domingo, 14 de junio de 2009

LA ODÍSEA TERMINÓ


Su situación no le permitía sentir miedo a la actitud de la Nena y además un caballero español no se doblega tan fácilmente (Aunque es mas fácil pensarlo que hacerlo) así que nuevamente apareció por su casa.

La hidalguía del caballero español pronto rodó `por los suelos ya que nada más entrar sus pies pisaron algún resto de los que la Nena no se había ocupado y el golpetazo fue de aúpa.

Se incorporó y empezó un balance de cómo había quedado su ya maltrecho cuerpo. Cabeza, jaula de grillos, veía estrellitas a la vez que la Orquesta Nacional ensayaba sin piedad una pieza de percusión y metal mientras una excursión de la tercera edad bailaba dentro de ella el baile de los pajaritos. Tronco y extremidades ahora si le servirían para poder pedir limosna en cualquier esquina de la ciudad.
Había quedado como cualquier pedigüeño de los que hacían ostentación de sus malformaciones para promover la piedad y el euro de los ciudadanos.

Cuando pudo dar unos pasos, otra vez silencio absoluto, ventanas y persianas cerradas. Ni rastro de la Nena.
Empezó por abrir de par en par las ventanas y dejar que entrara el aire fresco y la luz.
La visión que tuvo de su casa fue horrenda ,el polvo,fauna de roedores insectos y telarañas que le rodearon era tremenda.
Las telarañas se columpiaban en sus ratos de ocio en sus imponentes telas y así pasaban el rato esperando a su próxima presa.
Agarrado a una escoba Manolo parecía que bailaba un tango de los paseos tan raros que tenía que dar para barrer y eliminar los habitantes que habían colonizado toda la casa.
Los ratones se paseaban por encima de los mostradores de la cocina como las “Top Model “por la pasarela Cibeles . Y es que pese a los días transcurridos todavía quedaban algunos restos de comida podrida por allí
Una vez eliminada la mugre más visible, o sea lo que vulgarmente se dice “lo que ve la suegra" Manolo empezó a buscar a la Nena.
Arriba, abajo, por aquí por allí, por todas partes Manolo buscaba a la Nena.

Tenía que encontrarla y convencerla para poder volver y así dar por terminadas todas las peripecias que le habían surgido desde que abandonó corriendo su casa.

Por fin al llegar al sótano –garaje, al fondo vio una figura que le sobresalto. Era la Nena, pero su apariencia era entre la madre de Psicosis y una anciana vieja bruja.
La Nena se afanaba como una poseída sobre un inmenso tapiz al cual lo mismo le dedicaba un tiempo trabajando incrementando su longitud como a deshacer lo hasta ahora hecho.
Parecía Penélope esperando a Ulíses.

Y entonces Manolo comprendió que su viaje había concluido. Estaba en Ítaca y él como Odíseo volvía para encontrar la paz.
Mañana cuando estuviera mas tranquilo buscaría a su Telémaco, ya que no sabía donde se podían haber metido tantas arrobas de peso (no confundir con @) o sea el Nene.

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LA AUTORA

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