martes, 15 de octubre de 2013

EL MAR TE TRAJO A MI - 4ª PARTE


Tomás la acompañó a la comandancia, después de reportarse, llamo a Rodrigo y este todavía no había llegado a puerto, la avería tardaba más de lo previsto y no se sabía cuando su yate llegaría a puerto. Victoria siempre acompañada por Tomás intentó alquilar un coche pero el pueblo era muy pequeño y no prestaban ese servicio, los últimos autobuses ya habían salido y se encontró atrapada en aquel pueblo que le pareció muy hermoso pero donde no conocía a nadie.
Tomás no sabía qué hacer y le propuso ir a la cantina y preguntar allí si le podían alquilar una habitación a la señorita.
Cuando Victoria entró en la cantina quedó alucinada, en una mesa Alejandro con su tripulación batían palmas y cantaban a voz en grito mientras bebían cervezas de las botellas y por la cantidad de ellas vacías debían de estar cerca de la borrachera.
Todos callaron y se volvieron hacía Alejandro. Él los miro preocupado ya que no había visto entrar a Victoria, cuando se dio la vuelta y la vio, dos sensaciones contradictorias pasaron a  la vez por su mente, alivio de volver a verla y temor de que ella fuera la mujer que él pensaba que no existiría para dar y compartir su amor con él. Por qué quien era él Como una señorita refinada y culta se iba a fijar en ese marinero burdo, medio ignorante y grosero?
Victoria empezó a hablar atropelladamente, estaba más nerviosa por verle que en realidad por la peripecia de verse sola en un pueblo desconocido.
-Bueno, bueno, no hable más no hay quien la entienda, cálmese, tome, beba un poco de cerveza.
Victoria agarro la botella que le ofrecía y se la bebió de un solo trago, después tomó otra de encima de la mesa y se la llevo a la boca pero una mano recia pero a la vez suave tomo su mano y cogiendo la botella la devolvió a la mesa.
-Tranquila, no la va a pasar nada, le propongo que se siente aquí con nosotros y celebremos el buen día de pesca que hemos tenido. Todos los tripulantes del barco miraron al Capitán con asombro.Pero Victoria aceptando el reto se sentó y todos parecieron aceptarla de buen grado. Victoria se adapto rápidamente  a la algarabía de la mesa y al poco parecía una más de la tripulación.
 Alejandro no la quitaba el ojo de encima, podía ver que no se parecía a ninguna otra mujer,  en el barco parecía una señorita de la gran ciudad engreída y pretenciosa  pero aquí gastaba bromas y las recibía como cualquiera de ellos riendo a grandes carcajadas y dando cuenta de la cerveza tan rápido como ellos .
Alejandro empezaba a preocuparse por ella , podía hacerla daño tanto alcohol  la encontraba muy excitada
-Bailemos, es la hora de los boleros creo que eso no relajará.  
Victoria salió a la pista de baile cogida de la mano de Alejandro que tiraba suavemente de ella.
La música fue mágica, empezó a serenarse, pero la proximidad de él sus fuertes brazos rodeándola, su cuerpo pegado al de ella, sus rostros juntos  y luego el susurro de esa  voz  suave, melodiosa, sintiendo su respiración un poco agitada en su cuello, le hacían sentirse débil y no podía ni debía sucumbir ante aquel hombre, debía alejarse o ya nunca nadie la podría separar de él. Esforzándose intentó separarse.
 Pero él volvió a tomarla de la mano y pegándola a su pecho, acerco su boca y comenzó a besar reiterada y suavemente su pelo mientras acaricia su cara y  susurraba a su oído -Que te pasa, es que nunca has estado con un hombre así pegado a tu cuerpo?
-No es eso  Alejandro . Es que la noche es bella y mágica y nos embriaga haciendo que sintamos cosas intensas, hermosas, deseables.
-Pues entonces tu eres más mágica que la noche y, extraordinariamente bella como ella, por qué eso mismo y más me estás haciendo sentir a mí y abrazándola más intensamente pegó su cuerpo al de él y su boca deseosa buscó la de ella.Y ahora si que en el beso había amor, pasión, y ternura a la vez, su boca quería succionar hasta la última partícula del cuerpo y del alma de esa mujer, porque había comprendido que ella había llegado a él, cuando ya no la esperaba.
Y diciendo esto y venciendo el magnetismo que la atraía brutalmente hacía ella la soltó dejándola sola  en medio de la pista.
Su tripulación quedó asombrada cuando le vieron salir como alma que lleva el diablo de la  cantina,
Tomás corrió tras de él, lo alcanzó y vio que pese a lo grande y fuerte que era, en esos momentos se sentía vulnerable, sus ojos estaban húmedos.
-Tomás, ya está aquí… yo pensaba que nunca llegaría, pero de los millones de mujeres que hay en el mundo, tenía que ser ella, alguien inalcanzable para mí, yo soy un pobre marinero poco instruido y ella una reina.
-Alejandro, tú no eres tan poca cosa como ahora me quieres hacer ver, tú vales mucho, eres inteligente tienes tu propio negocio que nadie te ha regalado, desde joven has peleado por llevarlo adelante, y eres el mejor de todos los marineros.De acuerdo, tu nunca has tratado con esa clase de mujeres, pero eres amable con todo el mundo y a cada uno le das su lugar, por tanto a ella le puedes gustar, es más yo creo que le gustas mucho ya y pienso que pese a las posibles diferencias están hechos  el uno para el otro.
-Tomás voy a la cueva de la orquídea ya sabes que me gusta relajarme un rato y allí encuentro paz. Por favor ponme al tanto de lo que hace la señorita Victoria.
Victoria con la ayuda de Tomás rentó una habitación encima de la cantina
Pero el sueño no quería venir, su cuerpo se estremecía cuando recordaba el baile y aquellos besos con Alejandro, no podía dejar de pensar en ello a cada momento. Como su boca rozaba y  besaba suavemente su pelo, como sus fuertes brazos rodeaban con delicadeza su cuerpo, como a través de su blusa sentía la suave caricia de sus manos, como la piel se le erizaba cada vez que el respiraba junto a su cuello y como había deseado más que nada unirse a él y no despegarse nunca más.
Cuando se levantó estaba fatal, se la había pasado la noche dando vueltas y pensando, no podía ser él no era apropiado para ella, de acuerdo que parecía que todo el mundo en el pueblo le quería, en la cantina la habían contado que era bondadoso, hombre de honor, cariñoso con los niños y los ancianos a los cuales les proveía de cuanto necesitaban aun a cambio de quedarse él sin nada, pero ella no se había pasado toda la vida sacrificándose para subir cada vez más alto para ahora unirse a un hombre que no era su igual.
Pero creía que ya era tarde, el amor había entrado en su vida y lo había hecho con tal virulencia que alcanzaba cada uno de sus poros. Pero no! Tenía que ser drástica, huir de ese pueblo, huir de él, de su mirada, de sus casi inapreciables caricias y de sus besos, por qué si la volvía a besar, ya jamás podría amar a nadie.
Salió de la cantina y paseó un rato por las calles de aquel  precioso pueblo, gentes alegres, espontaneas, naturales, como lo era él pensó.
El corazón se le paró. Alejandro estaba delante de ella más guapo que nunca, su camiseta blanca abierta dejando ver un poco su pecho bronceado y parte de su tatuaje, su ojos ahora a la luz dulces, como la miel, su labios carnosos y frescos que le ofrecían una franca sonrisa, su melena brillante y suelta con la que el viento jugaba haciendo aparecer y desaparecer parte de su rostro y luego su forma de vestir un tanto descuidada, pero que a la vez le hacían tan atrayente , pantalones vaqueros  deshilachados metidos dentro de una recias botas..Efectivamente jamás había conocido a un hombre así. Pero no podía desfallecer tenía que salir de allí.dejarle atrás, olvidarle.
Pero Alejandro no se percató del estado de ánimo de ella y sacando sus brazos que tenía en su espalda le puso un ramo de rosas rojas en las suyas.
-Te dije que era un caballero, confieso que me enojaste mucho ayer, pero quiero pedirte que me perdones por cómo me comporte contigo.
Victoria no sabía qué hacer con las flores, estaba muy nerviosa y sus músculos se negaban a moverse ni la dejaban decir nada, por fin mirando una iglesia se le ocurrió decir.
-Te parece que lleve las flores a la virgen patrona de este pueblo.
-Muy bien, dijo Alejandro, muy buena idea, te acompaño.
Entraron en la iglesia y Victoria dejó las flores en la capilla de la Virgen, luego se arrodilló y rezó una corta plegaria mientras sentía los ojos de Alejandro clavados en su espalda.-. Se volvió y le dijo, todavía estás aquí?- Pues si respondió él yo también tenia cosas que preguntarle a Dios, quería preguntarle que va ha pasar con nosotros? Y casi a continuación se sentó junto a ella y la tomo de las manos. Victoria creyó ver que los ojos de él se humedecían
-Pues nada, eso es lo que va ha pasar.
-Victoria yo sé que es muy pronto para decir esto, yo soy el primero que no sé como ha sucedido, pero algo mágico ha pasado, o quizás es el destino el que nos tenía preparado este encuentro.
-No sé de qué me hablas.
-Si lo sabes, deja hablar a tu corazón, lo que nos ha sucedido es tan grande que es imposible que tu no sientas lo mismo que siento yo.
Victoria muy turbada y confusa, trata de poner distancia entre Alejandro y ella.
Pero Alejandro se acerca más y tomándola de los brazos la acercó junto a él y  hace que le mire a los ojos.
-Dime que no lo sientes, mírame a los ojos y dime que no sientes lo mismo que siento yo, no seas cobarde, deja salir por tu boca lo que retienes dentro de ti, lo que está en tu corazón y que ya nunca nos abandonará a ninguno de los dos.
-Bueno, si… desde ayer estoy confusa, siento algo dentro de mí  que me hace pensar en ti, pero…
-Yo sé que no estoy a tu altura, yo soy un humilde pescador, pero soy hombre de palabra y honesto puedo luchar hasta llegar a ser iguales, y piensa no hay fuerza superior que el amor.
-Alejandro. Simplemente esto no puede ser.
Y diciendo esto Victoria se soltó de Alejandro y salió corriendo de la Iglesia. Cuando puso fin a su loca carrera, se encontraba en una playa solitaria.
 Allí  frente a ese mar que le había traído junto a él, tenía que reconocerse a sí misma que estar juntos  la confundía, la turbaba, que un sentimiento muy profundo la hacía soñar con él, se preguntó si era verdad que en el corazón no se manda. Suspiró profundamente y tratando de calmarse, siguió el movimiento de las olas y el sonido de ellas, pero el mar no era precisamente lo que le haría dejar de pensar en él.
Tomás buscó a Alejandro en la cueva de la Orquídea, desde pequeños solían ir allí y pasar muchas horas jugando sin que nadie pudiera dar con ellos, más tarde él dejo de ir pero Alejandro siguió yendo, le gustaba  aquella cueva majestuosa, antiguo observatorio astronómico  de los primeros  pobladores de aquellas tierras. Desde allí y por la boca por donde se abría al cielo entraba el sol durante el día y rompía la oscuridad de la cueva dejando ver la gran belleza que la naturaleza había dejado en ella en el transcurso de los siglos, y en las noches aquel recinto se convertía en algo mágico, la luz de la luna entrando por la apertura abierta al cielo, le daba  una luz, tamizada, irreal, y la envolvía en un halo de misterio.
 -Alejando la señorita se encuentra en el pueblo, al parecer su amigo va a venir a recogerla en helicóptero.
-Tomás, mi corazón está roto, yo no sabía que el amor pudiera entrar así, tan pronto, tú sabes que desde muy joven he estado con muchas mujeres, pero era como un juego, ellas sabían que yo no las tomaba en serio y aún así deseaban estar conmigo, pero ahora es diferente, no sé cómo comportarme con Victoria, no tengo modales y cuando la veo solo quisiera, besarla, abrazarla, tenerla en mis brazos y no separarme nunca de ella.
-Alejandro. Eso es el amor, a ti siempre te ha sido muy fácil tener a cualquier mujer, solo has tenido que mirar a tu alrededor y extender tu mano. Ahora es diferente, estás enamorado y Victoria es igual a ti, tiene carácter y aún cuando yo estoy seguro que también te ama, lucha, pelea, por no rendirse a ese amor.
-Yo sé que no estoy a su altura, pero el amor que yo la ofrezco, nunca nadie se lo podrá dar, sé que estamos predestinados, de otra forma no nos hubiéramos encontrado en medio del mar, el lugar que tanto amo y que a partir de ahora aún  amaré más porque me  trajo a ella
-Pues entonces corre…ve a por ella, no permitas que se vaya de tu lado,
-Sí, no se puede marchar, antes tenemos que hablar...
Alejandro salió de la cueva y anduvo rápido por la playa hasta alcanzar su coche .Al llegar al pueblo y mientras lo aparcaba vio a Victoria que se disponía a cruzar una calle, vio con espanto como un coche entraba a gran velocidad a la calle y ponía en peligro a Victoria, corrió, como nunca lo había hecho, su corazón se aceleró y su cabeza parecía que le fuera a estallar, llegó justo cuando el coche iba a alcanzarla, la empujó y la retuvo con sus fuertes brazos.
-Imbécil. Tienes que conducir con más cuidado, por poco atropellas a la señorita.
Y diciendo esto se puso delante de Victoria y empujó hacia atrás al conductor que ya había salido del coche y se dirigía a ellos
.Este se volvió hacía otro hombre que venía con él y lanzándole las llaves le dijo displicentemente,-Yo llevaré a la señorita hasta el helicóptero luego tú coges el coche y regresas a casa-
Al momento Alejandro comprendió que aquel  hombre era el del yate donde Victoria se encontraba cuando subió a su barco.
-No tengo que darle cuentas de cómo conduzco, vengo a recoger a esta señorita.
-Pues, que quería recogerla con cuchara?
-Cállate! Tú no eres nadie
Rodrigo se fue hacía Alejandro con ánimo de entablar una pelea, pero Victoria se interpuso entre los dos hombres
-Él es el Capitán del barco que me trajo a puerto, dijo Victoria.
-Ah, el pescador que no quiso remolcar mi barco… bueno no soy rencoroso.
Y ostentosamente saco su billetero y saco una considerable cantidad de dinero.
Victoria le miro con preocupación, que hacía Rodrigo, no pretendería darle ese dinero a Alejandro?.
-Toma cógelo, por traer a la señorita
Alejandro no se inmutó, delante de Victoria, no quería demostrar lo brusco que podía ser con aquel imbécil.
-Tómalo, a fin de cuentas no eres más que un pobre pescador y no sabias quién soy yo.
-Si lo sé, usted es un payaso que se cree que todo se compra con dinero y hay cosas que tienen mucho valor pero no se pueden comprar.
Y volviéndose hacía Victoria.
-Y con este hombre es con quien tú te quieres marchar, Crees de verdad que esta clase de hombres son tus iguales? Por qué tienen dinero? Los que van por la vida pensando que todo se puede comprar?. Desgraciada la persona que crea que se puede comprar el amor, en el corazón no se manda.
-Pero que dice este tío? De que está hablando, no estará insinuando que está enamorado de ti?
-No lo estoy insinuando, lo estoy afirmando, amo a esta mujer con toda mi alma y con cada poro de mi cuerpo, le pertenezco y ella me pertenece a mí, soy suyo y ella es mía.
Victoria escuchaba las palabras de él aturdida, también quería que él le perteneciera y ella pertenecerle, para siempre.Rodrigo la sacó de sus pensamientos.
-Vamos, el helicóptero nos espera y cogiéndola de la mano tiró de ella con fuerza y la introdujo  en el coche. Victoria se dejó arrastrar por Rodrigo y se negó a mirar hacía atrás, ya estaba hecho,Rodrigo al casi obligarla a subir al coche había decidido por ella lo que hacer.

Alejandro quedó allí impotente, abatido, frustrado, sintiendo un dolor lacerante, viendo como la mujer que amaba se alejaba de él  y nunca volvería a verla.    CONTINUARA... 

1 comentario:

MARIA JESUS dijo...

aunque este capitulo es un poqquito mas largo, todabia sabe a poco. un beso

LA AUTORA

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