domingo, 26 de julio de 2009

CUMPLIR 16 AÑOS


Laura cumplía hoy 16 años, sabía que no tendría fiesta de cumpleaños, eso en su casa era impensable.

Ella algunas veces había estado en celebraciones de compañeras de colegio y siempre deseaba que alguna vez fuera ella la que recibiera regalos y soplara una gran tarta acompañada de sus amigas.

Todas sus amigas al cumplir los 16 se habían marchado a otras ciudades con más oportunidades de trabajo y diversión. Ellas simplemente se despedían por medio de una nota y volaban hacía la libertad.

En el pueblo los que quedaban pensaban que les debía ir muy bien ya que nunca llamaban o escribían, eso parecía ser la señal de que al fin estaban disfrutando de la libertad .

El pueblo languidecía, las empresas hace años que cambiaron de ubicación y ahora solo los campesinos añosos se quedaban en aquel lugar por no tener a donde ir.

El ambiente en casa era oprimente, su padre después de morir su madre se había vuelto a casar y siempre estaba fuera en el campo trabajando y sin tomar parte de los problemas o de la educación de ella.

La que ahora era su madre (para ella siempre madrastra) no se levantaba nunca de una mecedora, siempre con el cigarrillo en la boca y apagandolos en cualquier sitio, la casa parecía una pocilga con la nevera siempre vacía y los fuegos para cocinar que nunca se encendían.

Por eso Laura era la que llevaba todo el trabajo de la casa, lo que hacíia que deseara aún más marchar de allí.

Esta mujer siempre le había hecho la vida imposible, desde pequeña se divertía contándole historias terribles que la hacían sentir un miedo espantoso y tener un sentimiento de odio hacía ella.
La historia que siempre repetía una y otra vez es la del tren que no debería coger, ya que ese tren desaparecía en el horizonte y nunca más se volvía a saber de los que marchaba en él...

Disfrutaba contándola una y otra vez y cuando Laura trataba de interrumpirla, levantaba su sarmentosa mano de uñas largas y retorcidas y haciendo el ademán de que se callara continuaba diciendo-Mientras yo viva tú no saldrás de aquí, ya me ocuparé yo de que nunca subas a un tren-.

Su sentimiento más intenso era marchar de aquella casa, de aquella mujer y de aquel pueblo.


Varias veces lo había intentado. A escondidas de su madrastra hacía pequeños trabajos por los que recibía algo de dinero, el cual guardaba para cumplir el sueño de marchar.

Pero esa despreciable mujer siempre daba con ellos quitandoselos al tiempo que con voz queda le decía al oído "te dicho mil veces que no te subirás a ningún tren"

Pero coincidiendo con su 16 cumpleaños Laura se decidió a plantar cara a su madrastra y fue a buscar a su padre al campo donde solía trabajar.

-Padre, hoy cumplo 16 años, tu nunca has estado conmigo en las ocasiones que te he necesitado, vengo a pedirte que me des para el importe del billete de tren para poder marcharme de aquí. Aquí me ahogo y debo de ir en busca de algo mejor... compraré el billete y me marcharé con lo que llevo puesto, no pasaré por casa a recoger mis cosas, sé que ella no me dejaría ir.

El padre rebuscó en su bolsillo y dio a Laura cuanto llevaba en ellos.

Ella simplemente dio media vuelta y se marchó sin despedir.

Su padre pareció entonces darse cuenta de lo mucho que la había desatendido durante tantos años y corrió detrás de ella.

Cuando alcanzo a verla, ya Laura subía al tren y por más que corrió no pudo alcanzarlo para despedirse de ella.

Quedó solo y triste en la estación ya que nadie más había ido a despedir o recibir a los pasajeros.

Cuando dio la vuelta se encontró de cara con el único empleado de la estación.

-Perdone, hacía donde va ese tren, es que mi hija viaja allí y no me ha dado tiempo de preguntarle.

-Señor, tiene que estar equivocado, ésta estación está desde hace mucho tiempo fuera de servicio, por lo que es imposible que por aquí pase ningún tren.

1 comentario:

MARIA JESUS dijo...

precioso , aunque sea repetitiva , para relato de Iker Fernandez , el del domingo en la cuatro

LA AUTORA

LA AUTORA