martes, 2 de junio de 2009

OTRA EN VEZ EN EL MANICOMIO




Como las cosas no pintaban bien Manolo no sabía a donde acudir. Cuando salió de aquel infierno de campamento la suciedad le rebosaba por todos los poros de su cuerpo y el olor que despedía recordaba a las jaulas de una familia de leones.

Las nuevas amistades le habían timado y estaba tan despistado que no podía ni pensar.
De repente un picor tremendo por todo su cuerpo le hizo empezar a rascarse sin parar, cuanto más se rascaba más desazón tenía. No sabía como acceder a todas las partes de su cuerpo para poder intentar evitar ese picor insoportable…..¡Piojos! …puahf…. ¡que asco!
-Papá.. papá… mira que gracioso ese señor parece un mono del zoo!
-Niño calla no ves que es un pobre señor con una enfermedad llamada parkinson.
Manolo ya no podía más, tenía que quitarse de encima toda esa mugre.
Las posibilidades de dar con amistades eran pocas, ya que no era plan llegar a casa de alguno en esas condiciones. De pronto un pensamiento iluminó (es un decir) su cabeza. Napoleón.!Si¡ podía acercarse al manicomio a ver a Napoleón y de paso aprovechar para darse un baño e intentar coger un poco de ropa limpia.

Dicho y hecho, ya tenemos a Manolo en la puerta del manicomio. Traspasa el umbral y zasss.. va a dar de bruces con un enfermero tipo armario que le agarra por los sobacos y alzándole del suelo le espeta…Tonto el haba de donde vienes tu? De que pabellón te has escapado?. Ahora mismo a la celda de castigo hasta que me informen a donde perteneces. ¿Te has cagado encima? Que mal hueles … Como Manolo no paraba de rascarse y con ello sus movimientos cada vez eran mas erráticos (pareciendo un verdadero loco) El enfermero ni corto ni perezoso agarro una jeringuilla y se la puso en todo el morro (como si fuera una banderilla) a Manolo solo le dio tiempo a ver un torbellino y los pies del enfermero… después nada.
Despertó y no podía moverse se encontraba amarrado con una extraña camisa atada a su espalda y dentro de una habitación forrada toda la pared con material acolchado. Grito, grito y grito. Nadie vino y desesperado llamo a gritos a Napoleón. Napoleón …Napoleón…
Después de unas horas llego alguien a su puerta y susurrando dijo ¿Quién me llama?
-¿Napoleón eres tu? Soy Manolo, venía a verte y me han encerrado. ¿me podría sacar de aquí?
-Manolo? No conozco a ningún Manolo, conozco a Voltaire, Madame Curie, el Papa… pero Manolo no recuerdo
-No jorobes Napoleón que soy amigo tuyo y muchas veces he intentado solucionar tus dudas existenciales.
-Bueno, aunque no se quien eres, ahora mismo me pongo a la operación “busca la llave” espera.
-Pasan varias horas y Napoleón que no vuelve, otra vez Manolo llamando a gritos a Napoleón .cuando ya la garganta no le aguanta más otra vez susurros detrás de la puerta y Napoleón que dice ¿señor me ha llamado?.
Pero Napoleón,¿ no has ido a por la llave para sacarme ?.
-Ah..por eso el enfermero me ha dado un palo en todo el coco, pero no te preocupes que tengo la llave.
-Cuando Manolo se vio libre de aquella habitación, se agarró a Napoleón y le dio un abrazo que por poco da con él por el suelo.
-Cuidado señor.. . que yo estoy en un siquiátrico pero no soy tonto , no se que quiere de mí pero yo no estoy dispuesto a insinuaciones de ese tipo.
Manolo miro con cariño y cogiendo impulso salió corriendo en busca de la puerta como alma que lleva el diablo (nunca mejor dicho pues su figura se contorsionaba debido a los picores de su cuerpo. Y así fue como pasó otro día más en la miserable vida de Manolo.

No hay comentarios:

LA AUTORA

LA AUTORA