
martes, 17 de noviembre de 2009
EL DESPERTADOR

viernes, 13 de noviembre de 2009
ACCIDENTE

lunes, 9 de noviembre de 2009
DOS MUJERES, UN VESTIDO

Se rebajó a limpiar por horas en casa de señoras que no podrían rivalizar con ella ni en conocimientos ni en belleza y elegancía. Todo por conseguir cumplir su sueño y el de su padre.
Paseó y se paró en cada una de las mejores tiendas de la ciudad, miró uno a uno cada vestido expuesto en todos los escaparates.
-Cuando quiera me llama si necesita algo de mi, soy Olga.
María, notó como si alguien le hubiera dado un mazazo sus piernas se tambalearon y por un momento le parecio que se desmayaria.
María abandonada en la silla, comprendio que ya nada sería igual de ahora en adelante, su ingenuidad y fe en la raza humana se acababa allí. Desprecio era lo que recibias si naces pobre y quieres acceder aunque sea por una sola vez a los privilegios que los nobles o ricos ya disfrutan desde su nacimiento.
Se levantó de la silla y como si fuera invisible, nadie reparó en ella, salío de aquella tienda donde había sido humillada solo por el hecho de querer acceder por un día a sentirse una gran dama.
Los dias siguientes fueron de un cambio drastico de María, abandonó su trabajo, descuidó su higiene y pasaba dia y noche en su habitación negandose a comer, sus compañeras de piso estaban muy preocupadas por ella la dejaban bandejas con alimentos las cuales retiraban intactas. No comprendían su actitud y especulaban sobre lo que le había podido pasar para ese cambio.
María empezó a tener obsesiones el aislamiento y la falta de alimentación le hacian mella en su salud mental, se transformó, la locura empezó a ser su fiel compañera. Su influencía era por momentos evidente, María hablaba en voz baja, en soliloquios que solo ella comprendía, la mecha de la locura estaba prendida y en ese fuego ella se estaba consumiendo.
Un día se decidió a salir a la calle, aquella no era la muchacha de apenas unos días, sucía, titubeante en el andar, con mirada extraviada...
Cuando volvio, sacó de una bolsa unas telas. Cortó, y cosió sin levantarse para nada, obsesionada con terminar la tarea. Cuando al fin terminó, la prenda que surgió parecía un disfraz de bruja.
Se aseó, busco un vestido en el armarío y cogiendo la bolsa donde había introducido ya la prenda hecha por ella, salió a la calle.
Sus pasos como los de un automata le condujeron a la puerta del teatro de la Opera.
Se paró en la puerta mezclada con las personas que curiosas miraban la entrada de los asistentes, estas comentaban cada una de las peculiaridades de lo que allí sucedía. De pronto un murmullo se extendió entre estas personas. Acababa de salir de un lujoso coche una joven bellisima vestida con un espectacular vestido color champan.
Al momento María reconocío su vestido. Un vertigo de rabía se unió a su locura. La visión de aquella muchacha subiendo la escalera nubló sus sentidos.
.-¡No podía ser, esto le estaba reservada a ella ¡ No lo permitiría !
Espero agazapada a que las personas que miraban curiosas fueran desapareciendo. Cuando ya se disponian a cerrar la puerta sacó del bolsillo una entrada y se introdujo en el teatro.
No fue la subida de la escalera como la que siempre soño.
Su ofuscación la izo perderse por los pasillos, sabía que en uno de los palcos preferentes estaría aquella mujer....daría con ella.
Bajo al patio de butacas y desde alli escruñidió uno por uno los palcos, por fin dió con el que buscaba. Allí se encontraba deslumbrante aquella mujer y ...¡estaba sola!.
Esperó a que las luces fueran apagadas y se deslizó buscando el palco.
En la puerta paró para que su su cabeza que palpitaba al unisono de su corazón se calmara, pero era más fuerte la ira que la embargaba. Todo lo despació que pudo abrio el bolso y de alli sacó un precioso cordon grueso de seda lo tomo entre su manos y empujó la puerta del palco y entró.
De espalda a ella y sin darse cuenta de su presencia, estaba la mujer que le había arrebatado su sueño y los sueños no se deben robar, los sueños corresponden a las personas que los tienen.
Entre sus manos el cordón de seda . Sin vacilar lo dejo caer hacía delante y rodeó la garganta de la mujer. Un ligero grito y el intento de ella por deshacerse de él. Se revolvió en el sillón llevando sus bellas manos al cuello, intentando quitarse aquello que le promosticaba la muerte, pataleo jadeó.... pero las bellas voces de los cantantes acompañados de la gran orquesta no dejo percatarse a nadie lo que allí pasaba.
Fueron unos pocos minutos, María solto y la muchacha cayo hacía un lado del sillón, flacida como una muñeca de trapo, parecida a aquella princesa de cuento que quedo dormida al morder la manzana. Rapidamente la despojó de su vestido y sacando el que ella había confeccionado, cuidadosamente la vistió con él.
Mientras en la escena Adalgisa y Norma se enfrentan en el celebre duo " Mira o Norma".
Maria antes de salir se volvio y contemplo a la muchacha con el vestido que ella había confeccionado- ¡estás verdaderamente horrible!.
Al fondo la opera siguía su curso, Norma cantaba "Casta Diva·.
María se paro un momento y dos lagrimas corrieron por su mejillas. No era asi como ella hubiera querido ir la primera vez a la opera.
Bajo las escaleras como siempre había pensado. ¡Con un delicado y bello vestido!.
domingo, 1 de noviembre de 2009
200 AÑOS DE UN GENIO

¿Deseas que te amen? No pierdas, pues,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
eran objeto de elogio sin fin
y el amor... un sencillo deber
Edgar Allan Poe
Este año se cumplen doscientos años del nacimiento de este escritor, periodista, poeta, maestro del relato.
Nació en Boston en Enero 1809 y fue acogido por una familia adinerada llamada Allan ya que su padre los abandonó en 1810 y su madre murió a los 24 años.
En 1826 ingresa en la Universidad de Virginia con el propósito de estudiar lenguas. En ese tiempo se enemista definitivamente con su padrastro, es de suponer debido a las deudas de juego y es por entonces también cuando se le empieza a relaccionar con el alcohol.
En 1827 se traslada a Boston donde supervive con trabajos ocasionales. Incapaz de sobrevivir por si mismo se alista en el ejercito. En este mismo año publica su primer libro "Tamerlan y otros poemas"
El 28 de Febrero de 1929 fallece Frances Allan, la que considera su madre, su padrastro no se lo comunica y Poe no pudo acudir hasta el día siguiente al funeral
Al visitar su tumba no pudo resistir el dolor y cayó desmayado.
Su padrastro suavizado por la muerte de su esposa, accedió a ayudar a Poe a licenciarse del ejercito.
Quiso vivir de la escritura, los periodistas nunca cobraban a tiempo y se vio obligado a pedir y deber dinero a su empleadores y a pasar por momentos muy humillantes a causa de la escasez económica. En 1834 se casa con su prima Virginia, también en 1834 muere su padrastro sin dejarle nada en herencia, esta circunstancia le afecto en gran medida.
Distintos traslados de ciudades, de la familia, distintos trabajos alguno de ellos impropios de él.
Mientras tanto salían a la luz varios libros de poesía y ensayos aunque para conseguir subsistir se pasó a la prosa.
En Enero de 1842 su esposa Virginia, sufrió los primeros signos de la tuberculosis. Virginia murió el 30 de Enero de 1847.
Poe siguió el cortejo fúnebre envuelto en una capa que durante meses había servido de manta de la cama de Virginia. Cada vez más inestable su carácter y conducta errática presumiblemente debida al alcohol. Pese a su desvarío y delirio en este tiempo surgen varias obras de máxima importancia.
El 3 de Octubre de 1849 le encuentran en las calles de Baltimore en estado de delirio. Fue trasladado al hospital donde murió el 7 de Octubre. En ningún momento se supo como llegó a esta situación ni se supo el motivo de por qué llevaba ropas que no eran suyas.
Las causas de su muerte fueron "Congestión o inflamación cerebral" o sea taparon la verdad Alcoholismo .Las especulaciones sobre su muerte son la de Deirium Tremens.
Paradojicamente el albaceas de su obra literaria fue un ser despreciable que se dedico destruir su reputación después de su muerte.Tachandole de ser depravado, borracho, drogadicto perturbado. La única biografía durante mucho tiempo la escribió este critico, siendo por eso que a Poe se le conoció hasta ahora por lo escrito allí.
"¡En verdad, ésta es la vida misma!" Se volvió bruscamente para mirar a su bien amada:
¡Estaba muerta!"
martes, 27 de octubre de 2009
EL ESPEJO

Su madre hija de unos padres muy rigurosos, no habían aceptado su embarazo y al ser tarde ya para un aborto quisieron esconderlas de las posibles habladurías de la gente. Con este propósito alquilaron en una gran ciudad un pequeño apartamento y la recluyeron allí para que una vez diera a luz el bebé entregarlo en adopción.
Lo que no contaban sus abuelos era con que su hija no pensaba llevar allí una vida de monja. Nada más salir por la puerta ellos su madre ya estaba llamando a conocidos para dar y participar en fiestas.
Ella nunca se preocupo por el embarazo, jamás tomo precauciones de ninguna clase, bebió, fumó y se drogó. Aborrecía aquel intruso que llevaba en su seno, maldecía el día que quedo preñada y también odiaba al que la dejó así.
Todos los días se recogía cuando ya era bien entrado el día, borracha o drogada siempre acompañada por un hombre distinto. El poco dinero que le enviaban sus padres no duraba y su vida era un trapicheo de droga y prostitución.
Quizás la vida de Sandro hubiese sido otra si al nacer el destino dejara que fuera adoptado por una buena familia. Pero no, su madre se metió en un nuevo lio más y tuvo que dejar deprisa el apartamento. La policía la buscaba por pasar droga en un club donde trabajaba. Esta situación la hizo salir huyendo junto con el último novio.
Como eran personas marginales y el poco dinero que ella recibía de sus padres se acabó, las opciones para ellos eran pocas. Sandro estaba a punto de nacer y la pareja no sabía a donde acudir ya que posiblemente fueran arrestados.
En estas circunstancias fueron a parar a una vieja caravana abandona en medio de un paraje desértico. Allí Su madre dio a luz a Sandro sin ninguna clase de higiene ayudada por su novio.
La adopción no se pudo llevar a cabo era peligroso el intentar dejarse ver. Sandro quedó unido así a esa madre que le aborrecía.
La supervivencia de Sandro se puede considerar un milagro, su madre nunca tomó conciencia de que tenía un bebe su egoísmo junto con las drogas que consumía habitualmente la hundieron en la depravación y la maldad. El abandono de su hijo lejos de darle remordimientos le producía un cierto bienestar, no se atrevió a quitarle la vida al nacer, pero, no fue por escrúpulos, solo la contuvo el miedo de dar con sus huesos en la cárcel. Por ese motivo cada vez que le abandonaba esperaba que al volver él ya no estaría.
Sandro sobrevivió gracias a que en múltiples ocasiones algunos de los numerosos novios de su madre demostraron tener más corazón que ella. Pese a sus borracheras y drogadicción se preocuparon de vez en cuando de alimentarle con los restos de algunos alimentos olvidados y mohosos en los coches o furgonetas .
Sandro se crió en medio de la nada, solo, descuidado, con aquellas noches eternas de abandono, temblando de miedo por los sonidos inquietantes que sacudían la caravana, pasando un frio y calor extremo entre aquellas latas herrumbrosas que le servían de cobijo.
Allí carecía de todo, la suciedad era su compañera eterna, Su madre salía dejándole solo siempre. Al volver algunas veces traía algunos alimentos, poca cosa pan y algo de fiambre .Estos alimentos no eran para él solo cuando ella, borracha o drogada se dormía, entonces era cuando él, hambriento se abalanzaba sobre la sobras. Allí no se podía cocinar, no había luz ni agua. En ocasiones uno de los novios de su madre traía en su furgoneta un deposito de agua. La carencia era total, ni lavarse podía.
Esta forma de vida sin alimentación adecuada, sin una caricia, sin instrucción de ninguna clase habían hecho de Sandro un niño raquítico, con un ligero retraso mental, asustadizo de cualquier extraño ya que la única gente que conocía eran los numerosos novios de su madre y algunos le maltrataron, En muchas ocasiones tuvo que escuchar de esos hombres gritarle a su madre que se deshiciera de él. Sandro vivía con ese miedo, creía muy capaz a su madre de intentarlo, pero para ella él no era un problema, simplemente vivía su vida e ignoraba totalmente a Sandro, para ella no existía.
Un día su madre recogió en una maleta unas cuantas prendas y espero a que su novio llegara con la furgoneta, Sandro la miraba curioso pero ella no era de las que daban explicaciones.
Al poco el claxon de un coche hizo que su madre agarraba la maleta y saliera corriendo hacía la furgoneta, olvidando a Sandro en la caravana.
Se sentó junto al conductor y Sandro vio como cruzo unas breves palabras con él, abrió la puerta y grito-¡ Eh, ven aquí !. El corrió y se paró junto al coche, su madre furiosa le grito- ¡Venga bobo sube rápido..!
Sandro nunca había salido de los alrededores de la caravana, y tampoco había viajado en coche, Todo lo que veía le era nuevo y su instinto de animal encerrado le advertía de peligros escondidos tras el cristal del coche.
Los paisajes que se sucedían le asombraban y alarmaban, sentía miedo, ¿que iba a pasar? ¿a donde iban?. Se replegó en el asiento y dejo de mirar hacía afuera. Las sombras cambiantes de la noche y el sonido del viento sobre el coche le producían terror.
Después de largas horas de viaje por fin el coche paro frente a una gran casa aislada que dejaba ver por todas partes el paso del tiempo. Desde hacía mucho tiempo nadie se había preocupado de ella.
La pareja salió del coche y se pararon frente a la casa. Con ojos escrutadores miraron hacía allí y después con paso decidido avanzaron hasta la puerta.
Sandro como un perrito indefenso corrió tras la pareja y se pego a la sombra de su madre, mirando alrededor temeroso, el crujir de sus pasos sobre la grava del camino que conducía a la casa, inundaban su joven corazón de un fatal presentimiento.
Su madre sacó del bolso unas llaves y abrió la puerta que provoco un ruido que hizo temblar a Sandro, soltó una palabrota al intentar encender la luz y comprobar que estaba cortada. Su novio salió a la furgoneta y volvió con una linterna.
Con esa luz se desplazaron por diversas estancias, su madre conocía la casa, hablaba con el novio y le explicaba diversas peculiaridades de ellas.
A Sandro no le gustaba la casa. Siempre cerca de su madre guiándose por la pequeña luz de la linterna. Intuía que algo morboso, maligno se agazapaba en algún rincón y tuvo la certeza que esa maldad recaería sobre él.
-No se por cuanto la podré vender, hace años que murió mi madre y un año que murió mi padre. Lastima que no me haya enterado antes, ahora podríamos estar de vacaciones con el dinero de la venta.
Su madre no demostraba lastima por la perdida de sus padres, solo le interesaba el dinero que le podía reportar la venta de la casa.
Sandro quedó solo en esa gran casa desconocida, como quedaba en la caravana. Se quejaba pero su madre le ignoraba, solamente con despreció le tiraba la linterna y se marchaba.
Las salidas de su madre eran constantes y algunas veces venia acompañada de personas que se interesaban por la casa. Pero no era fácil venderla.
Sandro, venciendo sus fantásticos terrores con la sola ayuda de la linterna, se atrevió a subir al primer piso. La vieja escalera crujía bajo sus pies y ese sonido lúgubre acallaba el resto de sonidos inquietantes de aquella vieja casa. Llego a un amplio vestíbulo, de allí salía un largo pasillo con numerosas habitaciones. Enfocando la linterna a un lado y otro caminó, con el corazón encogido y sus latidos cada vez mas rápidos. Fue desplazándose por aquel pasillo con el temor de ser engullido por él, algo le impidió avanzar y se enredó en su cara y garganta, Sandro aterrado empezó a manotear intentando desembarazarse de aquella cosa fibrosa, pegajosa, que se adhería a él. Solo eran las enormes telarañas tejidas durante mucho tiempo.
Cuando pudo limpiar su cara y cuello, despacio intentó abrir una de las puertas. La madera podrida y encajada por el tiempo pasado sin abrirse se negaba, empujo con todas sus fuerzas y la puerta cedió con un sonido chirriante que enervo los ya sensibles nervios de Sandro Entró y la luz errante de la linterna le reveló una habitación muy antigua con una gran cama y unas extrañas cortinas negras. De repente la tenue luz de la linterna le dejo ver que no estaba solo. Allí frente a él se encontraba otra persona.
Acallando los latidos de su corazón y el pavor que le impulsaba a abandonar aquel lugar inmediatamente. Sandro enfocó nuevamente la linterna y allí seguía aquel desconocido.
Un sobresalto le hizo retroceder, y la linterna cayó. quedando por un momento toda la habitación a oscuras. Buscó angustiado la linterna, se agacho y arrastro por el suelo hasta dar con ella. Su respiración jadeante era lo único que se escuchaba allí.
-¿Quien eres?
-Nadie contestó.
-¿Eres amigo de mama?
El desconocido, de formas imprecisas por la la deformación de la luz de la linterna, no respondió a Sandro.
Sandro ya se disponía a bajar cuando alguien le llamo.
- Muchacho.. Muchacho.
Era el desconocido el que le llamaba. El ente del espejo atrapado en un mundo similar al nuestro pero donde nada es lo que parece.
-Te estaba esperando, estaba esperando a alguien que quisiera jugar conmigo.
.Pero yo no se a que podría jugar. Yo nunca he tenido amigos.
-No importa, hace mucho tiempo que espero que a esta casa venga un niño tu pasa hacía aquí y yo me pondré en tu lugar.... así empezaremos.
La figura del espejo solo tenia un deseo. Ese niño tenia que traspasar el portal que comunicaba con el y con el más allá. Eso sería su libertad.
La conversación fue interrumpida, por la llamada furiosa de su madre, acababa de llegar y necesitaba la linterna.
Sandro, bajo corriendo, dio la linterna a su madre y empezó a explicar lo que le había acontecido.
-Mama, en la habitación de arriba hay un extraño.
-¿Que dices bobo? ahí no hay nadie.
-Sí, mama yo lo he visto es aproximadamente de mi altura.
-¡Imbécil! tu lo que has visto es tu figura en el gran espejo de la habitación oscura.
-¿En el espejo? ¿Qué es un espejo?
-Pobre tonto, como nunca has salido de la caravana nunca te has visto en un espejo. Un espejo refleja nuestra figura o las cosas que queden enfrentadas a el.
-Mama, no puede ser él me ha hablado.
Su madre dio por terminada la conversación y dirigiéndose a su novio le dijo.
-Mañana iremos a formalizar la venta, no es una suma muy grande, pero todas la personas que han visto la casa han dicho que necesita una gran reforma y que no vale más.
Otra vez Sandro, subiendo las viejas escaleras. Llegó al vestíbulo y resueltamente enfocó la linterna para llegar hasta la habitación. Una vez entró se enfrentó al espejo como lo hizo la primera vez. Otra vez aquella figura a la que no podía distinguir bien por la raquítica luz que salía de la linterna. Observo curioso ¿ese era él?. Un muchacho desgreñado, con largas piernas tan delgadas como filamentos, su espalda encorvada y con una cara delgada con cierto rictus de imbecilidad. Se acerco más al espejo, esperando volver a ver al desconocido. Pero su madre le había dicho que esa figura era él.
Pero otra vez el extraño del espejo apareció allí.
-¿Vienes a jugar conmigo? todo el tiempo que llevo aquí, mi deseo mas ardiente era que algún niño viniese. Su sonrisa y ojos reflejaban maldad.
Llevaba mucho tiempo tras ese espejo. En esta ocasión dejaría para siempre el terrible encierro. Para eso era necesario que Sandro aceptara.
-Bueno, yo nunca he tenido un amigo, juguemos...
-Bien, empecemos, los dos al tiempo, deja la linterna ahí. Pon tus manos sobre el espejo y yo pondré las mías.
Así lo hizo el ingenuo Sandro lo que aprovecho el extraño para tirar de él y hacerle penetrar tras el espejo. Sandro, se volteó y ya el desconocido no estaba. No veía nada, palpo a su alrededor y solo noto un hedor insoportable y un intenso frío, lucho por salir pero una pared lisa y fría, se lo impedía. Araño, pateo, golpeo. Sus gritos y alaridos nadie los podía oír . Su lamento mas triste y desgarrador era llamar.. ¡Madre.... Madree!.
Quedo atrapado dentro del espejo. Nadie vendría a salvarlo.
La madre de Sandro y su novio ya estaban llevando el equipaje al coche. Perpetuamente malhumorada con él le dirigió una mirada y le cogió la linterna.
-Venga, ¿de donde vienes? date prisa o te dejare aquí ¡estúpido!. Sube al coche.
Pobre Sandro, su madre en su desprecio, no se percató de que no era él. ella nunca se había fijado con cariño en su hijo, jamás lo había mirado a la cara o lo había acariciado. Para ella cualquiera podía ser Sandro.
Este desapego y crueldad con su hijo pronto se volvería contra ella. Su vida se abocaba a una espiral de terror y maldad que empezaría a sufrir. Acababa de introducir en su vida al ¡MALIGNO!
martes, 20 de octubre de 2009
LUCÍA

martes, 13 de octubre de 2009
LLAMA EL TELEFONO

Aquel día era especialmente horrible una tormenta de nieve azotaba el lugar. El viento se metía por los resquicios de puertas y ventanas, empujándolas con gran fuerza como si un gran gigante quisiera traspasarlas. Sara se acurruco en un rincón y con sus manos se tapó los oídos intentando no escuchar.
Esperó la llamada del teléfono, pero no llego...
Desesperada llamo ella ,nada. Nadie contestó. Volvió a llamar... tampoco esta vez hubo contestación.
La casa parecía tener vida propia, podía sentir sus latidos. Su cuerpo latía también al unisono.
Unos golpes muy fuertes en la puerta la hicieron reaccionar, no, no era el viento, en la puerta había alguien. Asustada se pegó aun mas a la pared, su cuerpo temblaba compulsivamente.
Nuevamente los golpes en la puerta y una voz que la llamaba por su nombre.
Al fin tuvo las fuerzas suficientes para acercarse a la puerta y sin abrirla pregunto-¿Quien es?-
Alguien desde fuera le contesto...solo entendió algunas terribles palabras, marido... accidente.
Cuando recobró el conocimiento en la casa estaban varios compañeros de su marido.
El accidente ocurrió en la última curva llegando al pueblo. Su marido había muerto.
Sara perdió su equilibrio emocional, estaba ausente y no pudo hacerse cargo en ningún momento de todos las gestiones de el entierro.
Un compañero de su marido le dijo algo de que debido a la gran ventisca de viento y nieve estaban incomunicados y que debían enterrar provisionalmente a su marido allí. Mas adelante cuando las condiciones del tiempo variaran dejarían de estar incomunicados y lo trasladaría a su sepultura definitiva.
Sara dejo hacer, nada le interesaba, todo le daba igual.
-Sara, si quiere despedirse vamos a cerrar el ataúd.
La ayudaron a levantarse y casi en volandas la transportaron hasta donde yacía su marido. Sus ojos se nublaron y rota de dolor se abalanzó sobre el cuerpo inerte de él. Lo abrazó y besó y fue muy difícil separarla de allí. Cuando lo consiguieron Sara reparó en el teléfono de su marido que tanto les había unido. Con un gesto de pena infinita cogió el teléfono y lo introdujo dentro del ataúd.
Dos dias pasaron y la nieve seguía imposibilitando el traslado del cadáver. Sara ya ni tan siquiera se levantaba de la cama, solo quería salir de allí y llevarse a su marido. Por nada del mundo lo dejaría en aquel lugar. Solo eso la mantenía viva.
Desde la muerte de él nunca su teléfono había vuelto a sonar. Nadie mas que él conocía el número, por eso cuando Sara escuchó el sonido de un teléfono quedo atónita, lo primero que le pasó por su cabeza fue que alguien se lo había dejado allí durante el velatorio.
Pero el sonido paraba y unos segundo después volvía a sonar.
Como una sonámbula se dirigió siguiendo el sonido por las estancias de la casa. La casa estaba oscura y fría, Sara vivía en una perpetua oscuridad, y el frió y la humedad eran los dueños de cada rincón de la casa.
El sonido paro. Sara no obstante siguió buscando el teléfono, su cabeza y corazón pulsaban al mismo tiempo con un dolor extremo. Otra vez el sonido, Sara esta vez pudo ver la luz del teléfono encenderse al dar la llamada. Extendió la mano y temblando lo cogió....en la pantalla podía ver el nombre de su marido.
-¡No puede ser!
Sara descolgó y ansiosamente dijo ¿ eres tú? Nada, solo un ruido, como si algo o alguien se arrastrara .
Cayó como fulminada por un rayo, su corazón no pudo más. Se rindió
Cuando dos empleados compañeros de su marido pudieron entrar después de echar abajo la puerta. A Sara, la encontraron muerta con el teléfono en la mano.
-Pobre mujer, Quizas ha sido mejor que no llegara a saber que esta noche unas alimañas han removido la tumba de su marido y el cadaver ha estado rodando por la montaña.