martes, 13 de octubre de 2009

LLAMA EL TELEFONO



El amanecer parecía no pronosticar nada bueno. El sol no apareció en el horizonte y la niebla y la oscuridad se hicieron dueñas de toda la ciudad. Aquella densa niebla pesaba sobre el animo de las personas y les hacia moverse con gran lentitud, como si estuvieran luchando con un enemigo casi invisible, sus figuras borrosas parecían flotar y ser engullidas por un vaho gris.



El lugar tenia algo de siniestro, embutido en una escarpada ladera , solitario, entre altas montañas de piedra negra y vegetación rala e inquietante. Allí el tiempo parecía no transcurrir, era un sitio donde las piedras de las casas rezumaban siempre un liquido verdoso. La gran humedad producía que fueran invadidas de un moho que le daban un aspecto lúgubre y enfermizo. Los pavimentos de las calles de las misma piedra de las montañas, unido a las vetustas casas desconchadas y a punto de caer se fundían con las montañas.



Los pocos viajeros que se aventuraban a desafiar las endiabladas e interminables revueltas para subir allí, quedaban impresionados por la tremenda huella del paso del tiempo y el clima de aquel lugar. Todos procuraban estar el menor tiempo posible y lo abandonaban con alivio; como un alma torturada abandona el purgatorio camino del cielo.



Sara era desgraciada allí, hacía poco tiempo que su marido trabajaba para el gobierno y un trabajo como ingeniero le llevo hasta aquellas montañas. Se proponían levantar la mayor torre de comunicaciones del país, era de vital estrategia para mejorar todas las comunicaciones, tanto civiles como militares. Este trabajo era una gran ocasión para su marido. Pero este trabajo también hacía que él nunca estuviera con ella.

La torre se construía mucho mas arriba, en la cima de la mas alta y negra montaña. Allí se construyeron unos pabellones donde todos los que trabajaban vivían durante la semana. El camino era peligroso, estrecho, tortuoso, resbaladizo. La oscuridad persistente , la niebla y la humedad hacían que se procurara transitarlo lo menos posible. Ya habían ocurrido varios accidente con los camiones que suministraban los materiales y se trataba de reducirlos.

Sara se sentía sola en aquella casa donde nada funcionaba, las tuberías sonando siempre con ruidos que muchas veces podían confundirse con alaridos de personas que habían quedado atrapadas para siempre entre esas paredes, siempre húmedas y sucias, las puertas y ventanas mal encajadas ,dejando entrar ráfagas de viento helado y crujiendo con sonidos que le producían un temor intenso. Un fin de semana su marido tardo un poco mas de lo habitual, pero llego muy contento y con mucho misterio sacó un pequeño paquete de su bolsillo y se lo puso a Sara en sus manos. -¿Que es? -Algo que te va hacer feliz, un teléfono móvil, hemos terminado la primera fase y desde ahora ya los teléfonos móviles funcionaran aquí. Hoy en los suministros han venido varios y he pensado que para que no te encuentres tan sola con este podrás hablar conmigo cada vez que quieras. Los he programado para que la marcación sea automática, solo das a este botón y... ¡ Ya esta! Sara se abrazó a él y sintió un gran alivio ¿Dios mío! por fin lo tendré mas cerca de mí.

Las conversaciones entre Sara y su marido se hicieron habituales, siempre tenia el teléfono cerca de ella y el sonido de su llamada le hacía por un momento sentirse feliz. Cada día llevaba peor el estar en esa casa, en ese lugar. Sentía emociones que le daban miedo, los ruidos, los cambios de temperatura, estaban socavándola emocionalmente, sentía que de no marchar pronto de allí quizás podría llegar a perder el juicio.

Algunas veces atemorizada se acurrucaba en un rincón y las lágrimas y sollozos aliviaban por un momento la gran angustia que le embargaba.

Las llamadas a su marido cada vez eran mas frecuentes y apremiantes. El la intentaba calmar. La hablaba de su gran amor por ella y que pronto las obras acabarían y marcharían a un lugar donde el sol les envolviera en su calidez, donde las casa fueran blancas y de colores alegres, donde el cielo de un azul intenso se confundiera con el azul del mar, donde las buganvillas, las madreselvas, las glicinas, los nardos....todo se uniera para ser un paraíso diseñado exclusivamente para ellos.

Esperar el sonido del teléfono era obsesión para Sara, solo eso era importante para ella.
Aquel día era especialmente horrible una tormenta de nieve azotaba el lugar. El viento se metía por los resquicios de puertas y ventanas, empujándolas con gran fuerza como si un gran gigante quisiera traspasarlas. Sara se acurruco en un rincón y con sus manos se tapó los oídos intentando no escuchar.
Esperó la llamada del teléfono, pero no llego...
Desesperada llamo ella ,nada. Nadie contestó. Volvió a llamar... tampoco esta vez hubo contestación.
La casa parecía tener vida propia, podía sentir sus latidos. Su cuerpo latía también al unisono.
Unos golpes muy fuertes en la puerta la hicieron reaccionar, no, no era el viento, en la puerta había alguien. Asustada se pegó aun mas a la pared, su cuerpo temblaba compulsivamente.
Nuevamente los golpes en la puerta y una voz que la llamaba por su nombre.
Al fin tuvo las fuerzas suficientes para acercarse a la puerta y sin abrirla pregunto-¿Quien es?-
Alguien desde fuera le contesto...solo entendió algunas terribles palabras, marido... accidente.
Cuando recobró el conocimiento en la casa estaban varios compañeros de su marido.
El accidente ocurrió en la última curva llegando al pueblo. Su marido había muerto.
Sara perdió su equilibrio emocional, estaba ausente y no pudo hacerse cargo en ningún momento de todos las gestiones de el entierro.
Un compañero de su marido le dijo algo de que debido a la gran ventisca de viento y nieve estaban incomunicados y que debían enterrar provisionalmente a su marido allí. Mas adelante cuando las condiciones del tiempo variaran dejarían de estar incomunicados y lo trasladaría a su sepultura definitiva.
Sara dejo hacer, nada le interesaba, todo le daba igual.
-Sara, si quiere despedirse vamos a cerrar el ataúd.
La ayudaron a levantarse y casi en volandas la transportaron hasta donde yacía su marido. Sus ojos se nublaron y rota de dolor se abalanzó sobre el cuerpo inerte de él. Lo abrazó y besó y fue muy difícil separarla de allí. Cuando lo consiguieron Sara reparó en el teléfono de su marido que tanto les había unido. Con un gesto de pena infinita cogió el teléfono y lo introdujo dentro del ataúd.
Dos dias pasaron y la nieve seguía imposibilitando el traslado del cadáver. Sara ya ni tan siquiera se levantaba de la cama, solo quería salir de allí y llevarse a su marido. Por nada del mundo lo dejaría en aquel lugar. Solo eso la mantenía viva.

Desde la muerte de él nunca su teléfono había vuelto a sonar. Nadie mas que él conocía el número, por eso cuando Sara escuchó el sonido de un teléfono quedo atónita, lo primero que le pasó por su cabeza fue que alguien se lo había dejado allí durante el velatorio.

Pero el sonido paraba y unos segundo después volvía a sonar.

Como una sonámbula se dirigió siguiendo el sonido por las estancias de la casa. La casa estaba oscura y fría, Sara vivía en una perpetua oscuridad, y el frió y la humedad eran los dueños de cada rincón de la casa.

El sonido paro. Sara no obstante siguió buscando el teléfono, su cabeza y corazón pulsaban al mismo tiempo con un dolor extremo. Otra vez el sonido, Sara esta vez pudo ver la luz del teléfono encenderse al dar la llamada. Extendió la mano y temblando lo cogió....en la pantalla podía ver el nombre de su marido.
-¡No puede ser!

El teléfono seguía llamando.Siempre en la pantalla el nombre de su marido.
Sara descolgó y ansiosamente dijo ¿ eres tú? Nada, solo un ruido, como si algo o alguien se arrastrara .
Cayó como fulminada por un rayo, su corazón no pudo más. Se rindió
Cuando dos empleados compañeros de su marido pudieron entrar después de echar abajo la puerta. A Sara, la encontraron muerta con el teléfono en la mano.
-Pobre mujer, Quizas ha sido mejor que no llegara a saber que esta noche unas alimañas han removido la tumba de su marido y el cadaver ha estado rodando por la montaña.

martes, 6 de octubre de 2009

MANIOBRAS DE CODICIA


Por fin todo terminaba. Hacía 10 días que su marido fue enterrado. Ahora todos se encontraban sentados en el gran salón esperando que el notario leyera el testamento.
Las caras de todos intentaban reflejar tristeza y serenidad, pero todo era apariencia; cada cual estaba ansioso porqué el documento se abriera y saber que sustanciosa cantidad le había correspondido.

El notario después de unas breves palabras en recuerdo del difunto, se dispuso a dar cumplimiento a su misión.
Carraspeó levemente y comenzó a leer los prolegómenos - que a nadie interesaban- la tensión era evidente. El antiguo y espectacular mobiliario dejaba oír de vez en cuando algún crujido por el movimiento nervioso de quien lo ocupaba.

Sara disimuladamente escrutaba las caras de los allí presentes, sus hijastros, a los que odiaba y que el odio era recíproco, el administrador, hombre al que tampoco le tenía ningún aprecio ya que siempre cuestionaba sus gastos, si por él fuera ella no sería la señora de esa casa. No la consideraba con la categoría suficiente para ocupar el puesto de su difunta señora.

Tambien estaban el resto de los criados jardinero, chofer, ama de llaves....estos habían sido llamados por que su marido en gratitud a los muchos años de fidelidad los nombraba en su testamento.

La voz del notario seguía monótona desgranado la parte del documento donde se hablaba de las leyes en vigor y bla...bla...
Sus pensamientos la llevaron años atrás, a su vida de miseria en un barrio degradado y con unos padres trabajadores y cariñosos pero que nunca le pudieron proporcionar lo que ella se merecía.

Tuvo que aceptar un trabajo en un bar con el que se sentía desgracíada. Todos los dias lloraba y se proponía salir de allí como fuera. Pronto se dio cuenta de que atraia a los hombres pero ninguno obtuvo nada de ella. Ella no perdería el tiempo con un palurdo sin recursos.

Un día salio de casa con sus ahorros en su viejo coche, sin mirar atrás dejo trabajo y familia sin una sola palabra. Nunca volvió a llamar ni a saber de ellos. No le eran necesarios, solo serían un estorbo. Nunca disfrutarían de la riqueza que ella consiguió al casarse.


Trabajó incansablemente para poder comprar ropa y poder llevar en sus ratos libres una vida que no le correspondía. Refinó sus maneras y las revistas de moda le fueron dando pautas para intentar parecer de una clase de la que no procedía. No obstante nunca consiguió la distinción que da la cuna donde se nace. Incluso cuando ya casada y multimillonaría ,vestida con ropa de los mejores modistos y completos de joyas costosas, no pudo deshacerse de aquella chica de barrio sin clase.

Su marido 30 años mayor que ella cayó en sus redes. Ella se le presentó como una joven honesta, cariñosa, guapisima.......

La familia se opuso a esa boda, pero ella peleó con uñas y dientes-no pensaba dejar esa estupenda presa- al final todo lo soñado se cumplió.

Ahora sabía que el testamento sería muy satifactorío para ella. Su marido se había plegado a sus ruegos y la mayor beneficiaría sería ella. Se lo merecía 9 años aguantando a un viejo baboso... deseando a ardíentemente jóvenes con los que coincidía en ocasiones. Pero nunca le fue infiel y no fue por falta de ganas...pero por nada ni nadie se hubiera expuesto a un divorcio o a perder la fortuna de su marido. Ya tendría tiempo... era todavía muy joven.

La lectura dio fin y las caras de sus hijastros no podían disimular el malestar al comprobar el legado que su padre había dispuesto para ellos.

Al administrador y criados les dejaba modestas cantidades, pero ellos sonreían agradecidos ya que con ellas podrían llevar una vida mejor. ¡Imbéciles pronto los echaría a todos! No pensaba mantener a esa cuadrilla babosa que nunca la consideraron su señora.

El notario y sus hijastros ya habían abandonado la casa cuando unos golpes en la puerta y la voz del administrador la sacó de sus pensamientos.

-Señora, ¿puedo pasar?

-Sí, pase


-Vera, señora...nos hemos reunido todo el personal y me han escogido para que hable con usted.

-Pues, adelante, diga.

-Las personas a su servicio, no desean seguir trabajando aquí, una vez muerto el señor al que eran fieles, su cometido dicen que terminó.

Sara sintió como un gran bofetón en plena cara- que se habían creído estos desgraciados no los necesitaba para nada-no dejó que el sentimiento de rabia se trasluciera en su cara.

-Bien, pueden hacer lo que crean mas oportuno.

-Señora preparare los cheque de sus sueldos y una vez firmados los entregaré ¿Le parece bien?.

-Sí, sí, haga lo que sea necesario y no me molesten.

La casa nunca había estado tan silenciosa. Sara se paseaba por la mansión tomando posesión de todo por lo que había sacrificado a su familia y parte de su juventud.

Al llegar cerca de la cocina- a la que nunca antes se había acercado- recibió un susto, una gran sombra se acercaba hacía ella, retrocedió pero solo era el perro que tanto apreciaba su marido. A ella nunca le gusto y el perro parecía que se daba cuenta y siempre que la encontraba le enseñaba los dientes y soltaba un bufido.

Sara apartó al perro de una tremenda patada...el perro salio corriendo dando lamentos lastimeros y se resguardo en un rincón, desde allí se puso al acecho y sus ojos brillantes parecían rezumar odio.
Una vez haberse paseado por su mansión, disfrutado tocando y sopesando el valor de cada mueble, cuadro, libro, decidío dedicarse a lo que por 9 años había soñado día a día, lo que le había atado a su marido, por lo que dejó de vivir la vida de una mujer joven de su tiempo.

La habitación acorazada.

Ella sabía que pese a la fortuna que se le había legado, el legado mas importante estaba escondido en aquella habitación. Allí se guardaba un tesoro fabuloso que su marido guardaba desde hacía décadas. El pese a ser un magnate de las finanzas siempre le gustaba tener para su contemplación gran parte de sus riquezas. Con ello se alimentaba su ego, y su contemplación le hacía sentir mas importante.


Ahora ella gozaría en solitario de esas riquezas. Se sirvió una bebida y cogió la llave electrónica y la clave que el notario le había entregado se dirigió a disfrutar de lo conseguido.

Estaba excitada..el corazón latía rápidamente...metió la llave y despacio para no equivocarse tecleo la clave secreta . Se acerco a una mesa donde había dejado la bebida y la cogió dejo la llave puesta y empujo la puerta .

Al abrirse, quedo un momento parada. La habitación era mejor de lo que siempre había soñado-nunca su marido la dejó entrar- despacio entro y montones de cuadros de autores famosos estaban colgados por las paredes .Otros apilados perfectamente embalados, numerosas cajas, lingotes de oro y diversas joyas. Cogió una silla y acercó una de las cajas. Un teléfono de linea interior con la casa le molestaba para abrirla, lo apartó y con codicia abrió la caja, quedo sin respiración montones de billetes nuevos rebosaban, no los podía contar, tenia prisa por abrir cada una de las cajas.
De pronto escucho un ruido a sus espaldas. Asustada se volvió y vio al perro que la miraba con los ojos rojos y dispuesto a saltar sobre ella.


Corrió...corrió.. espantada de ver la figura del perro y en un último esfuerzo y antes de que el perro pudiera saltar sobre ella. CERRO LA PUERTA.

Cuando recuperó la calma intento abrir la puerta pero ya era tarde, busco la llave pero recordó que estaba puesta por fuera, busco la clave pero al coger la bebida la clave quedó afuera encima de la mesa.

Busco el teléfono y desesperada llamo...llamo...pero nadie contestó a su llamada.

En casa solo estaban ella y el perro. ¿Cuanto oxigeno quedaría?

jueves, 1 de octubre de 2009

LOS CUENTOS DE LA ABUELA


Estaba en un lugar irreal...la luz allí era la reina. Se posaba sobre todas las cosas dándoles una patina de color rosa. Las caras muy cerca de ella le miraban con curiosidad, no le daban miedo... A veces eran amistosas, agradables... Otras se transformaban y adquirían formas increíbles, unas veces de campana invertida, otras se alargaban hasta el infinito. Sus guiños le hacían sentirse feliz. Esa áurea que la luz les proporcionaba le recordaban a los viejos cuentos que su abuela le contaba siendo una niña.

En esos cuentos aparecían y desaparecían peculiares personajes que tenían habilidades asombrosas. Su abuela decía que existían porque tenían que transmitir mensajes felices a los niños buenos.
Uno de sus preferidos era"Chami" el payaso. Con su redonda cara blanca que su abuela se empeñaba en decir que era así por haber nacido donde siempre se posaba la nieve. Pero ella sabía que "Chami" se pintaba la cara con la misma cal que su abuela y su madre todos los años por primavera, pintaba la fachada de su casa haciéndola parecer una gran tarta de nata. La nariz una bola roja, era de cristal traído desde un planeta lejano, desconocido, donde todo...personas y cosas, eran de un precioso cristal mas puro que los diamantes.
Los relatos de su abuela los contaba tan apasionadamente que para ella eran verdad o al menos ella, así lo creía. Creía en la bondad de esa cara amable. Sus tunantes ojos saliendo de entre el blanco de su cara de payaso, sus grandes dientes blanquisimos destacando entre unos inmensos labios mas rojos que la sangre, las orejas singulares que podía mover a voluntad.
"Chami" podía hacer de grandes globos, figuras de animales que luego, soplando sobre ellas tomaban vida y servían para acompañar y hacer felices a muchos niños.
Ella lo que nunca creyó fue en los globos transformados en figuras vivientes . Pero en malos momentos recordaba todo esto y por un instante una llama de vigor y esperanza le reconfortaba.
No sabía donde estaba, ni el porqué de todos estos recuerdos. Solo percibía que desde hacía mucho no se sentía tan feliz.
Con claridad se le presentaban los personajes de los cuentos de su abuela, hadas madrinas gordas, con vaporosos vestidos, siempre con prisa, por tener que ir a muchos lugares a reparar las maldades de feas brujas, con grandes verrugas en su tortuosa y larga nariz. A veces eran también tan despistadas que su varita mágica de cristal la perdían y refunfuñaban dando vueltas buscando. Sus vestidos de gasa al dar tantas vueltas. mas de una vez les hizo volar por los aires y desaparecer antes de deshacer los hechizos de las brujas.
Gnomos, princesas, ¿Por que recordaba todo esto ahora ? ¿donde estaba?
Esa luz... ya no veía las caras...solamente quedó aquella luz agradable, cálida... dejo de pensar y se encontró tan bien.... se dejo llevar por la luz. Era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo.
Bañada por la luz, vio a su abuela que con gesto protector y cariñoso extendía las manos hacía ella apremiandola para que se unieran en un abrazo.
-¡¡Deprisa...rápido!! ... ¿donde la habéis encontrado, quien es?
-Estaba tirada en un barrio marginal con una jeringuilla clavada. Es una drogadicta, parece una sobredosis.
-1,30 horas ingresa mujer sin documentación de unos 30 años en parada cardiaca. No responde a las maniobras de reanimación.
Fallece.
Envío del cadáver al departamento forense, número de identificacion CP 189456

miércoles, 16 de septiembre de 2009

LA ISLA

Las facciones de Gabriel demostraban una gran tensión, sus labios resecos parecían pergaminos, sus mandíbulas apretadas y su frente fruncida le daban aire de una persona que estaba sufriendo mucho. Sus ojos miopes dentro de unas grandes gafas leían unos papeles que le acaban de poner a su alcance. En su cara se dibujaba claramente una lucha que mantenía consigo mismo.

Parpadeo y un ligero suspiro salió de sus labios...cogió resueltamente la pluma que amablemente le acercaban y de un tirón...sin titubear firmo allí donde le indicaron. Estaba deseoso de acabar cuanto antes.

La lucha había sido extenuante, estaba exahusto, se quitó las gafas y secó el sudor que corría por su frente y cara. Aquellas gafas que en su momento representaron un pequeño triunfo sobre su madre al negarse a operarse de la vista y seguir luciéndolas aunque fueran horrorosas.

Aquella firma daba por terminada una forma de vida que le había sido impuesta y que él por comodidad o por cobardía la tomó y se dejó llevar por más de 40 años. Desde ahora ya no sería así, él tomaría el timón de su vida y nadie le diría como y de que forma hacer las cosas.

Hacía 15 días que había enterrado a su madre y con ella muerta, se acabó su dependencía. Siempre cumplió los caprichos de los demás . Ahora decidido; daría los pasos necesarios para dar a su vida un rumbo radical.

Su vida siempre fue supervisada, controlada y dirigida; primero por sus padres y luego cuando su padre murió, su madre, se convirtió en una gran manipuladora que ejercía de matríarca y decidía todas y cada una de las cosas que se hacía en casa y en los negocios.

La mujer con la que formó una familia también le fue impuesta, no de una manera explicita, pero sí con fiestas y cenas familiares donde siempre estaba ella invitada. Poco a poco él fue cediendo a las presiones sutiles y a las muestras cariñosas de todo tipo que la que mas adelante se convertiría en su mujer, le otorgaba a todas horas.

Cuando se casó pensó que lo hacía al estar enamorado, pero pronto se dio cuenta del grave error que había cometido, su vida ya era un circulo maldito del que no podía salir. Al casarse él mismo lo cerró.
No había podido -no tuvo agallas- para enfrentarse a sus padres pero ahora ya el circulo lo podía romper sin dar cuentas a nadie, si, quedaba su mujer... pero eso a él no le importaba, ella había intentado también manipularle pero no tenía la fuerza de su madre. Ella en este asunto no tenía nada opinar.

La venta de todo lo que poseía hasta ahora le había reportado grandes sumas de dinero, sabia en que lo invertiría. Servirían para cumplir todo lo que soñó hacer y no le dejaron.

-¡Estas loco! lo que has comprado es una isla...

-Si pero también he comprado una motora y con ella solo nos llevara media hora llegar al pueblo.
-Pero yo ¿que voy hacer allí? mis amistades están aquí y en la isla solo estaremos tu y yo. ¿ de verdad crees que nadie en su sano juicio escogería vivir así, dos personas solas....?

-Estamos solos por que tu lo has querido, escogiste no tener hijos....Ahora escojo yo. Para mi no es ningún problema, yo solo quiero dedicarme a escribir y leer....mis padres me negaron el que yo me dedicara a lo que me gustaba...escribir, ahora nadie ni nada me lo impedirá, la isla me proporcionara la tranquilidad y el tiempo que necesito.

Su mujer calló, pero el que su marido se hubiera gastado una fortuna en esa locura y pretendiera que ella fuera a vivir allí, no pasaba por su mente. Consultaría con un abogado, estaba resuelta a llegar al divorcio si era necesario, no iba dejar escapar la cantidad de dinero que le correspondería en ese caso. De todas formas su matrimonio estaba acabado.

Con máxima urgencia y pese a las muchas protestas de su mujer el traslado a la isla se llevo acabo.
Era una preciosa isla con muchos arboles y plantas y una zona donde se veía un pequeño huerto,contaba con una casa antigua de grandes ventanales de madera, un embarcadero y una pequeña playa, el resto de la costa era bastante escarpada.Y para Gabriel era lo soñado

Entre las pertenencias mas queridas por él, estaba una gran cantidad de libros que, durante años, había acumulado y que fue lo primero que llego a su nuevo hogar. Nunca tuvo tiempo para disfrutar de ellos, ahora se embelesaba en abrir uno por uno, disfrutar de su tacto, de su olor, leer lo que grandes escritores durante siglos habían imaginado y vertidos en estos libros. La biblioteca fue la primera pieza de la casa que quedo terminada y donde él disfrutaba muchas horas al dia a solas.

Desde su llegada las disputas entre el matrimonio eran una constante, ella no estaba dispuesta a que vivieran solos en aquella isla donde ni tan siquiera tenían teléfono Los móviles no tenían cobertura y la compañía telefónica les comunicó que era imposible de momento instalarles una linea fija por lo dificultoso y costoso que resultaría. Su único vinculo con la civilización era la motora.

Gabriel estaba harto, la tranquilidad que vino buscando era imposible, la convivencia con su mujer le estaba sacando lo peor de su persona, deseaba, verla desaparecer...que se esfumara.. o cualquier día cometería una locura.

La irritación iba en aumento...a cualquier hora del día ella le reprochaba mil cosas...le insultaba y la gota que colmó el vaso llegó.

-Dame la llave de la motora, hoy pienso visitar a un abogado..esto se acabó...¡pediré el divorcio y tendrás que vender esta maldita isla!... ¡no pienso perdonarte ni un céntimo de lo que me tendrás que dar!..

Gabriel abrió un cajón y sacó las llaves e hizo ademán de dárselas, pero al mirarla, en sus ojos vio el rencor, la codicia el odio.. Y un rayo de locura le nublo los sentidos...Salio corriendo de la casa y desorientado vago por la isla como un autómata.

Llego al embarcadero y trato de calmarse, pero los ojos de su mujer le perseguían, la veía capaz de hacerle vender la isla...Y eso NO...ya había perdido muchos años de su vida por las exigencias y manipulaciones de los demás.

Saltó a la motora y cogió la lata de combustible de reserva...la esparció por la embarcación y subió al embarcadero, allí sacó tranquilamente las cerillas y lentamente encendió una y la lanzó sobre la motora.

Se retiro lo mas rápido que pudo y al momento el fuego y un gran estallido dieron fin al barco.
Ya estaban incomunicados....Nadie podría salir de la isla.

Loca de furia desde una distancia prudencial su mujer miraba incrédula la motora incendiándose. Sus gritos e insultos sacaron a Gabriel de la fascinación que le producía el fuego y el crepitar de las llamas.

Corrió hacia ella mientras le decía. ¡No sacaras nada de mí!... ¡tu no seras otro mas en mi vida que me impida hacer lo que siempre desee!

La mujer asustada corrió desesperadamente intentando alejarse de él, una carrera desigual, ya que calzaba zapatos de tacón muy alto, tropezó y paró un momento para despojarse de ellos, descalzada y desgarrandose los pies y las piernas con la vegetación fue desplazándose por la isla sin rumbo...Mientras él cada vez estaba mas cerca.
Así llegaron a la parte mas alta de la isla, la mujer no tenia escapatoria...detrás de ella los acantilados y el mar..No obstante seguía insultando y amenazando a Gabriel.
Se acerco a ella con toda parsimonia y sin mediar palabra la empujo fuertemente hacía el mar...


La mujer intentando asirse a algo o alguien alzo su manos hacía Gabriel y con un ultimo esfuerzo consiguió que sus manos tocaran su cara, este movimiento voluntario fue el último de su vida, cayó hacía atrás.....pero no cayó sola.... con ella cayeron las grandes gafas de miope de Gabriel.

Esta última escena ya no la pudo ver Gabriel sin sus gafas. ¡Había quedado ciego!
Llorando se sentó y pensó que en eso también tenia que haber hecho caso a su madre.

sábado, 12 de septiembre de 2009

POR EL TUPÉ


He rescatado esta entrada del año 2007 y lo he actualizado un poco (muy poco, solo lo del libro)porque me ha parecido simpático. Y pese al tiempo transcurrido.. actual.

Espero que guste.


5,30 AM, un sobresalto al escuchar el despertador. ¡Listo para abandonar la cama! ! Estoy hasta los mismísimos de tenerme que levantar tan temprano¡ Todos los días igual... después de tanto tiempo y todavía tengo que leer siempre las instrucciones.!


-Aquí las tengo, Necesitaremos lo siguiente:

1 peine de tortuga boba del mediterráneo (que sea de púa fina )

1 envase de goma arábiga

1 envase de emulsión de Cyperus Sculentus (o sea chufa de Valencia)

1 envase de betún especial para cabello débil.

Tiempo a emplear: Apróximadamente 1 hora treinta minutos.

Tiempo de secado: 1 hora.

Elaboración:

Procedemos a separar 3 pelos de la sien derecha(de los más cercanos a la coronilla) comprobaremos a su vez que nos quedan al menos otros 3 que utilizaremos mas adelante.
Los 3 pelos que hemos separado los embadurnamos con goma arábiga.Con el peine suavemente los peinamos,estirándolos hasta que lleguen a tocar la sien izquierda.

Procederemos de la misma manera con el pelo de la sien izquierda, iremos alternando hasta que el pelo llegue a nuestra frente.


Así conseguiremos que sobre nuestro casco de la cabeza, tengamos una urdimbre para que posteriormente con el cabello que hemos ido dejando y con la ayuda de la emulsión de chufa, cuidadosamente, peinarlos otra vez cada 3 o cuatro cabellos untados de chufa.

Sobre la base que anteriormente hemos preparado.
Procederemos como antes, alternando sien derecha y sien izquierda, hasta terminar con todo el pelo.
¡Ya tenemos el peinado! Ahora solo falta terminar la operación. Para hacerlo nos untaremos con el betún las manos y suavemente trataremos de teñir y tapar el pelo, haciendo que los restos de la goma y la chufa no se hagan visibles.
Esperamos una hora y ya tenemos seco y listo el pelo.
Gracias a nuestro producto y su trabajo el pelo tendrá un acabado natural y fuerte resistencia al viento.

Sugerimos que es imprescindible no permanecer demasiado tiempo en lugares calurosos, esto puede derretir los productos que hemos empleado, con las consiguientes molestias para el usuario

-¡Me cago en la leche¡ -encima de ser calvo todos días me tengo que levantar dos horas y media antes para hacerme este nido de golondrina- bueno al menos luciré bien, ya que un político se debe cuidar. Por detrás se me ve la calva, pero yo de frente me veo estupendamente.
Mientras se seca escribiré algo en mi blog. ¡No tengo ni puñetera idea sobre lo que puedo tratar hoy! Para ayudarme echare un vistazo a la prensa.

A ver, a ver... Pacto PP.-PSOE, muy trillado, Rajoy, !bueno este siempre da juego¡, la crisis, tampoco... todo el mundo habla de ella.Pero hoy no...¡
Hace mucho que no se habla de mí ( la verdad tampoco hago nada relevante para salir en los papeles) .
Pero ahora saco un libro sobre mi tema recurrente o sea la familia Real y no me voy cortar un pelo, empezaré con Letizia.. un poco del el yate del rey, desmanes y trapicheos... pasaré por las vacaciones en Mallorca (un poco de demagogia nunca viene mal) y para terminar los llamaré a todos "panda de impresentables y vagos" lo titulare "Una monarquía en mi punto de mira".

Espero que esto levante un poco mi mermada presencia en la prensa y que no saquen a relucir los muchos años que llevo en la política .Donde me he dedicado a lucir el "Tupé" y " llevarme "calentito el dinero a casa".

miércoles, 9 de septiembre de 2009

EL FORASTERO


En el reloj de una torre daban las siete.El último rayo de sol se refleja en los cristales y el aire trae consigo los primeros fríos de ese otoño ya más cercano al invierno. De repente el viento cesó como en un cuadro. El tiempo parecía detenido y haberse posado sobre esta ciudad tan bonita como una novia el día de su boda. Pero callada y triste..
El forastero titubeo. No sabía que camino tomar. No conocía la ciudad. Las sombras de la noche empezaban a caer. Presuroso encogió los hombros y tomó el camino de la derecha.
Las calles eran estrechas y empinadas.Las infinitas casas antiguas con grandes portalones cerrados no dejaban ver si dentro de esas casas, habitaban seres vivos o eran solo terreno para almas vagabundas, esperando poder entrar al cielo o infierno y dejar por fin atrás este mundo.
Anduvo hasta terminar el camino donde esas orgullosas casas encerradas en si mismas se alineaban una junta a la otra. Se adentró en un redondel de árboles, que a primera vista le pareció un pequeño laberinto o incógnita que él debería resolver, antes de dar con lo que le había traído aquel lugar.
El cansancio del viaje y el desconocimiento del camino, hicieron reflexionar al forastero y tomó la decisión de pasar la noche allí, donde se encontraba. Era una decisión no carente de peligro. Pero ya hacía tiempo que el sol se había retirado y volver sobre sus pasos no le pareció buena idea.
La noche se presentó oscura. La luna parecía haberse retirado junto con el sol. El propósito que le que llevó allí, pese a ser urgente, podía esperar....
El forastero doblo cuidadosamente parte de su vestimenta. Se tendió justo en el centro del redondel formado por los arboles. No sabía porqué, pero un impulso le empujaba a no rendirse al sueño bajo ninguno de esos arboles.
El sueño no quería llegar.Y en esa vigilia, la insoportable lucidez del insomnio, le presentaba terribles historias que habían ocurrido en aquel circulo y bajo esos árboles. Oyó sonidos que le produjeron espanto, vio docenas de caras aplanadas y blancas con ojos huecos, mirándole desde los matorrales. Detrás de aquellos arboles, le espiában. Sintió el miedo en el centro de su corazón como si una espada forjada en Toledo le traspasara el corazón. ¡Todo era tan real!.
El sueño por fin llegó. El capricho o la imaginación, le hizo soñar como nunca antes. Al principio los sueños eran caóticos, pero fueron variando hasta tomar tal tintes de realidad, que su cuerpo se movía con convulsiones al ritmo del sueño. El corazón se le hizo grande y le salió por su boca.
Por fin amaneció. En el reloj de la torre seis campanadas sonaron con un tono fúnebre... El tiempo, que a la llegada del forastero pareció pararse sobre aquel lugar, lentamente dio movimiento a las cosas. Las grandes y macizas puertas se abrieron. Por ellas salieron muchas personas, que acudiendo a una llamada ancestral se dirigieron a "El circulo de los Ahorcados ".
Este nombre, se correspondía muy bien a los macabros acontecimientos que ocurrían en aquel lugar. Allí se ajusticiaba en la horca , ladrones, asesinos y también algunas veces a pobres campesinos que, algún señor del lugar, deseaba su mujer o sus tierras.
Cuando la muchedumbre llegó. Encontraron a un nuevo ahorcado. No lo reconocieron. No pertenecía aquel lugar.
Pendía de su cinturón en uno de los arboles del circulo. La lengua fuera, sus pantalones mojados, las manos flácidas. En su cara tenia plasmado un rictus de terror, que ninguno de los presentes habían visto en anteriores ahorcados.
Cuando lo descolgaron del árbol, quisieron comprobar de donde procedía el forastero. Miraron en sus ropas. En un bolsillo encontraron una carta con membrete oficial con una orden urgente.
Ajusticiar por ahorcamiento a un vecino del lugar....

lunes, 7 de septiembre de 2009

SUMANDO AÑOS DE FELICIDAD



Hoy he escuchado en la radio parte de un relato. Me ha parecido muy a tener en cuenta por nosotros los que vivimos en este mundo privilegíado. El estrés al que nos sometemos por alcanzar cosas inútiles es el signo de nuestra vida. Nunca las conseguidas nos parecerán bastantes.


Esta sociedad consumista que nos empuja a no disfrutar de las cosas, a querer cambiar al poco tiempo cada cosa por otra .Que nos la venden como mejor. Que hoy quizá sea mejor,pero no así mañana, pues ya se encargaran de sacar a la venta otra igual con una pequeña modificación y bombardearnos con bonitos anuncios, donde te hacen creer que si no lo tienes no eres nadie.


Esto nos lleva a trabajar mas y mas...dificultando el disfrutar de las cosas que verdaderamente son importantes. A carecer de tiempo para el ocio y la familia, ha no darnos cuenta de las pequeñas cosas que momento a momento nos pueden proporcionar un rato de felicidad.


Cuando la enfermedad se ha instalado en la familia por mas de una década, tomas conciencia de lo importante que es una sonrisa, una caricia, una comida o cena en familia, un largo y tranquilo paseo por la playa o el campo, despertar oliendo a tierra mojada, o ese amigo fiel que no te abandona y que viene a verte.....Tantas cosas sencillas .


Todas estas cosas no cuestan nada. Pero no son nada fáciles poder disfrutar de ellas.
Estamos muy ocupados. No tenemos tiempo para nuestros hijos, padres, pareja, amigos.
Dejamos pasar la vida dejando pasar horas, minutos, segundos, de felicidad.
Ahora el relato:
"Un forastero llega a un lugar y queda admirado de un precioso monte.Decide marchar para allí y mientras se adentra en el lugar, cada vez , lo encuentra mas bello...Flores y plantas de todo tipo lo convierten en un paraíso.

De pronto el forastero ve a lo lejos unas piedras blanquísimas que le dan al lugar, aun mas, una apariencia de extraña belleza.


Cuando llega a esas piedras, coge una y le da la vuelta. Todas tienen una inscripción donde pone el nombre de una persona, fecha de nacimiento y edad al morir.


El forastero va mirando una por una las piedras y se extraña al ver que son pequeñas lapidas. Pero lo mas extraño es que todas aquellas personas al morir, no habían cumplido los 11 años.


A lo lejos ve a un hombre que se está ocupando de cuidar los macizos de flores. Se acerca a él y le pregunta.


-Señor estoy asombrado he estado mirando esas lapidas y todas son de personas que murieron muy jóvenes, ¿ninguno llegó a ser adulto?


Aquel hombre sonríe dulcemente y le dice.


-Mire en este lugar al cumplir los 15 años nuestros padres nos regalan una tablilla que llevamos toda nuestra vida colgada del pecho.


-Allí apuntamos los momentos felices que vamos teniendo, apuntamos nuestro primer beso y con ello cuanto tiempo nos sentimos felices ..10,20,30 minutos? o el día que nacieron nuestros hijos...o cuando celebramos una buena cosecha...o una buena compañía..


-Cuando morimos nuestra familia y amigos suman los minutos que nosotros hemos apuntado en nuestra tablilla y esa suma es la que usted ha visto. A unos su tablilla les sumaba 2 años ,otros 6 y algunos consiguieron ser felices durante 11 años de su vida saboreando las pequeños ratos que nos da la vida de felicidad.


Y este es el relato a grandes rasgos oído hoy por mi.


Moraleja: miremos a nuestro alrededor.Busquemos esas pequeñas grandes cosas e intentemos que nuestra "cartilla" de felicidad al morir, sume una gran cantidad de años de buenos momentos disfrutados.

LA AUTORA

LA AUTORA