no le dejaban ver ….. elevó su cabeza tanto como pudo y..
Su rostro se volvió en una terrible mascara de horror... deformado y con la boca abierta lanzó un tremendo grito... y otro... y otro....Esos serían los últimos gritos de su vida.

Una inmensa grúa levantaba su coche y le colocaba en la plataforma donde lo aplastarían hasta hacerlo chatarra.

1 comentario:

MARIA JESUS dijo...

este me ha acojonao pero es interesante como me hase pasar de un sentimiento a otro .

LA AUTORA

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