jueves, 10 de octubre de 2013

EL MAR TE TRAJO A MI -1ª PARTE



Desde aquel gran ventanal que casi abarcaba el suntuoso despacho, podía verse la gran ciudad en toda su extensión, estaba situado en los últimos pisos de un gran edificio corporativo y desde allí parecía poder dominar a la gran ciudad junto con todos sus habitantes. Sus cómodos sillones de cuero blanco de formas minimalistas, sus alfombras de lana y seda y algunos cuadros de pintores actuales famosos, hacían de él algo impactante y a la vez elegante. La mezcla del olor de la piel de los sofás junto a la del tenue perfume de la ocupante del despacho se esparcía por todo él, dándole un toque especial muy femenino.   

Victoria era una gran ejecutiva de una corporación muy importante, el alto puesto que desempeñaba 
le hacía parecer  fría y distante, pero por otro lado su gran belleza intimidaba a cuantos  tenían que tratarla. Aún con su precioso cabello recogido sobre su nuca y un elegante traje de chaqueta oscuro, impresionaba y destacaba por su gran belleza. Ella siempre trataba de vestir elegante pero discreta y de acuerdo a su puesto de ejecutivo.
En su trabajo era muy eficiente y varias empresas habían intentado que dejara en la que se encontraba y formara parte del consejo ejecutivo de una de ellas y para eso la habían ofrecido grandes sumas de dinero.
No se quería comprometer todavía en una nueva aventura profesional. Desde hacía tiempo notaba que con cada ascenso en su carrera se encontraba más distante de la gente y cada vez más  sola. Allí en su despacho manejaba los asuntos con profesionalidad y rigor pero  a veces  se cuestionaba hasta que punto esa era la vida que ella quería vivir. Intuía que fuera de aquella bonita habitación había otra vida que quizás fuera mejor y ella nunca había podido vivirla enfrascada como estuvo en trabajar y promocionar
 Victoria pese a la imagen que quería dar de mujer fría e implacable en los negocios, era  joven y el éxito que había obtenido en su  carrera no le satisfacía, no se sentía completa, ella tenía sueños, sueños como cualquier chica de su edad.
Esperaba con anhelo aquel hombre que toda mujer sueña, y pese a la gran cantidad de ellos que atraídos por su belleza y posición se habían querido acercar a su corazón, nunca lo había abierto a ninguno de ellos. Ni siquiera ella sabía cómo debería ser ese hombre, lo adivinaba, sabía que existía, tenía que existir, su corazón se lo decía, pero llegaría a encontrarlo?  y si lo encontrara, él la amaría como deseaba  ella?  Con un amor total, infinito, que venciera cualquier obstáculo que se le presentara.
Cuando pensaba esas cosas  allí, sentada en la sala de su hermoso apartamento, se sentía impaciente, ansiosa por que llegara ese día, para sentirse completa. No habría  nada que no diera para que eso ocurriera.
Dejó esos pensamientos y se acordó que a la mañana siguiente Rodrigo vendría a recogerla, llevaba mucho tiempo insistiendo  en que salieran a navegar en su yate, era muy persistente y ella ya había rechazado la invitación en varías ocasiones, rechazarla otra vez más sería muy descortés. Rodrigo era un empresario de mucho éxito, joven y muy rico.
A Victoria no le terminaba de gustar, su forma de tratar a sus empleados, su desenvoltura excesiva en cualquier ambiente, su pulcritud en el vestir, siempre empeñado en rodearse de lo mejor y mil detalles más, la incomodaban, le hacían recelosa, no se creía el gran amor que él decía sentir por ella, de todos modos él nunca sería su gran amor por mucho que la rodeara de delicadas atenciones, las cuales no las veía naturales, espontaneas, les parecían todas ellas afectadas e interesadas, más bien pensaba que estaba obsesionado con ella por no haber podido conseguirla y eso para Rodrigo que era un hombre con un ego tan grande debía ser un reto que quería lograr.
Bueno -se levanto de un salto del sillón y casi en voz alta se dijo-  espero que el viaje termine pronto y que Rodrigo no se haga ilusiones.

Rodrigo vino a recogerla en su precioso y carísimo coche descapotable, era un hombre joven y bien parecido se le veía muy desenvuelto y sonriente,  se bajó y muy galante rodeó el coche para abrir la puerta y que Victoria entrara, después, se puso al volante y el coche salió veloz camino del puerto.
-Tengo que decirte que para tener más intimidad he preferido que salgamos  a navegar en mi yate más pequeño, la tripulación es un incordio. A Victoria esto no le gustó y torció el gesto.
-No te preocupes, no haremos nada que tú no quieras.
Cuando subió a la embarcación su mirada tropezó con un gran ramo de flores y una cubeta  llena de hielo donde se enfriaba  una carísima botella de champán.
-Ahora brindemos porque al fin  has aceptado mi invitación, espero que esta cita sea la primera de muchas y que llegues a quererme con el tiempo. Más tarde podemos comer algo.
-No tengo por costumbre tomar champan y mucho menos por la mañana.
-Victoria tienes que ser más receptiva, gozar más de la vida, eres joven pero no disfrutas, todo te lo tomas muy en serio.
-Rodrigo perdona, no quiero ser grosera, hemos venido a disfrutar de un paseo por el mar en esta hermosa mañana y nada más, comprendes? Solo eso.
-Bueno relájate, allá vamos, saldremos ya del puerto y pasaremos una agradable mañana en alta mar.
Por un tiempo así fue. La embarcación era muy cómoda y elegante, por supuesto Victoria no esperaba menos de los gustos de Rodrigo, pero casi deseaba con vehemencia que aquel viaje terminara. Pese a la atenciones de él, o quizás debidas a ellas, la mañana se le estaba haciendo eterna,
-Te habrás traído un bikini?
-Pues no, un paseo era lo que tú dijiste, nunca hablamos de bañarnos.
-Pero, un chapuzón en medio del mar es maravilloso. Si quieres por los camarotes puedes encontrar alguno que se hayan dejado?
Victoria lo miró queriéndole fulminar con la mirada.

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LA AUTORA

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